En estos días de inquietud y de dolor universal resulta cada vez más difícil trazar ese límite entre lo que está bien y lo que está mal; una línea tan sutil y evanescente que hasta se superponen los dos elementos que, si bien son contrastantes, se confunden entre ellos y te confunden si no tienes claro el valor que hay que atribuir a cada uno. El nivel extremo de la degradación del género humano es la variante moderna que es necesario tener en cuenta: precisamente es ahí donde se banaliza el mal, y hasta se considera normal. Y es ahí donde se denota una cierta esquizofrenia en la actitud de aquellos que se creen buenos o justos, incluso cristianos, presumiendo de lo que hacen por un supuesto futuro de amor y paz.
El espectáculo de la vida que el mundo moderno nos ofrece ya no es ni siquiera apto a ser representado por la tragedia, que presupondría una civilización ordenada y habitada por individuos responsables. Se presenta más bien como un estado permanente de caos, alucinación y delirio, entre monstruos, bufidos de bombas, trampas, escenas de terror, falsedades y engaños. Pero dejemos de lado las escenas de este party planetario Halloweeniano, con un epílogo demasiado obvio y descontado.
Dejemos de lado también las escenas familiares consideradas “normales”, en un contexto no menos aberrante que las precedentes, y pasemos a observar lo poco que queda, aparentemente en la antítesis: no es oro todo lo que brilla y hay muchas sombras, contaminadas por intereses personales, decisiones solapadas y forzadas, también sobre los carros alegóricos de ideologías y de pensamiento que desfilan en el gran desfile carnavalesco del bien.
Aquí merece la pena detenerse, para volver la mirada hacia esos estilos de vida dictados por el ego y por el propio provecho, en la búsqueda de una salvación personalizada.
Una de las características principales que da a este carnaval un aire tan burbujeante son los creativos y coloridos trajes de los que están de fiesta, que simbolizan el espíritu humanitario, la sed de justicia y un amor a la justa medida por el prójimo.
En un juego de espejos y de contrastes, grupos disfrazados, saltimbanquis, lanzafuegos, maquilladores, zanqueros y juglares, se exhiben halagándose recíprocamente como auténticos enamorados: Peace and Love para todos, como soy bueno yo, como eres bueno tú y como somos buenos los dos.
Carros de la esperanza que avanzan, arrastrandose detrás de si bandadas desparramadas, a veces facciosas, a veces confundidas, todos portadores de una verdad aproximada, tendencialmente superior y más verdadera que la de la puerta de al lado, para otorgar autoridad y credibilidad.
Un caleidoscopio iridescente de ecos y de aplazamientos, entre debates sobre buenos y malos, sobre razón y error, sobre quien cree y quién no, sobre verdades ocultas y reveladas, sobre técnicas y prácticas para donar luz al planeta y al universo entero, quedandose pegados al sillón; ríos de palabras conocidas, profundizadas, ya desentrañadas, caen de cada rincón del cielo como confites y serpentinas, para ser recogidos y relanzados en el éter de los paladines de la moral, un poco beocios, un poco ignorantes, en la descarada y ridícula ostentación de si mismos. Flautistas mágicos que, con sus ritmos inebriantes, empujan a hombres, mujeres y niños a unirse a ellos y seguirles por el camino, junto a todos aquellos que tienen la tendencia a subir al carro de los vencedores.
A la cabeza del desfile anuncia su entrada aparatosamente la New Age de matriz Occidental. El carro, acompañado por músicas inspiradas al relajamiento y a la meditación, envueltas en humos de incienso y de cristales querubinicos para comunicarse con los ángeles, atrae a los que ya no creen en nada, por lo que están dispuestos a creer en todo, incluso a delegar al karma el destino entero de la humanidad. Una nueva marca de lujo para los hijos del consumismo, con su religión consolatoria, desencarnada de la realidad histórica, dónde comercio y fe, espíritu y cartera se entrelazan inexorablemente.
Detrás de éste le sigue el carro del compromiso low cost, la insignia de la buena educación, que va detrás de las necesidades ajenas como bálsamo para la conciencia, la manera más cómoda de satisfacer lo más rápidamente posible la emotividad superficial. Es el clásico carro del Mulino Bianco: aquí suben los buenos y los honrados, respetuosos de las reglas, adoradores de la exterioridad, imitadores y protectores de un modelo de vida cada vez más distante de la realidad, bien atentos a no dejarse influenciar por las muchas, demasiadas, contrariedades externas. Se resucita el espíritu humanitario de entre causas más o menos nobles a las que dedicar una pizca de compasión y alguna lágrima de cocodrilo: una verdadera panacea para aparentar ser más buenos, mejores y más bellos que nunca.
Pocos pasos más adelante, un rumor de sonidos clásicos y divertidos que acompañan el carro del voluntariado a intermitencia, enarbolando el lema: "Al menos nosotros hacemos algo…”. Son muchos, muchísimos, los burros que se lanzan desde la Torre del Reloj, en papel maché, para aterrizar sobre una capa de calendarios y agendas abarrotadas de apuntes de trabajo, citas de familia, festividades mundanas y solemnidades evidenciadas por un arco iris de colores chillones. El frenesí de los compromisos cotidianos embiste a los operadores que tienen el sueño pero no el tiempo de convertirse en misioneros, un sueño prometido que se aplaza todas las noches. Un compromiso débil, un buenismo que encuentra en parte su reverbero en quien está convencido de que se hace cargo de los sufrimientos de los demás, pero que en el fondo no quiere cambiar.
