Hemos recibido este importante testimonio enviado por mail a nuestra Redacción.
LA MUERTE NO ES COMO TODOS LA IMAGINAN
Yo estaba en una cama de terapia intensiva del hospital después de un accidente en moto en la cual mi cabeza se estrello contra el pavimento ya que iba sin casco eso me produjo fracturas en tres pedazos, llegué según mi madre y hermana muerto, no había señales de vida — tenía la edad de 29 años. En un instante me vi parado sobre mis pies, y moviéndome con gran velocidad a lo largo de un espacio bien iluminado era muy fuerte la luz pero no me hacía daño a la vista, era gratificante. No veía paredes alrededor mío, pero me sentía como en un túnel lleno de lucecitas de todos los colores. No sentía viento, pero percibía que me movía con una enorme velocidad. A pesar de no entender hacia dónde me dirigía, ni para qué, sentía que al final de mi intenso vuelo, me esperaba algo muy importante y quería llegar cuanto antes a la meta.
Al final me encontré en un lugar lleno de brillante luz y noté que alguien estaba cerca de mí. Era alto, con largos cabellos dorados y vestido de blanco, ceñido con un cinturón. No hablaba, pero yo no sentía miedo, ya que irradiaban de Él gran paz y amor. Si no era Cristo, seguramente era uno de sus Ángeles." Después de esta experiencia, sentí que volví a mi cuerpo y me desperté, yo no quería estar de nuevo aquí, quería regresar. Era y fue lo más hermoso que había vivido. Estas cortas pero luminosas experiencias dejaron una profunda huella en mi alma.
Ahora Amo mas que nunca a mi señor JESUS, mi vida a cambiado, ya no soy el mismo de hace más de 25 años, lo único que pido a mis amigos y conocidos, es que sean sinceros y justos, ahora mas que nunca amo a los animalitos, sufro cuando veo un pajarito metido en una jaula, sufro cuando veo que maltratan a todos esos seres vivos que son los animalitos, me duele el corazón cuando veo que se maltrata a un niño, o un anciano, esas cosas no me gustan, mi vida cambió radicalmente a raíz de esa experiencia.
La muerte no es como muchos se la imaginan. Todos nosotros, en la hora de la muerte, tendremos que ver y vivir mucho para lo que no estamos preparados. La meta de este escrito es de ampliar y hacer más exacto nuestro entendimiento de la inevitable separación con nuestro cuerpo. Para muchos, la muerte es algo parecido a un sueño sin sueños. Uno cierra los ojos, se duerme y no hay nada más — la oscuridad. Sólo que el sueño se termina a la mañana, en cambio la muerte es para siempre. A muchos les espanta lo desconocido: "¿qué pasará conmigo?" Así tratamos de no pensar en la muerte. Pero en el fondo sentimos una vaga ansiedad y una confusa inquietud ante lo inevitable. Cada uno de nosotros tendrá que pasar esta frontera. Sería útil pensar y prepararse.
Pueden preguntar: "¿En qué pensar y a qué prepararse? No depende de nosotros. Llegará el tiempo — moriremos y eso es todo. Mientras, todavía tenemos tiempo; hay que tomar de la vida todo lo que ésta pueda ofrecer: comer, beber, amar, luchar por el poder, el honor y la gloria, ganar dinero, etc. Es preciso no pensar en lo que es difícil y desagradable y en particular no permitirse pensamientos sobre la muerte." Así hace la mayoría
Patricio Navarrete
Junio 2009