Madre, Madre nuestra de los Cielos y de la Tierra. Virgen Santísima, luz eterna que fecundas los soles, las estrellas y los planetas… Madre Santa, pureza infinita, amor creador de todas tus creaturas y los infinitos universos. Tú, que con tu dolor y sacrificio lo limpias todo, que con tu dulzura haces brillar hasta el más oscuro lodo, que con tu perfume envuelves al cosmos y bajo tu manto das vida a cada cosa y a cada ser, llévanos con tu sutil y preciosa energía tras los pasos de tu Hijo, nuestro Rey y Señor.
Madre Myriam, Madre de todas las madres, cuídanos de nuestras debilidades y danos la fuerza con tus caricias a nuestros corazones para crecer en busca de tu acogimiento. Abrázanos como tus hijos y muéstranos el Camino que creaste por amor a nosotros. Perdona nuestros pecados, muéstranos la gloria de tu Reino, que es el Reino de nuestro Padre y tu Hijo, Cristo. Guíanos, cuídanos, enséñanos Madre nuestra y nunca nos dejes caer ante el adversario.
Que nuestra vida sea siempre para la devoción de tu dulzura y tu belleza y nuestras palabras sólo sean para alabanza de tu Hijo. Conviértenos en tus niños, quita de nosotros toda maldad y oscuridad que nos impidan ir a tu encuentro, ilumina eternamente nuestros pasos y sujétanos de la mano con la fuerza de la misericordia de tu corazón inmaculado.
Gracias Madre, gracias vida nuestra, gracias porque con tu infinita paciencia y tolerancia aún nos proteges y con tus lágrimas en el rostro nos anuncias el retorno de tu hijo Jesucrísto, para alegría y gozo de todos los justos y buenos y para el pesar de tus hijos malditos.
Que la Santa Justicia se haga sobre nosotros.Amén.
Matías Guffanti
8 de Diciembre 2016