En la cola, entre danzas y percusiones, una atmosfera de brioso jolgorio si difunde hasta los más remotos rincones de la ciudad. Es uno de los carros más populares del carnaval: el del altruismo y del sentido de la justicia cero kilómetros. Un propio y verdadero mercadillo barato, dónde los más perezosos se complacen en vagar con desenvoltura entre creencias y libros sagrados; después de haber arrastrado los temas éticos al fango de la ignorancia y de la indiferencia, terminan merodeando entre escepticismo y frivolidades en lugar de emprender el camino difícil de una elección de vida o de una fe que exige conversión, empeño comunitario y social. Ostentando un espíritu crítico que conforta, encima del carro se hace alarde del eslogan "menos mal… hay peor…”.
En el remolino irrefrenable de despreocupada alegría también brotan los solitarios, herederos de un amor platónico de reflejo: aplauden desde lejos, desde las terrazas, complacientes y satisfechos; los más audaces posan tímidos en las aceras para sentirse parte de este gran espectáculo, pero luego se escabullen entre la gente para no comprometerse demasiado; después de todo sienten que no tienen nada que hacerse perdonar, ni han hecho nunca nada malo…
Para cerrar este vil teatrino, desfila un largo cortejo multietnico de ateos y religiosos…curas, monjas, santones y vendedores de ilusiones… personas que han recibido milagros, adivinos, voluntarios, contactistas y muchos fieles de todas las creencias, siempre listos para mover los labios, pero no el corazón. Algunos ruegan conseguir una buena cosecha, para evitar lo peor o para que les llegue alguna energía del cosmos. Otros dedican meses, años, a los grandes interrogantes de la existencia sumergidos en un mundo de misticismo religioso, prácticas de culto y canalizaciones olvidando las enseñanzas de los dioses y volviendo estériles los Mensajes.
Sin embargo dos mil años de historia han enseñado que con las intenciones y con las oraciones nunca se ha puesto fin a la desolación humana. Nos fue dicho: "Buscad primero el Reino y su justicia” (Mt 6,33). Todavía hoy el hombre se obstina en desear una elevación de las conciencias, en alcanzar una masa crítica o el despertar interior sin mover una hoja; en querer la redención por medio de técnicas salvadoras, es suficiente con pertenecer a una fe religiosa o a un cierto movimiento, como forma de compensación ocasional, autoadministrada, personal, a esa necesidad de humanidad, a la necesidad de sentirse o reconfirmarse como un ser cercano a Dios y al Hombre.
Estad atentos, estemos atentos: se trata de una mezcla muy peligrosa, en ciertos casos casi letal. El Señor dijo: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mt 12:36).
San Pablo amonesta: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrará, eso también segará” (Gálatas 6:7).
Estad atentos, estemos atentos: Dios no aleja a los soberbios en el fuego del infierno, sino de los pensamientos de su corazón.
28 DE FEBRERO DE 2015 – TURÍN (TEATRO ERBA)
Buenas tardes a todos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Le agradezo mucho a Pier porque ha hablado de las experiencias que he vivido, ahorrándome el embarazo de tener que contarlo yo mismo. Estoy muy emocionado, no se qué decir, así que me dejaré guiar y diré lo que siento en el corazón. El estupendo título que habéis elegido para el encuentro de hoy: “Giorgio Bongiovanni relata la vida de Cristo, no excede de mi actividad como periodista antimafia si consideramos a la mafia como el demonio, el mal contra el que, sobre todo nosotros los cristianos, tenemos el deber de combatir.
La vida de Cristo tiene que ser contada por un cronista que Le conoció, que estuvo cerca suyo, y yo intentaré hacerlo, en base a mis experiencias, empezando por algunas consideraciones. Toda la vida de Cristo es una enseñanza de amor hacia el prójimo, un ensimismarse en el alma del prójimo, entonces intentaré entrar un poco en vosotros, como lo hace un espectador, además que como persona involucrada, protagonista de una experiencia. No me ofenderé, ni me quedaré perplejo si vosotros no creéis ni siquiera una palabra de las que os diré. Sé que hoy, en el siglo XXI, después de 2015 años, es muy difícil creer a una persona, un hombre común, periodista y ex empresario, que se presenta en un lugar cualquiera y os dice, después de haber dado la vuelta al mundo por veinticinco años contando siempre las mismas experiencias: “Yo he conocido a Jesús, he visto a Jesús resucitado... Le he tocado con mis manos”.
Gracias a Dios, a decir verdad desde muy pequeño, mis padres me inculcaron la honestidad. Durante mi educación he tenido buenos maestros espirituales, entre ellos: Eugenio Siragusa, un gran personaje laico, no un obispo, ni un sacerdote, que me inició y me preparó para hacer los que yo después viviría realmente.
He visto a Jesús y también a la Virgen, esto es lo que tengo que deciros esta tarde. Mis visiones espirituales me han impuesto el estudio de la Biblia, del Evangelio y esto, dentro de mis límites, me permite explicar el significado profundo de la vida de Cristo y lo que él quería transmitir.
Cuando afirmo de haber visto a Jesús o a la Virgen, la primera pregunta que tendríais que hacerme es: “Por qué Jesús no se presenta ante el Papa, Renzi, Obama, ante los potentes políticos o los jefes de Su Iglesia?” Quiero precisar que yo soy cristiano-católico, un católico un poco ‘sui generis’, pero muy, muy ecuménico.
