Por Omar Cristaldo
Comparto con ustedes este escrito, lo hace Mauro Alan Panunzi, (para Radio Pereira Italia) recordando un año de la muerte de Santiago Ayala Asoya de 14 años, que tuviera una muerte violenta en manos de su padrastro con la complicidad de la madre, ellos están cumpliendo hoy en día una condena de 35 y 25 años de cárcel. El miércoles 5 de enero/2011 una de sus hermanitas Antonia de 8 años de edad se me acerca en el merendero y me comenta todo lo que paso aquel día, con su hermano, como queriendo avivar el recuerdo de su hermano o que no lo olvidemos que se cumplía un año, inconscientemente, y la última vez que estuvo por el merendero era justamente día de reyes.
Con amor fraterno
Omar Cristaldo
7 de enero 2011
Santiago no viene al centro desde hace demasiado tiempo, se empiezan a oir voces. Su madre pasa raramente por estas partes, su padre no existe. No se donde pasa las noches, no se en que calle está trabajando, no tengo la más mínima idea de donde podría localizarle. Su hermana Antonia no es capaz todavía de decir frases sensatas, su hermano Hugo es el chico más agresivo de toda la banda. Salvaje, inaccesible, pero en él veo esperanza. Como único joven del centro creo que ha llegado mi momento. Tengo que conseguir sacarle alguna palabra.
Cada vez que en la “cancha” se juega un partido de fútbol consigo, casi por magia, capturar la atención de todos los presentes con una prefación al juego. En la imaginación colectiva yo soy “el entrenador italiano” y para los chicos no sucede todos los días encontrar a uno. Para mí este momento representa la mejor ocasión para ser escuchado. Terminado el discurso, me siento para ver el partido. Hugo se sienta a mi lado y poco después ya estamos en sintonía.
Le explico como funciona el juego en equipo, no hay nada más sencillo. No me mira nunca a los ojos, pero ya es extraordinario que asienta con la cabeza. Sin darme cuenta entro demasiado en la intimidad preguntándole que ha sido de su hermano mayor. Hugo se pone de pié de un salto, se aleja y vuelve con una piedra en la mano que me lanza a pocos centímetros del rostro. Me quedo estupefacto y le observo mientras escapa entre las chabolas.
No creí que fuese tan difícil, evidentemente estoy todavía en el comienzo del camino.
Nadie logra explicarse la ausencia de Santiago, pero la que más se preocupa de todos nosotros es Hilda, la más experta en situaciones delicadas como ésta. Quizás sea mejor que yo aprenda de ella. Su increíble modo de ser materno le hace posible relacionarse con cualquier chico, incluso con el más rebelde. Pero esta vez no logra obtener ninguna información más.
Pasan veintidós días desde la última firma de Santiago en el registro de las presencias, pero nadie sabe explicarse que es de él. De repente, un domingo por la mañana, la cruda verdad: un perro encuentra su cuerpo enterrado en un parque no muy lejos del centro de la ciudad. Nos enteramos todos leyendo las noticias locales. Golpeado a muerte por la nueva pareja de la madre, Santiago se ha dejado llevar hacia el último sueño, el más largo de siempre. Precisamente en su cama de madera. No oso imaginar bajo que efectos estaba ese hombre, que desapareció después de lo sucedido, para tomárselas con un niño de once años usando toda su fuerza
En una atmosfera pesada, organizamos un pequeño funeral al que participan muchas más personas de las que nos esperábamos. Los niños no se dan cuenta de lo que ha pasado y siguen jugando entre ellos. Pocas lágrimas, no es la primera vez que suceden episodios como éstos.
Observando las personas a mi alrededor me doy cuenta de lo que vale una vida en una situación social parecida. Después pienso que tan importante pueda ser mi vida, la vida de un italiano..
Lo olvido demasiado a menudo.
Mientras espera a que la interroguen, la madre de Santiago está temporalmente en la carcel femenina de Asunción. Pero cada vez que vuelvo a casa, cada vez que cae la noche, cada vez que saludo a todos y me doy la vuelta para ir a casa me queda grabada en la mente la imagen de Antonia que lleva puestas camisetas tres tallas más grandes que ella, que se mete bajo las mantas de cartón de su nueva camita, al lado de su nueva familia, la familia de su mejor amiga Celeste.
