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EL CARDENAL SEPE, ACUSADO DE CORRUPCION AGRAVADA
La Fiscalía de Perugia le relaciona con el escándalo de la Protección Civil.- Investigado también un ex ministro de Berlusconi, Pietro Lunardi
MIGUEL MORA - Roma - 20/06/2010      
El arzobispo de Nápoles, cardenal Crescenzio Sepe, ha sido acusado de corrupción agravada por la Fiscalía de Perugia que investiga la red de prebendas y favores a cambio de contratos de grandes eventos en la Protección Civil italiana . Con Sepe ha sido acusado también un ex ministro de Transportes de Silvio Berlusconi, Pietro Lunardi, que ocupó el cargo entre 2001 y 2006, periodo durante el cual Sepe era prefecto de la Congregación Propaganda Fide.
El dicasterio vaticano, conocido como congregación para la evangelización de los pueblos, maneja el ingente patrimonio inmobiliario de la Santa Sede y tiene un presupuesto aparte. El ente gestiona cerca de 2.000 pisos en Italia y alrededor de 9.000 millones de euros anuales. En 2009, las propiedades rentaron 56 millones de euros solo en alquileres.
La Fiscalía convocará al cardenal, que tiene pasaporte diplomático vaticano y podría por tanto acogerse a la inmunidad. El Vaticano, a traves de su portavoz Federico Lombardi, ha dicho hoy que Sepe colaborará con la justicia "dentro de los límites jurisdiccionales que marca el Concordato". Lombardi también ha expresado la estima y solidaridad con el cardenal en estos momentos difíciles: "Deseamos todos y tenemos confianza en que la situaci´on se aclare inmediatamente y se eliminen las sombras". Los fiscales quieren aclarar los detalles de la compraventa de un palacio en la Vía dei Prefetti de Roma. En 2005, Propaganda Fide vendió al ministro Lunardi ese palacio de 960 metros cuadrados por 4,1 millones de euros, aunque su valor de mercado era bastante más alto.
Los investigadores sospechan que Sepe se embolsó la diferencia (2,5 millones) para financiar un proyecto de restauración de los museos vaticanos, llamado Arcus, que fue asignado al grupo del constructor Diego Anemone, principal implicado en el escándalo junto a Angelo Balducci, responsable de Obras Públicas del Gobierno Berlusconi y miembro desde 1995 del exclusivo club de los Gentilhombres de su Santidad.
Sepe, que fue enviado a Nápoles y relevado de su puesto en el dicasterio vaticano por Benedicto XVI en 2006, ha dicho hoy en su homilía dominical que se siente un mártir y ha prometido que hablará ante los fiscales. Citando a Juan Pablo II, su gran valedor, Sepe ha afirmado que no tiene miedo: "Después del calvario, vendrá la resurrección. Estoy sereno, muy tranquilo, y hablaré cuanto antes. Contaré. Eso es seguro. Rezad por vuestro obispo".
Al final de la misa, celebrada en la céntrica iglesia de Sant'Onofrio dei Vecchi, calle de Umberto I, los fieles napolitanos han aplaudido al arzobispo.
El nombre de Sepe había salido a relucir varias veces en los interrogatorios realizados por los fiscales de Perugia que investigan "el sistema gelatinoso" de corrupción generado en la cúpula de la Protección Civil. Guido Bertolaso, todavía al frente de la institución, declaró a los fiscales que Sepe le facilitó, gratis, una casa en la lujosa Vía Giulia de Roma después de haberle albergado durante un tiempo en un colegio universitario de Propaganda Fide. La gestión final la hizo Francesco Silvano, secretario de la organización católica Comunión y Liberación y estrecho colaborador de Sepe, que hoy es ecónomo del arzobispado de Nápoles.
Según los fiscales, los dos personajes claves de la red de corrupción, el Gentilhombre del Papa Angelo Balducci, todavía en la cárcel, y el empresario Diego Anemone, en libertad provisional, están implicados en la gestión de los oscuros negocios de Propaganda Fide. Un colaborador de Anemone, el arquitecto Zampolini, ha declarado que era Anemone quien pagaba el alquiler de Bertolaso en la casa de Vía Giulia. Según Zampolini, Anemone pagó también los 900.000 euros en dinero negro que sirvieron al ya ex ministro de Industria, Claudio Scajola, para abonar una parte de la casa con vistas al Coliseo. Scajola se vio obligado a dimitir por esa circunstancia.
El País 20-6-10