Si sois laicos o profesáis otras religiones, que yo respeto pero no comparto, comprenderé vuestro escepticismo o perplejidad. Si en cambio sois cristianos-católicos, no tendríais que sorprenderos si hoy una persona como yo y muchas otras en el mundo, gracias a Dios no soy yo solo, han visto a Jesús o a la Virgen. Si estudiáis el Evangelio descubriréis que esta metodología es casi repetitiva, un poco ortodoxa: en el momento en el que Dios decide de aparecerse a un hombre elige a personas sencillas, es normal; no es ninguna novedad desde el punto de vista evangélico.
No solo Cristo, sino Dios mismo en la historia de la Biblia se le aparece a los sencillos, excepto en pocas excepciones como el rey David u otros personajes potentes. En la gran mayoría de los casos, los profetas y las personas que vivían experiencias sobrenaturales eran siempre personajes pobres: campesinos, pastores, hijos de carpinteros; así hizo Dios personificando a Su Hijo. Hace dos mil años Cristo eligió de encarnarse en un niño pobre, respetando una metodología clásica, casi monótona. José era un carpintero, respetado pero pobre. Desde Palestina a Belén, no encuentra ni siquiera un hotel que acogiera a su esposa que estaba por dar a luz. Era tiempo de fiesta, entonces todos estaban llenos; ciertamente no podía permitirse pasar la noche en un hotel de lujo, ni tenía amigos ricos.
Este Dios “extraño”, monótono en Su metodología, nació del vientre de una mujer mediante los dolores del parto. Aunque la historia cuente que Jesùs no fue conecbido por hombre, lo cual entra en la esfera de lo sobrenatural, la Virgen dio a la luz en un establo, al frío, solo con el calor que daban dos animales. Una metodología en cierto sentido “absurda, inconcebible”, si hablamos de Dios, pero según mi opinión fantástica: Jesús eligió nacer pobre, en una gruta, como dicen los Evangelios, con la presencia de las potencias divinas. Aquí, lo sobrenatural se manifestó también físicamente: Seres angélicos ordenaron a los pastores que fueran a adorar al Salvador. Desde el extremo Oriente la espectacular estrella de Belén, o si preferís la astronave, recorrió seis mil km. dentro de la atmosfera; los Seres luminiscentes iluminaron todo el terreno alrededor de la gruta... Si los Reyes Magos hubieran filmado el acontecimiento con las videocámara para la posteridad, la humanidad no habría tenido dudas y hoy se viviría en paz y fraternidad. Dios eligió de no nacer como hijo del rey Herodes, ni del sumo sacerdote Caifás, de los fariseos, que actualmente representaría la figura del Papa.
Jesús era creyente, un seguidor de la doctrina de Moisés, hijo de David, por lo tanto absolutamente hebreo, un judio, pero también ortodoxo. Jesús no era ecuménico, era muy preciso en seguir Su religión, aunque después la cambió completamente.
Él era el hijo de José, nacido entre los pobres, entonces Su vida empezó con un claro mensaje para el mundo: Dios es enemigo de los poderosos, “políticamente” se alinea incluso en contra de Sus representantes. Si sois cristianos, podéis intuir ya desde el principio cual será el camino de Cristo, Su enseñanza y con quien se alineará en la sociedad. Y no será difícil individualizar la gran contradicción que reina hoy; las iglesias son amigas de los hombres de poder, aunque en su interior hay algunos santos y mensajeros amigos de los pobres, que han dado la vida por el prójimo. En la historia de nuestra religión, los representantes supremos casi nunca han sido enemigos de los potentes, es más, han entablado amistad y se han prostituido con el poder. Entonces es probable, pero para mi que lo vivo es una certeza, que este Dios elija de manifestarse a la gente sencilla, común, que tiene fe y es mucho más de fiar porque no tiene intereses materiales de dinero o de poder que defender. Es así que la Virgen se le apareció a Bernardette (Lourdes), a los pastorcillos de Fátima y a mi mismo; no quiero ciertamente paragonarme a los santos, pero esto hace que seamos “colegas”... Es probable entonces que Cristo les hable a personas que no representan ningún poder, no poseen grandes propiedades ni ingentes cuentas corrientes en el banco; que no mueren de hambre, gracias a Dios, pero no son ricas. Yo he tenido la suerte de vivir la experiencia que Pier Giorgio os ha contado, junto a muchas otras personas. Entre ellas, os quiero contar una en particular.
Alguien del público podría disentir con mi experiencia y afirmar que los cuatro Evangelios son la revelación de Cristo y que no hacen falta otras revelaciones, pero mi encuentro con Él no contradice los Evangelios: es un testimonio, yo he visto el Cristo que resucitó, no otro Cristo.
Jesús lo había predicho y se mostró a las personas físicas: a Maria Magdalena, a Su Madre, a los apóstoles, y a los discípulos de Emaus se les apareció físicamente y los acompañó por el camino. Cuando Él entró en el cenáculo pidió que Le dieran el pescado y empezó a comer. Es el mismo Jesús que yo he visto: Aquél que resucitó de entre los muertos, ha regresado. Él lo dijo: “No os dejaré huérfanos, regresaré entre vosotros”. (Juan 14,18). El Señor no se ha manifestado al mundo, sino que ha regresado con Su Cuerpo resucitado: ésta es la clave. Él desea que quien ha tenido la oportunidad de verle, también nosotros, anuncie Su próxima manifestación ante el mundo.
Yo os estoy dando una prueba innegable, no podréis dudar toda la vida si mi experiencia es verdad o no. Si Jesús no se manifiesta, significa que yo, absolutamente en buena fe, he tenido una visión fantástica, algo tan grande cuanto irreal.
