HE ESCRITO EL 5 NOVIEMBRE 2009:
HE AQUI UN VERDADERO CURA. UN VERDADERO MINISTRO DE CRISTO.
LEED, MEDITAD Y DEDUCID.
GIORGIO BONGIOVANNI
ESTIGMATIZADO
SANT’ELPIDIO A MARE (ITALIA)
5 DE NOVIEMBRE 2009
¡POBRE CRISTO!
De Paolo Farinella, cura
Génova, 5 de noviembre 2009. – Los periódicos del 5 de noviembre del 2009, han publicado la foto de Berlusconi que tiene en la mano un Crucifijo, bastante grande. Las crónicas dicen que se lo había dado el cura de Fossa, en el ámbito de la entrega de las casas (después del terremoto de L´Aquila). Si hay una imagen blasfema es precisamente esta: la persona que ha promulgado una ley incivil contra los “cristos inmigrantes”, que habla de “defensa de los valores cristianos”. Un cura que entrega el crucifijo a Berlusconi es un perjurio como él o peor. ¡Pobre Cristo! Defendido por una masa de ladrones que no solo se burlan de Él, sino que además Lo crucifican de nuevo con la bendición del Vaticano, que por boca de su eximio secretario de Estado, agradece al gobierno por el recurso que presentará a la Corte de Apelación de Estrasburgo.
Podemos decir que hay una nueva “Compañía de Jesús”, hecha de corruptos, de corruptores, de ladrones, de evasores, de mafiosos, de altos prelados, cómplices de blasfemia y de indecencia, de ateos oportunistas, de cultores de valores y de “raíces” cristianas... quien prepara la cruz, quien la cuerda, quien los clavos, quien las espinas, quien el vinagre... y los sumos sacerdotes que hacen espectáculos para aplaudir. Mientras sobre el “pobre Cristo” de nombre Stefano Cucchi, muerto por falta de “nutrición e hidratación”, nadie ha pronunciado una palabra de condena hacia los culpables del homicidio, ni siquiera los monseñores que han gritado “asesino” al papá de Eluana Englaro (muerta por eutanasia después de años en coma).
Pobre Cristo, ¡defendido por curas como adorno y recogedor de polvo en los lugares públicos y olvidado por todos como Hombres-Dios, que acoge a todos y declara que son beatos los pobres, los mansos, los que lloran, los constructores de paz, los perseguidos, los hambrientos! Pobre Cristo, defendido por los adoradores del dios Po (el rio más importante de Italia) y de Odino, que hacen de ello un signo de civilización, mientras dejan morir de hambre y de frío a pobres desventurados que buscan una retazo de vida. Pobre Cristo, defendido por la “ministra” Gelmini que transforma el Crucifijo en un objeto de la tradición, exactamente como la pizza, el queso pecorino, los tortellini. Pobre Cristo, defendido por el cardenal Bertone que lo pone al mismo nivel que las calabazas agujereadas.
¡Pobre Cristo! Le toca agradecer a la Corte de Estrasburgo, la única que se ha puesto de pie para defenderlo de los insultos de quien finge de honrarlo. ¡Señor, piedad!