En cada compartir, ha dejado entrever su luz, su guía. Con la ventana del corazón abierta, nuestro padre se ha asomado y ha dejado una cordial sonrisa, la misma que al llegar cada uno de nosotros era replicada como forma de bienvenida. La madre naturaleza nos abrazó en sus diversas formas, y reforzada por la energía de nuestros espíritus que se vuelven a reencontrar, nos regaló los espectáculos celestes más fascinantes de cada instante.

El brillo de la luna bañando el mar en la misma noche en la cual las estrellas bailaban, ha fascinado cada uno de nuestros sentidos. El sonido de las olas, la luna en todo su esplendor, el cálido abrazo de nuestras almas y el dulce sabor del amor en nuestras voces han compuesto una noche aún más exquisita luego de una conferencia maravillosa, que sin duda, ha contentado a cada uno de nosotros.

Estos días serán congelados por nuestras memorias y servirán de motor para que nuestros corazones palpiten aún más fuerte en este camino de lucha y resistencia
Gracias Padre y Madre por este regalo, por tanto amor.
Enzo