Yo no se ni el día ni la hora, y es justo que así sea, pero en estos veinticinco años he recibido cientos y cientos de mensajes sobre todo lo que es el saber humano, desde la espiritualidad a las normas de comportamiento educativas y sobre como tenemos que crecer. Mensajes que repiten insistentemente que Cristo dice: “Tienes que anunciar Mi Segunda Venida al mundo”.
Éste es el corazón del Mensaje.
Jesús se mostrará al mundo entero, todos Le veréis. Lo hará a través de los canales televisivos del planeta y nadie tendrá dudas. Los que están muriendo de hambre y son perseguidos injustamente o torturados verán a este Ser Maravilloso que habla a favor suyo, que acusa tremendamente a los hombres de poder; será un día de gran esperanza y de rescate. Lo será un poco menos para nosotros, que seremos juzgados severamente por nuestras obras.
Yo Le he visto muchas veces. Una noche de hace muchos años, vino a mi casa, bajó del techo, se sentó a la mesa y yo Le ofrecí un pedazo de pan. Durante esa experiencia no habló mucho, dijo solamente: “Tenemos que comer el pan de la Vida”, y así como descendió, desapareció. Yo comprendí lo que significaba. A algunos les puede parecer una historia ridícula, otros se dejarán conmover o se quedarán absortos en mil pensamientos. Como quiera que sea, yo Le he visto y no tengo temor de decirlo, ni tampoco de afirmar que Él regresará. Jesús me ha dicho lo que hará y que os lo revele a vosotros también, pero está todo escrito en el Evangelio. El Señor nunca me ha dado enseñanzas extrañas o contrarias al Evangelio: todas se pueden comprobar, aunque a veces tenemos que interpretarlas. Estoy a vuestra disposición, si queréis hacerme preguntas al respecto.
Yo casi he completado mi misión. Estoy muy ocupado con mi trabajo de periodista antimafia y me siento cansado de verdad, pero también esto lo hago por Cristo. Durante las visiones, el Señor y la Virgen me han hablado mucho del mal, del demonio; me han dicho, además, que lo que hago forma parte de la misión evangélica, espiritual que me ha sido encomendada, este camino maravilloso y emocionante. Hace quince años cambié de oficio para convertirme en periodista y hoy tengo el honor de dirigir en Sicilia la revista antimafia, una de las pocas en Italia que se ocupa solo de mafia. Desde mi punto de vista cristiano-católico, teológico si queréis, y espiritual, la mafia representa las filas del mal, de Satanás, del demonio, de Lucifer; ese mal que penetra dentro del bien, que lo tienta y después lo corrompe, lo condiciona. Por consiguiente, luchar en contra de la mafia significa “cumplir el Evangelio”, ponerlo en práctica en la calle, en la acción. Yo soy feliz que el profesor Bova, como otros, me inviten a hablar de mi experiencia espiritual; participaré siempre, no rehusaré nunca, aunque esté exhausto, aunque me vea obligado a dejar otros compromisos. En la vida de todos los días cada uno de nosotros tiene que hacer su parte. Tenemos que trabajar porque nadie es rico o vive de renta, pero cada uno tiene que decidir su propia vida. Yo he tenido la suerte, gracias a Dios, a los amigos, hermanos, parientes y familiares, de poder desempeñar el trabajo que me gusta y de tener la posibilidad económica para llevarlo adelante. No dejaré nunca de hacer lo que Cristo me ha dicho: anunciar Su Segunda Venida, además de llevar adelante esta batalla en contra del mal que está presente en nuestra sociedad, esperando e intentando comportarme como un buen cristiano. Yo he estado en casi todas las televisiones del mundo, incluída Rusia, menos en China. Desde hace unos años ya no me llama nadie, no importa, yo no voy detrás de la propaganda. Como quiera que sea, si me llamaran para hablar de mi experiencia, de los estigmas, lo aceptaría con una condición: poder hablar de la Segunda Venida de Cristo, porque esta es la misión que Dios me ha confiado.
Por razones de seriedad y ética, he dividido mi experiencia de mi trabajo, en la lucha en contra de la mafia, nunca he hablado de mi experiencia espiritual, todos los profesionales de la antimafia lo saben. Nunca quise confundir los dos aspectos, ni servirme de la lucha contra la mafia para hablar de mi historia, también por este motivo nos hemos ganado estima y credibilidad. En quince años, en millones de páginas que hemos escrito en el periódico, no hay ni un solo renglón sobre mi experiencia, aunque todos estén en conocimiento de ello.
En todo el mundo he fundado centros espirituales de oración y de acción, también algunas asociaciones para ayudar a los niños que mueren de hambre tanto en Sudamérica como en Palermo, donde les asiste un sacerdote extraordinario: Padre Cosimo Scordato. Aquí en Turín, el profesor Bova presenta la Asociación Funima International que se ocupa no solo de niños del Paraguay, sino también de Palermo, la mayoría parte hijos de detenidos que necesitan una educación cultural además que escolar.
Mi objetivo no es el de convenceros, lo digo de verdad, no se quien de vosotros me creerá; cada uno tendrá que mirar dentro de si mismo. Mi objetivo es el de anunciar lo que Cristo me ha dicho, aunque esto podría ponerme en ridículo, podrían perseguirme o reirse de mi. Si tengo que ser sincero, nadie me ha perseguido, solo algunas veces me han escarnecido. La Iglesia católica nunca me ha contrastado, o mejor dicho, los hombres que se han corrupto dentro de la misma, a pesar mis ásperas críticas, que a veces incluso he exteriorizado en modo violento. Este Papa a mi me apasiona mucho, espero con ansia grandes transformaciones que solo él puede hacer. Dudo mucho que un nuevo pontífice tenga las mismas capacidades. Lamentablemente es solo el principio, pero espero una buena limpieza en nuestra Iglesia católica, de manera que, cuando Cristo regrese, todos nosotros podamos decir: “Señor, damos asco, lamentablemente no hemos hecho todo lo que Tú nos pediste, pero por lo menos hemos redimensionado un poco Tu iglesia. Si puedes, Te pedimos que perdones nuestros pecados...”. Yo no quiero que el Señor perdone los pecados de los que no se arrepienten. Por lo menos, intento ser coherente con todo lo que Él ha afirmado en el Evangelio: Él juzgará severamente a los vivos y a los muertos según las obras cumplidas.
