MARIO VERARDI
Testimonio : ...16 años con Mario... ¡el Presidente!
¡Han transcurrido 16 años desde que en aquel lejano 1993, Mario y yo nos hemos encontrado!
Entonces estábamos comprometidos en la misión en Bosnia, en la Bosnia en guerra... eran momentos terribles, pero mi deseo de ir a Medjugorie era muy fuerte... ¡quería regresar al lugar Santo donde había recibido tanta ayuda cuando me sentía tan desesperada! ¡El día que me propusieron ir a hacer un poco de voluntariado inmediatamente dije que si!
Enseguida las cosas empezaron a salir bien, ¡todo encajaba como si alguien conspirase a éste deseo! Ahora comprendo que pasé a formar parte de un designio que no era más el mío, ¡yo era solo una pequeñísima pieza del gran Mosaico de la Creación!
Todo ha comenzado así, parecía por casualidad pero no lo era.
Este es el atractivo misterioso de los caminos del Señor...
Han transcurrido 16 años y este atractivo es todavía más fuerte. Es esto lo que cada mañana me hace decir: ¿Señor cuál es la dirección que debo tomar hoy? Con Mario habíamos comenzado a colaborar. Hacíamos colectas en todos aquellos lugares que nos lo permitían y luego con las furgonetas y los camiones más o menos grandes partíamos cada 15 días. A veces estábamos solos, otras veces nos incorporábamos a las columnas de otros vehículos que se encontraban en el barco o por la carretera. Hemos compartido experiencias espléndidas que me han comprometido a tal punto, que ya no hay salida.
No es fácil vivir con Mario, pero lo estimo muchísimo por su capacidd y por su honestidad. Hace siempre más de una cosa a la vez, contemporáneamente programa otras diez... Tiene el corazón tan lleno de amor por los niños que querría ayudarlos a todos…. no se pone límites. Después de Bosnia hemos estado repetidamente en Camerún, Brasil, Colombia, Rumania, Congo, etc... lamentablemente no siempre puedo acompañarle y lo siento mucho porque mi más grande deseo es compartir con él ¡lo más posible! Lo que más me importa es estar cerca de él todos los días y, alguna vez, defenderle de si mismo. Tenemos continuamente gente a nuestro alrededor, jóvenes, que se sienten muy atraídos por Mario. Intentamos estimular con nuestro testimonio a que las personas se abran al mundo, demostrar que no son cosas excepcionales, sino que se pueden hacer y que es posible hacerlas.
Intentamos transmitir que hay más alegría en el dar que en el recibir.
Trabajamos mucho: mermeladas, patés, licores, mercadillos, bomboneras, espectáculos, cenas, etc; cuando vamos en misión con el dinero que hemos recaudado con tanto sacrificio para destinarlo a algún proyecto, tenemos que multiplicar mucho, mucho, su valor. Normalmente, en estos países pobres, piensan que los blancos sean todos ricos y sienten de pedir, dando poca importancia a lo que reciben. Nosotros les hacemos comprender que lo que les llevamos es el fruto del trabajo de muchos voluntarios, que renuncian a su tiempo libre y que se sacrifican para poder ayudar a quien está más necesitado y para que haya un poco más de justicia en este mundo de injusticias sociales.
Vivir al lado de Mario, -nos hemos casado hace 12 años-, es vivir en trinchera... cada día es una emergencia... cada día es distinto del anterior. Mario está siempre dispuesto a ofrecer todo a todos... no existe lo “mío” o lo “tuyo”... ¡si se tiene algo se pone a disposición de todos! ¡Confieso que aceptar esto a veces me cuesta... pero Mario es así!
Sucede que él regala todo lo que tiene en la maleta... Mario, como yo, no tiene una talla fácil... y cuando vuelve a casa y no tiene nada que ponerse surge, por decirlo de alguna manera, un problema logístico. Nos divertimos mucho juntos... no tenemos miedo de nada... siempre dispuestos a aceptar cualquier situación, en cualquier lugar, porque, para nosotros, no importa como salgan las cosas, va siempre bien.
Sabemos que no estamos nunca solos, que una multitud de Ángeles nos acompañan, especialmente nuestros queridos Pina y Gabriele, están con nosotros y nos ayudan.
Sabemos que ellos nos esperan, ¡cuando sea nuestro momento!