Dirección en internet:
http://www.radiopereira.it/2010/12/quanto-conta-essere-noi.html/comment-page-1#comment-4599
Con amor fraterno
Omar Cristaldo
7 de enero 2011
CUANTO CUENTA SER NOSOTROS
Mauro Alan Panunzi
Mauro Alan Panunzi
Santiago no viene al centro desde hace demasiado tiempo, se empiezan a oir voces. Su madre pasa raramente por estas partes, su padre no existe. No se donde pasa las noches, no se en que calle está trabajando, no tengo la más mínima idea de donde podría localizarle. Su hermana Antonia no es capaz todavía de decir frases sensatas, su hermano Hugo es el chico más agresivo de toda la banda. Salvaje, inaccesible, pero en él veo esperanza. Como único joven del centro creo que ha llegado mi momento. Tengo que conseguir sacarle alguna palabra.
Cada vez que en la “cancha” se juega un partido de fútbol consigo, casi por magia, capturar la atención de todos los presentes con una prefación al juego. En la imaginación colectiva yo soy “el entrenador italiano” y para los chicos no sucede todos los días encontrar a uno. Para mí este momento representa la mejor ocasión para ser escuchado. Terminado el discurso, me siento para ver el partido. Hugo se sienta a mi lado y poco después ya estamos en sintonía.
Le explico como funciona el juego en equipo, no hay nada más sencillo. No me mira nunca a los ojos, pero ya es extraordinario que asienta con la cabeza. Sin darme cuenta entro demasiado en la intimidad preguntándole que ha sido de su hermano mayor. Hugo se pone de pié de un salto, se aleja y vuelve con una piedra en la mano que me lanza a pocos centímetros del rostro. Me quedo estupefacto y le observo mientras escapa entre las chabolas.
No creí que fuese tan difícil, evidentemente estoy todavía en el comienzo del camino.
Nadie logra explicarse la ausencia de Santiago, pero la que más se preocupa de todos nosotros es Hilda, la más experta en situaciones delicadas como ésta. Quizás sea mejor que yo aprenda de ella. Su increíble modo de ser materno le hace posible relacionarse con cualquier chico, incluso con el más rebelde. Pero esta vez no logra obtener ninguna información más.
Pasan veintidós días desde la última firma de Santiago en el registro de las presencias, pero nadie sabe explicarse que es de él. De repente, un domingo por la mañana, la cruda verdad: un perro encuentra su cuerpo enterrado en un parque no muy lejos del centro de la ciudad. Nos enteramos todos leyendo las noticias locales. Golpeado a muerte por la nueva pareja de la madre, Santiago se ha dejado llevar hacia el último sueño, el más largo de siempre. Precisamente en su cama de madera. No oso imaginar bajo que efectos estaba ese hombre, que desapareció después de lo sucedido, para tomárselas con un niño de once años usando toda su fuerza
En una atmosfera pesada, organizamos un pequeño funeral al que participan muchas más personas de las que nos esperábamos. Los niños no se dan cuenta de lo que ha pasado y siguen jugando entre ellos. Pocas lágrimas, no es la primera vez que suceden episodios como éstos.
Observando las personas a mi alrededor me doy cuenta de lo que vale una vida en una situación social parecida. Después pienso que tan importante pueda ser mi vida, la vida de un italiano..
Lo olvido demasiado a menudo.
Mientras espera a que la interroguen, la madre de Santiago está temporalmente en la carcel femenina de Asunción. Pero cada vez que vuelvo a casa, cada vez que cae la noche, cada vez que saludo a todos y me doy la vuelta para ir a casa me queda grabada en la mente la imagen de Antonia que lleva puestas camisetas tres tallas más grandes que ella, que se mete bajo las mantas de cartón de su nueva camita, al lado de su nueva familia, la familia de su mejor amiga Celeste.
Dirección en internet:
http://www.radiopereira.it/2010/12/quanto-conta-essere-noi.html/comment-page-1#comment-4599