P: ¿Qué sucederá cuando Cristo regrese?
G: Dios castigará al mundo por todo lo que el hombre está haciendo hoy: infanticidios, venta de órganos, secuestros, torturas, bombardeos, armamentos nucleares, contaminación, radiaciones, guerras civiles, odio, violencia, materialismo, degeneración... En la Biblia hubo un momento en el que Dios se enfurió mucho y destruyó el mundo con el diluvio universal. Aquél es el mismo Dios que mandó a Su Hijo a la Tierra. Siempre en la Biblia, el Padre se enfurece de nuevo y destruye Sodoma y Gomorra, exterminando a todo el género humano, menos que a los pocos que Él consideraba buenos y justos. Hoy podría suceder de nuevo, pero solo después que Cristo se haya manifestado, o contemporaneamente. Estad tranquilos, el mundo no se acabará. Cambiará, porque yo creo que Jesùs pondrá todo en su lugar, reformará un nuevo mundo habitado por gente honrada, por personas de bien, que se aman entre ellas; purificará la Tierra de la delincuencia, del crimen, del odio, de la violencia y el dinero será abolido. Seremos todos una gran familia, encontraremos civilizaciones millones de años más evolucionadas que nosotros, que creen en Dios y que nos quieren ayudar... es una bonita noticia, no tenéis que escandalizaros. Yo no soporto cuando se ríen de nosotros o nos consideran locos, que es lo que hacen normalmente los científicos pagados por el poder. Si un día el presentador televisivo Mentana anunciara al mundo la presencia Extraterrestre, sería la noticia más importante de la historia. Si además dijera que estos Seres resolverán el problema del cáncer, las guerras, que eliminarán los problemas económicos y las enfermedades, asegurando el bienestar a todos, sería una bonita noticia para nosotros, pero seguro no para los vendedores de armas ni para los jefes de las religiones, porque perderían muchas almas. No lo aceptarían los grandes hombres de negocios y los dueños de la economía mundial, porque el dinero ya no serviría más; así como tampoco la mafia, los narcotraficantes, los especuladores, los corruptos, los violentos... Los potentes que dominan el planeta harían de todo para impedir la difusión de una semejante noticia, en su delirio serían capaces de disparar en contra de los alienígenas.
Queridos amigos, ésta es mi experiencia. Nos veremos pronto y quizás, cuando aparezca Cristo, me llamaréis diciéndome: “Amigo Giorgio Bongiovanni, estamos viendo a Cristo. Tú eras un verdadero profeta”; o exactamente lo contrario si Él no se manifestara.
P: ¿Quién es el anticristo? ¿Qué es?
G: Os hablaré de una experiencia que he vivido, no me pidáis que diga nombres. Recientemente un señor me invitó a ir a una ciudad italiana. Este hombre, del cual yo conocía la identidad porque Jesús me la había revelado, después de presentarse y de haberme informado sobre sus numerosas actividades empresariales, me ofreció sesenta y seis millones de dólares para llevar a cabo mis obras de beneficiencia, mi lucha en contra de la mafia y la Obra de evangelización. Todo esto, con una sola condición: que yo no anunciara la Segunda Venida de Cristo, renunciando así a lo más importante de mi vida. Obviamente rechazé, con ese contrato habría vendido mi alma al diablo.
Yo he conocido el Anticristo; después de todo es lógico, diría incluso descontado, que habiendo encontrado a Jesús, en la batalla entre el Bien y el Mal, yo haya vivido esta experiencia.
Fue una tentación muy fuerte, nunca he visto todo ese dinero, ni siquiera escrito con números. Por unos instantes he pensado en la posibilidad de hacer el bien, en la lucha contra la mafia, en los proyectos a favor de los niños, pero se muy bien que si hubiera aceptado y después no habría respetado el pacto, me habría matado. El anticristo es el dueño del mundo, aquél que dirije todas las grandes empresas económicas y que está en la mente de los jefes de Estado. Durante nuestro coloquio, que duró casi dos horas, pronunció una frase que os causará un shock: “Yo he hecho lo que ni siquiera Jesús Cristo ha logrado hacer: he unido a los árabes con los israelitas, he hecho que sean hermanos, socios en los bancos mundiales... Todo lo que vosotros véis en la televisión es ridículo, no es para nada verdad que Israel y los árabes sean enemigos: dan esa apariencia solo para explotar al pueblo, haciendo que se maten hermano contra hermano, pero en los grandes bancos son socios en negocios. Los grandes banqueros hebreos son los depositarios del dinero de Arabia Saudia y van muy de acuerdo...”. Está claro que los ha unido en el mal, pero tenía razón. Éste es el anticristo.
P: ¿Por qué sucede todo esto?