Estamos serenos, seguros de haber vivido... y haciendo lo mejor que podemos, espero, para llevar a cabo lo que nos ha sido confiado.
Entonces estábamos comprometidos en la misión en Bosnia, en la Bosnia en guerra... eran momentos terribles, pero mi deseo de ir a Medjugorie era muy fuerte... ¡quería regresar al lugar Santo donde había recibido tanta ayuda cuando me sentía tan desesperada! ¡El día que me propusieron ir a hacer un poco de voluntariado inmediatamente dije que si!
Enseguida las cosas empezaron a salir bien, ¡todo encajaba como si alguien conspirase a éste deseo! Ahora comprendo que pasé a formar parte de un designio que no era más el mío, ¡yo era solo una pequeñísima pieza del gran Mosaico de la Creación!
Todo ha comenzado así, parecía por casualidad pero no lo era.
Este es el atractivo misterioso de los caminos del Señor...
Han transcurrido 16 años y este atractivo es todavía más fuerte. Es esto lo que cada mañana me hace decir: ¿Señor cuál es la dirección que debo tomar hoy? Con Mario habíamos comenzado a colaborar. Hacíamos colectas en todos aquellos lugares que nos lo permitían y luego con las furgonetas y los camiones más o menos grandes partíamos cada 15 días. A veces estábamos solos, otras veces nos incorporábamos a las columnas de otros vehículos que se encontraban en el barco o por la carretera. Hemos compartido experiencias espléndidas que me han comprometido a tal punto, que ya no hay salida.
No es fácil vivir con Mario, pero lo estimo muchísimo por su capacidd y por su honestidad. Hace siempre más de una cosa a la vez, contemporáneamente programa otras diez... Tiene el corazón tan lleno de amor por los niños que querría ayudarlos a todos…. no se pone límites. Después de Bosnia hemos estado repetidamente en Camerún, Brasil, Colombia, Rumania, Congo, etc... lamentablemente no siempre puedo acompañarle y lo siento mucho porque mi más grande deseo es compartir con él ¡lo más posible! Lo que más me importa es estar cerca de él todos los días y, alguna vez, defenderle de si mismo. Tenemos continuamente gente a nuestro alrededor, jóvenes, que se sienten muy atraídos por Mario. Intentamos estimular con nuestro testimonio a que las personas se abran al mundo, demostrar que no son cosas excepcionales, sino que se pueden hacer y que es posible hacerlas.
Intentamos transmitir que hay más alegría en el dar que en el recibir.
Trabajamos mucho: mermeladas, patés, licores, mercadillos, bomboneras, espectáculos, cenas, etc; cuando vamos en misión con el dinero que hemos recaudado con tanto sacrificio para destinarlo a algún proyecto, tenemos que multiplicar mucho, mucho, su valor. Normalmente, en estos países pobres, piensan que los blancos sean todos ricos y sienten de pedir, dando poca importancia a lo que reciben. Nosotros les hacemos comprender que lo que les llevamos es el fruto del trabajo de muchos voluntarios, que renuncian a su tiempo libre y que se sacrifican para poder ayudar a quien está más necesitado y para que haya un poco más de justicia en este mundo de injusticias sociales.
Vivir al lado de Mario, -nos hemos casado hace 12 años-, es vivir en trinchera... cada día es una emergencia... cada día es distinto del anterior. Mario está siempre dispuesto a ofrecer todo a todos... no existe lo “mío” o lo “tuyo”... ¡si se tiene algo se pone a disposición de todos! ¡Confieso que aceptar esto a veces me cuesta... pero Mario es así!
Sucede que él regala todo lo que tiene en la maleta... Mario, como yo, no tiene una talla fácil... y cuando vuelve a casa y no tiene nada que ponerse surge, por decirlo de alguna manera, un problema logístico. Nos divertimos mucho juntos... no tenemos miedo de nada... siempre dispuestos a aceptar cualquier situación, en cualquier lugar, porque, para nosotros, no importa como salgan las cosas, va siempre bien.
Sabemos que no estamos nunca solos, que una multitud de Ángeles nos acompañan, especialmente nuestros queridos Pina y Gabriele, están con nosotros y nos ayudan.
Sabemos que ellos nos esperan, ¡cuando sea nuestro momento!
Estamos serenos, seguros de haber vivido... y haciendo lo mejor que podemos, espero, para llevar a cabo lo que nos ha sido confiado.
Annamaria Mortara
7 de julio 2009