
En estos días, entre muchos pensamientos, resurgen en la mente las imágenes captadas por el telescopio James Webb. Imágenes a las que, por lo que a mí respecta, no les estamos dando la debida importancia.
Pásenme el término "importancia", obviamente hay temas más importantes en el mundo que debemos tomar en extrema consideración, pero dejemos por un momento los problemas en este martirizado planeta y síganme con un salto en este corto viaje a las profundidades del Cosmos.
Pero qué bello es ser ¿diferente? La diversidad: descubrir cosas donde antes no se conocían, encontrar nuevas personas, hacer amistades y las risas que eso conlleva. ¿Cuán tontos somos al no considerar a una persona que habla una lengua extranjera o tiene un color de piel diferente como nuestro hermano o hermana? ¡No existen tales barreras y no deberían existir este tipo de barreras!
Somos nosotros, pobres ingenuos, los que hemos dividido el planeta zonas llamadas estados y competimos y, en el peor de los casos, hacemos la guerra como si alguien tuviera que ser necesariamente mejor que el otro; ¡pero no es así!
Entonces al final ¿Qué somos? Somos una única familia cósmica. Somos todos hermanos y hermanas del único Creador, que es Padre y Madre y que ha manifestado toda esta maravilla que pueden ver en las imágenes del telescopio James Webb: imágenes que representan un solo granulo de lo que la Creación puede ofrecer.
Thomas Cocchetto
9 de septiembre de 2023
14.07.22 El corazón pulsante del cosmos y el espíritu omnicreante
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