G: Dios está enfadado con nosotros y nos hace sufrir poque tenemos que cambiar. El Padre nos está poniendo a prueba para comprobar nuestra fe, porque quiere que seamos verdaderos cristianos: tenemos que elegir si estar con Su Hijo o con el anticristo. Ahora, para haceros entender como somos nosotros los cristianos-católicos, os contaré un hecho publicado hoy en “La Stampa” de Turín. Un joven ingeniero, Stefano Marcoccia, había comprado en el 2011 un apartamento en el último piso de un edificio, donde había vivido también la abuela. Después de unos meses el joven se enfermó de un cáncer raro a los huesos y tuvieron que amputarle la pierna derecha. A pesar de los sufrimientos atroces, no se perdió el ánimo y, después de una nueva operación y de muchas internaciones, sintió la fuerte necesidad de recurrir a un ascensor para inválidos. No obstante la ley estuviese de su parte, incluso sin consultar a los demás vecinos, decidió de todas formas pedir su apoyo en una asamblea. Los propietarios, “además buenos cristianos y muy activos en la parroquia”, no solo rechazaron la instancia, sino que llegaron incluso a insinuar que la voluntad de Marcoccia fuera debida a objetivos especulativos, que le habrían garantizado un aumento del valor del inmueble. Po dicho motivo, los vecinos pidieron que suscribiera una declaración que excluyera a amigos y familiares de la utilización del ascensor y que garantizara la remoción en caso de venta del apartamento.
Ayer el joven murió: se había trasladado al primer piso, a la casa de un primo, para evitar “causas legales y otros problemas, que ya habían sido anunciados sutilmente”.
Nosotros los cristianos somos así y sobre nosotros se abatirá la espada de Dios, si no cambiamos.
P: Merecemos muy poco...
G: Cuando nosotros los cristianos nos definimos como tales, nos tiramos la zapa a los pies en lo que se refiere a Jesús. Es mejor definirse ateos, afirmar que no se cree en nada; o por lo menos fingir que lo somos y que somos practicantes solo por tradición, porque si queremos de verdad seguir a Cristo, ser cristianos, querido amigo, tenemos que ayudar a los pobres, dar todo lo que tenemos. Está escrito en el Evangelio: “... vete, vende lo que tienes..., después ven y sígueme” (Mc 10, 21). “Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lc 14, 26).
Jesús nos enseña a pedir justicia para el prójimo y a poner la otra mejilla si la injusticia se comete en contra nuestro; por desgracia no somos así, para heredar el Reino de Dios tenemos que amar a nuestros hermanos. Jesús Cristo, este Ser estupendo y maravilloso, se contenta con poco: quiere nuestra disponibilidad. Lo que más Le irrita y Le hace desencadenar Su ira es la hipocresía, cuando somos una raza de víboras. Por esa razón existe el anticristo: el Padre lo abatiría enseguida si hacemos Su voluntad.
P: Le agradezco por estos veinticinco años, quizás más, de divulgación porque seguramente ha iluminado el corazón de mucha gente; agradezco también a Pier Giorgio... Además de los tres Evangelios sinópticos y del Evangelio de Juan existen los llamados “rollos del Mar Muerto” que fueron hallados en Kumran. El Evangelio me ha hecho conocer mucho a Jesús, pero solo en los últimos años, leyendo los Evangelios apócrifos, me he enamorado de ellos. A este propósito ¿qué piensa de esto?
G: Pienso bien, pero hay que tener discernimiento, porque Cristo es una figura muy compleja. Los que escribieron después de la ascensión al Cielo escribieron también cosas que se referían a relatos populares y por lo tanto una mezcla entre leyenda y realidad. Por lo que me han dado a saber, también a través de mensajes recibidos del Maestro, te puedo garantizar que los cuatro Evangelios representan la verdad absoluta. Lamentablemente, ha habido algunas omisiones y alguna manipulación en la traducción, pero el corazón de los cuatro Evangelios es genuino. Yo los he leído y los conozco casi de memoria y si puedo un día escribiré un libro para explicarlos en idioma moderno. Sin embargo, aunque lo que digo pueda sorprenderos, mi relato no se basa sobre la lectura, sino sobre el testimonio. Porque yo he vivido el Evangelio, he visto. Hasta hoy, a pesar de las críticas, ningún miembro de la Iglesia ha protestado contra mis afirmaciones; después cada uno es libre de interpretar.
Cuando Cristo, por citar un ejemplo, hablando del Bautista, se dirigió a los apóstoles diciendo: “... Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas. Mas os digo: Elías ya vino, y no le reconocieron” (Mt 17,11). Es obvio que estaba hablando en modo claro y neto de la reencarnación. Lo mismo sucedió con el Arcángel Gabriel cuando se le apareció a Zacarías, en el tempo de frente al altar, y anunció: “Tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento, porque él será grande delante del Señor. No beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel vuelvan al Señor su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto” (Lc 1,13) ¡Más claro que así! Elías había vivido cuatro siglos antes, o sea, que se trata de reencarnación. ¡No me vengáis a decir que era un símbolo, un portavoz o una representación, que el Arcángel Gabriel no ha dicho esto!
A veces me amonesta la jerarquía de la iglesia, pero en el Evangelio está la prueba de todo. Ciertamente cada uno es libre de interpretar: si tú me dices que uno más uno hace tres, yo podría intentar disuadirte, porque es una demostración matemática. Si tú siguieras convencido de tu hipótesis, para mi daría igual, pero no pueden decirme que esos hechos del Evangelio no hayan sucedido. Tenemos que tener siempre discernimiento en la vida y en nuestras experiencias, eso vale para los Evangelios apócrifos: yo no me tomo todo lo que veo como oro cernido.
