De Stefania Bachetti y Maurizio Santamaria
El pasado lunes por la mañana (4 de septiembre) recibimos una "visita" muy particular.
Maurizio, al abrir la ventana de la cocina, vio una hermosa mantis religiosa posada en la pared exterior de la mosquitera. La cosa increíble es que las persianas estaban cerradas desde la noche anterior.
Intentamos levantar la mosquitera para poder abrir las persianas, esperando que no volara y ella permaneció inmóvil. Con asombro nos acercamos para observarla mejor. Inmediatamente percibimos una energía bellísima una suerte de protección, como si aquella mantis fuese un ser espiritual.
Una profunda ternura nos impulsó a hablar con ella y ella comenzó a moverse, giró la cabeza de un lado a otro y luego se detuvo para mirarnos durante un largo rato, haciendo pequeños movimientos incluso con la boca, como si quisiera comunicarse con nosotros. Intenté ponerme en contacto con ella, apoyando mi dedo en los pequeños agujeros de la mosquitera a la que estaba aferrada, para sentir la extremidad de su pequeña pata tan delgada. Ella no estaba molesta por eso.
Después de un rato, el viento empezó a soplar intensamente, el aire la hacía oscilar mucho, pero se mantuvo firme. Cuando el viento dejó de soplar, nuestra simpática invitada se hizo un "paseo" a lo largo de la mosquitera, mostrándonos varias poses, en una de ellas sus patas traseras abiertas formaban la letra "M"; luego se puso de cabeza. No podíamos hacer otra cosa que admirarla.
De repente, la mantis subió y sentí dentro de mí la sensación de que debía mirar hacia el cielo. Había nubes y de repente formaron en sentido oblicuo, una gran cruz blanca que se destacaba sobre el cielo azul. Al cabo de unos minutos todo volvió a la calma y la cruz se desvaneció. Una gran emoción.
La mantis se quedó con nosotros todo el día y se fue tarde en la noche, después de que salimos de casa.
Un fuerte abrazo, con amor
Stefania Bachetti y Maurizio Santamaría
7 de setiembre de 2023
