Por Francesca Bianchin
El 29 de octubre en la región italiana del Triveneto y en particular en la zona de Belluno, el mal tiempo ha causado una gran devastación. En la zona de Treviso el Piave se ha desbordado en algunas partes, afortunadamente sin causar muchos daños, el puente provisional "Bailey" ha quedado literalmente destrozado por las aguas, pero no el puente sobre el Piave, que es de hierro, sino la parte para acceder al puente, que fue construida justo para autodestruirse por si sola una vez terminado de restaurar el puente viejo de cemento. Es decir que la parte izquierda y derecha del Piave se encuentran aislados desde hace unas semanas, hasta que se arregle el puente Bailey, pero al final, en resumen de cuentas, nos ha ido bien también esta vez.
Pero el mal tiempo no ha causado sólo el aumento del cauce de varios ríos en la llanura, sino que ha causado huracanes en las montañas de Belluno, Carnia, Cansiglio, Trentino, que ha dado origen a una verdadera apocalipsis, pérdidas enormes, edificios y calles destruídas, y millones de árboles de montaña arrancados de raiz y tirados como bolos, árboles seculares caídos en pocos segundos, se han contado miles de millones de euro de daños.
Los expertos dicen que ya no volveremos a ver jamás nuestras montañas como eran antes, que hará falta años para eliminar los árboles que se han caído y 100 años para volver a ver el paisaje antiguo.
Hay dos cosas que me han impactado en este contexto, las fechas y la caída de los árboles.
El 4 de noviembre Italia ha celebrado los 100 años del fin de la primera guerra mundial, la gran guerra, que se combatió justo en nuestras montañas del triveneto, y es como si la madre tierra hubiera querido celebrar a su forma ese terrible baño de sangre que significó la guerra del 1915/18.
Murieron millones de personas en una guerra fratricida, entre hermanos del mismo continente y también entre hermanos italianos, entre quienes eran soldados de regimientos austríacos porque todavía estaba bajo el dominio del imperio habsbúrgico, y quienes estaban en los regimientos italianos.
Una guerra cruenta, la primera guerra con las nuevas armas químicas, cañones, ametralladoras, aviones que fueron usados por primera vez en una batalla, ya no se usaban solo las espadas para apoderarse de un poco de tierra o pocos fusiles viejos, había una nueva industria bélica con la que experimentar y dirigir sobre el campo.
Ahora bien, después de 100 años exactos desde que terminó aquel apocalipsis, la madre tierra nos hace llegar otro sobre esas mismas montañas, sobre esa misma tierra, Veneto y Triveneto. Nunca antes había ocurrido que llegaran huracanes en la montaña, nunca había ocurrido antes una semejante devastación de árboles, esos árboles que son el oxígeno de los seres humanos, nuestro aire, nuestra protección del sol, la proteción de las montañas con sus raíces.
¿Qué nos quieres decir, madre tierra, qué nos quieres hacer entender a nosotros, seres indignos de pisar tu amado suelo?
¡Y luego otra noticia me ha hecho pensar! En el bosque del Cansiglio, el bosque ‘dei dogi’, situado entre los confines de Treviso, Belluno y Pordenone, ¡también aquí cientos de árboles seculares han caído como palillos y por milagro los viveros del cuerpo forestal han quedado indemnes de la furia del viento! El vivero dónde hacen crecer los jóvenes vástagos autóctonos de las plantas del bosque, no ha sido tocado para nada, también aquí hay un mensaje subliminal inmenso de la naturaleza, fuera los viejos árboles seculares y se salvan los troncos jóvenes, como si quisiera decir fuera lo viejo y adelante lo nuevo, que vayan adelante los jóvenes.
Haré nuevas todas las cosas está escrito en el bibbia, la naturaleza ya está empezando su tarea, somos a veces nosotros los que no sabemos captar los mensajes que nos manda constantemente a nosotros los terrestres, que pensamos que podemos manejar los 4 elementos de la naturaleza, el ejército invencible de Dios, sin embargo son ellos los que nos dominan a nosotros y el ejército invencible de Dios, después de 100 años exactos desde que terminó la gran guerra, ha demostrado que es más fuerte que cualquier ejército de las naciones de la tierra. Los seres humanos celebran la victoria o la pérdida de una guerra, olvidándonos que existe un ejército más grande y poderoso que tampoco se olvida de los acontecimientos del pasado y casi parece que también ha querido recordar este aniversario. Esta parte de la tierra se impregnó hace 100 años de la sangre de millones de muertos, y la tierra es como si hubiera querido recordar aquella sangre, la sangre de aquellas jóvenes vidas muertas por mano de viejas aristocracias y viejos imperios que poco más adelante caerían para siempre.
Asociándome luego a las palabras de Giorgio del 1 de noviembre, dónde dijo que quiere dar espacio a los jóvenes en las arcas, a lo mejor no todos han entendido bien el porqué de esta elección, ya que nadie se siente tan viejo como para hacerse a un lado, porque el cuerpo envejece pero el espíritu se mantiene joven. Leyendo en los días siguientes la noticia del vivero que seguía viviendo y de los árboles seculares caídos, me ha hecho reflexionar sobre que la madre tierra ya lo está haciendo, ya está poniendo en práctica este plan, por lo tanto es un mensaje subliminal que tiene un doble valor, y si uno no reflexiona sobre ello se nos puede pasar desaparecibido, pero si reflexionamos bien de verdad, de verdad, dan escalofríos.
Bianchin Francesca
4 de noviembre de 2018