A veces puedo ver X, pero en realidad se trata de Y, tengo que tener discernimiento para comprender lo que es realmente, a nivel de emociones y de lo que se me dice. Si se me aparece Jesús con la misma cara que veo desde hace 25 años y me dice que secuestre a un niño para pedir un chantaje, deduciría que se trata del diablo. Aunque esa sería una manifestación evidente del demonio. Una buena tentación podría ser Jesús que se te aparece y dice: “Reza, no hace falta que hagas acciones...”, o “Para salvarte es suficiente que vayas a misa todos las semanas, que tomes la comunión, hacer la ofrenda en el altar... bautizar a tus hijos, crear una familia, mantener tu puesto de trabajo...”, ese no sería Jesús, sino el diablo. Esto se podía hacer en tiempos de paz, no hoy, en medio de una gran crisis mundial. Nosotros tenemos que ayudar a los hermanos que sufren. El mismo discernimiento hay que tenerlo también con los Evangelios apócrifos, que son vedaderos, pero tenemos que estar atentos. Los cuatro evangelios dicen todo, aunque por desgracia nos han escondido doce años de la vida de Jesús, donde, al manifestar la Justicia de Dios, tenía comportamientos “violentos”. Un grave error cometido por una Iglesia que ha querido presentar a un Jesús que perdona todo, sobre todo fue la política de los grandes tiranos de la institución católica, es suficiente con pensar en el Papa Borgia. Gracias a Dios las cosas están cambiando, al menos lo esperamos.
P: Quisiera antes que nada expresar mi admiración por su empeño como periodista antimafia y por el riesgo que afronta cotidianamente... Quisiera saber como nos podemos defender del anticristo que se ha encarnado en la Tierra.
G: Tenemos que defendernos del anticristo sobre todo con la acción y menos con la oración. No podemos descuidar esta última, si acaso hay que rezar para reforzar nuestra fe en Cristo, si somos cristianos. Pero Cristo se contenta también de fortalecer la fe de quien no es cristiano y se comporta bien. En un mensaje, que yo pienso que es el más importante que he recibido en estos 25 años de diálogos, Jesús ha dicho que en el Juicio Final nos juzgará en base a las obras. A aquellos que no han creído en Él, si han hecho obras buenas y justas, les dirá: “Tú no me contemplabas en tu mente, pero yo estaba en tu corazón y has hecho acciones buenas. Habrías debido de creer en Mí, había muchas pruebas sobre Mi... pero lo mismo has sido buena persona. Entra en el Reino de Dios”. Quizás le dará una bofetada. Le aseguro que todos los ateos, los no creyentes y aquellos que profesan otros credos, entrarán en el Nuevo Reino si han hecho buenas acciones. Pero Jesús dijo también: “No todos los que digan: ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino aquél que hace la Voluntad del Padre mío que está en los cielos” (Mt 7, 21), le garantizo que muchos creyentes no heredarán el Reino de Dios y muchos no creyentes si.
El anticristo es una persona y una serie de personas: en la teología espiritual es Satanás y es una entidad, pero tiene muchos ángeles como los tiene Jesús. Actualmente está encarnado en una persona, pero representa a un grupo de poder. Yo se quien es pero no puedo decirlo, hasta que no reciba la orden de hacerlo.
P: Habría que destruirlo...
G: Esto lo hará Cristo, nosotros mientras tanto tenemos que luchar contra él.
P: En estos últimos años estamos viviendo un subseguirse de acontecimientos fuera de lo profano, de lo normal: su experiencia, la de Lourdes, la de Yugoslavia, etc., acontecimientos que dan a entender que está sucediendo algo. ¿Quién os asegura que no sean nada más que un espejismo? Jesús dijo: “Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro signo que el del profeta Jonás” (Mt 12,39). Después de todo nosotros los católicos siempre hemos sido un poco puritanos...
G: Si, es probable, como es también posible que mi experiencia sea una gran mentira, no puedo excluirlo. Si así fuera, tendremos que tener la posibilidad de distinguir donde está el bien y dónde está el mal. También a mi me vienen estas dudas, a veces me pregunto si no es todo una gran farsa, un engaño. Obviamente hablo por mí, no puedo hacerlo por otros videntes. Después siento esa alegría interior, ese entusiamo no solo de amar al prójimo, sino también de atacar a los poderosos, ridiculizarlos, acusarlos, denunciando a esos criminales asesinos, corruptos, vendidos, mafiosos, sin honor ni dignidad que hacen daño a las personas pobres. En el momento en el que estos me contestan con veneno, yo entiendo de qué parte estoy, entiendo que ese Ser joven, maravilloso, que yo veo, me dice que haga esto. Yo me inspiro en Cristo, es mi punto de referencia, que dentro de mi pequeñez, casi me impone estar en contra del poder y defender a los débiles.
Si por el contrario, estas visiones me empujaran de alguna manera a tratar o a hacerme financiar por el poder, a preferir hablar con un tono moderado, a perdonar todo, pensaría que los Seres que me hablan quieren solo tomarme el pelo. En el Evangelio Jesús acusaba a los potentes, no se defendía nunca a Si mismo; aunque habría podido destruir el mundo con un chasquido de dedos, se dejó matar sin eliminarnos a todos y defendió a Sus hermanos; fue incluso traicionado, y sin embargo perdonó a ese pobre y desgraciado de Pedro.
P: ¿Las personas que ahora viven en la Tierra han nacido en este periodo histórico por un motivo determinado?
G: Absolutamente si, no es una casualidad. Yo siento que tú has nacido para anunciar la Venida de Cristo, si no no nos habríamos encontrado. Tú tendrás que elegir, nosotros hemos nacido para esto: trabajamos como periodistas, obreros, empleados...; tenemos nuestra familia, pero hemos nacido para preparar Su Retorno, aunque no lo sepamos.
