TRES DIAS EN PALERMO
Por Francesca Mondin
Hace dos años que esperaba poder ir a Via D'Amelio el 19 de Julio a la manifestación para impedir que el Estado ponga coronas fúnebres, para ver adonde fuera asesinado el juez Paolo Borsellino, donde vivieron Paolo y Giovanni y donde la mafia se respira en cada esquina y en cada callejón. Quería ir a Palermo para hacer sentir a los jueces, que ahora corren el riesgo de ser asesinados por buscar la verdad en pos de un Estado limpio, que no están solos, que les estoy agradecida por todo lo que están haciendo. Ver esos lugares de que he leído tantas veces en los periódicos, ver a la famosa y odiada Palermo, donde los desvalores del mal y los valores del bien se enfrentan todos los días, tratando de avanzar quitando terreno los unos a los otros.
Es por ello que al llegar a la Redacción de la revista AntimafiaDuemila situada una ciudad que se encuentra precisamente arriba de Palermo, desde la cual se ve toda la ciudad y el mar, sentí una emoción pero al mismo tiempo angustia.
Así fue que el 18 estaba allí en Palermo, en el hall de la Facultad de Jurisprudencia, cuando desde lejos escuché un coro de voces gritando “FUERA-LA MAFIA-DEL ESTADO... FUERA-LA MAFIA-DEL ESTADO” que se hacía cada vez más fuerte a medida que se acercaba: era la caravana de personas con pancartas y “agendas rojas”, a la cabeza Salvatore Borsellino y Giorgio Bongiovanni, entran, silencio y luego una vez más, un coro fuerte y estridente: “FUERA-LA MAFIA-DEL ESTADO... FUERA-LA MAFIA-DEL ESTADO” hasta colmar el hall.
Me estremecí por dentro, quería conocer y saber para poder luchar y ver a esta sociedad cambiar realmente, entonces, el deseo de escuchar las ponencias de los magistrados era cada vez más fuerte.
Sentada en los escalones del hall, al lado del panel de oradores, me parecía extraño ver tan de cerca a Ingroia, Di Matteo, Scarpinato, verdaderos servidores de las Instituciones, que luchan por nuestro Estado; personas que bajo ese aspecto serio y educado de hombres de las Instituciones son como nosotros, seres humanos como lo fueron Paolo Borsellino y Giovanni Falcone, y tantas otras personas víctimas de la mafia de la corrupción y de la maldad del hombre cegado por el poder.
Entonces comprendí que a estas personas no les interesa convertirse en héroes, así como tampoco les interesaba a Falcone y a Borsellino, sino que pretenden seguir siendo simplemente hombres, y que somos nosotros quienes los obligamos a revestir este papel de héroes; porque si cada ciudadano fuera coherente con su rol de ciudadano, trabajando por un Estado común y justo, sin la prevaricación de uno sobre otro, no habrían héroes, sino muchos ciudadanos libres.
Concepto que además fue destacado por Ingroia y Di Matteo, al pedir que no les dejaran solos y al explicar que necesitamos estar unidos para derrotar a la mafia, que así como nosotros necesitamos de ellos, ellos necesitan de nosotros y de nuestro apoyo.
Explicaron cómo el sistema mediático trabaja atacando a la magistratura y denigrando a los jueces que han abierto nuevamente las investigaciones sobre los atentados y sobre la “negociación”, explicándonos cómo ensucian el terreno para confundir lo verdadero con lo falso, de modo tal de crear una opinión pública superficial y carente de conocimiento.
Un claro ejemplo de ello son los afiches que han empapelado Palermo sobre el caso de Massimo Ciancimino*, con el título: “De tal padre, tal hijo”, que como dejó bien claro Ingroia es falso. Don Vito es diferente de Massimo, son dos personajes muy diferentes, y ese mensaje escrito pretende ser muy sibilino, ya que trata de anular todos los pasos que se han dado hacia adelante, incluso gracias a declaraciones de Massimo.
Di Matteo explicó detalladamente cómo funcionan las reformas a la justicia que el gobierno quiere llevar a cabo y porqué son inconstitucionales, subrayó además que es nuestro deber/derecho, defender la constitución y la magistratura.
Del análisis detallado se pasó a uno más general, Scarpinato realizó una lectura histórica del fenómeno, es decir, permitió contextualizar mejor las fases y las maniobras del poder en nuestro país.
Luego llegó el turno de Giulietto Chiesa, quien con gran capacidad logró complementar el discurso, pasando del argumento mafia/poder a cómo los medios de comunicación masiva influencian la opinión pública.
Describió una relación entre mafia y poder político que para mí era nueva.
El encargado de hacer el cierre de la conferencia fue Salvatore Borsellino, quien a pesar de estar muy cansado logró como siempre dar al conjunto esa fuerte carga emotiva.
El nivel de cultura de estas personas y la capacidad de explicar los conceptos de una forma tan clara como para que cualquier oyente pueda entender es algo que me causó gran fascinación. Me emocionó mucho además ver a la gente tan entusiasta, tan decidida a cambiar, tan cansada de ser usada y controlada por un sistema que como un cáncer destruye el propio hábitat hasta consumir sin medida los recursos de la Tierra.
Esta velada me aportó mucho, me sirvió mucho todo ésto, para interiorizar conceptos escuchados a otros. Así como ir a donde fue asesinado Paolo me emocionó mucho, ver el lugar y escuchar como sus amigos magistrados hablaron de él en las cartas que le han dedicado fue como si una parte de él siga estando en ellos, fueron capaces de transmitir su lado humano y sus valores: Verdad y Justicia.
Gracias a los magistrados que participaron el 18 por la noche y el 19, gracias a los organizadores de las tres jornadas y gracias a la redacción de la revista AntimafiaDuemila por darme la posibilidad de vivir esta experiencia.
Francesca Mondin
25 de Julio de 2011