P: Hasta la edad de diez años, cuando jugaba, me sucedía que me paraba y veía velozmente todo lo que había vivido en años anteriores. En un cierto momento todo se detenía, veía blanco y después empezaba a jugar de nuevo.
G: Probablemente tu glándula espiritual es muy sensible, deberías alimentarla. Si alimentas los valores espirituales, probablemente tendrás experiencias bonitas.
P: ¿Qué piensas de la Sábana Santa?
G: A parte el hecho de que Pier Giorgio, junto a otros amigos míos documentaristas, ha demostrado que la Sábana Santa es verdadera, yo creo en ello porque es así que yo veo Su rostro. Es el que más se asemeja a las visiones que he tenido. Aquí en Turín tenéis una de las reliquias más importantes de la historia del mundo.
P: Buenas tardes. Yo soy inválido y me gustaría encontrar a Jesús, si es posible... yo soy creyente, no católico, sino evangelista.
G: No depende de mí, pero se lo puedo pedir en la oración, en las visiones. Le puedo decir que si en su infinita misericordia viniera donde Usted, le sanará instantaneamente. No es importante ser católico, sino creer.
P: ¿Qué significado espiritual atribuye a los estigmas que tiene? ¿Antes de la sangración le advierten de alguna forma? ¿El sufrimiento que Ud. siente es por la humanidad o por si mismo?
G: Ud. me pone un poco en dificultad. Le puedo decir que siento sufrimiento, me siento llamado antes y me predispongo a vivir esta experiencia. Es un sufrimiento que debo sentir por voluntad de Cristo y para mi es un honor sentirlo: yo se el motivo, pero Ud. me pide demasiado. Puede parecerle una paradoja, pero entre todas las cosas que he hecho, lo que menos me ha gustado ha sido mostrar lo que vivo en mi cuerpo. Gracias a Dios, el Señor me ha dispensado de ello y no lo hago más, salvo en raras excepciones en que se me pide. Para nosotros los cristianos es “el Signo”, significa que Él está conmigo, pero si no tuviera que tener más este signo, yo seguiría teniendo a Cristo siempre en el corazón. He pedido a Jesús que me lo quite, y me fue quitado en la frente, mientras en el resto de mi cuerpo está todavía. No me averguenzo absolutamnete, para mi es un honor: pedí que me fuese quitado porque conozco el significado grande, profundo y no se si estaré a la altura de llevarlo siempre.
Yo soy honesto conmigo mismo y con Él, conozco mis límites, los pecados, los errores que cometo como ser humano. Se también que éste es un signo para nosotros los cristianos, el mismo que tenían santos como San Francisco y Padre Pio. Yo digo a Cristo: “¿Qué tengo que ver yo con este Signo? No tengo nada que ver...”, pero Él insiste, no se de verdad el porque... lo que puedo decir es que no desobedeceré nunca. Si un día quisiera poner cientocincuenta cicatrices en mi cuerpo, podré decir siempre que no entiendo, pero obedeceré. Entiendo que no me creen mucho, pero me doy cuenta de que llevar el signo de los estigmas es de verdad embarazoso. Una vez le pedí al Señor, casi implorando. Èl, con una de Sus respuestas teológicas, filosóficas, pero al mismo tiempo tan sencillas como para no dejarme replicar, respondió: “Yo se que tú eres un pecador como todos los demás hombres, no eres un santo... también el centurión romano tenía más fe que toda Israel junta, sin embargo era un pecador, un pagano... Eso es, tú eres así... un pecador, pero estás disponible, tienes fe y eso es lo que quiero”. Soy como el centurión romano, creo en lo que Él me dice, aunque no entienda nada.
P: Muchos mensajes que reciben otros videntes en Italia son iguales a los tuyos, no en todos los detalles, pero el contenido es igual y es una lástima que no haya programas televisivos que los difundan.
G: Una vez había, ahora ya no. Yo he estado en muchas transmisiones, incluso en Canal 5, Rete 4 e Italia 1. Estuve también en el programa presentado por Enrico Ruggeri: que era una farsa, querían hacerme analizar por un fotógrafo y un químico. De todos modos, yo no tengo ningún interés en ir a ninguna televisión, a menos que no me permitan dar mi Mensaje, modesto y sencillo, el mismo de esta noche. En un mensaje que recibí Jesús me decía que por los signos que Él manifestará en el cielo y en la tierra, miles de personas y todas las televisones del mundo vendrán a buscarnos para preguntar qué pasa, vendrán donde nosotros que hablamos de estas cosas. Uno de los signos premonitores de la Venida de Cristo son las grandes manifestaciones en el cielo. Habrá falsos profetas, pero hoy no es difícil identificarlos. El que recibe mensajes de Dios va contra todos los poderes del mundo: político, religioso, militar y económico. Es un verdadero profeta si defiende a los pobres, los derechos de las personas que no tienen nada, de los ancianos, de los pensionados, de los niños, ataca a la política corrupta, a la verdadera mafia; no es necesario saber si ve a Jesús o a la Virgen. Después Cristo se manifestará y demostrará que es Él. Yo me espero mucho de este Papa, porque pronuncia discursos en contra de los potentes.
P: Si hablamos de reencarnación, ¿de que resurrección habla la Escritura?
G: De la resurreción que se entiende como renacimiento del alma, que entra de nuevo en el cuerpo. Yo no soy complicado en mi teología: le hago un ejemplo muy sencillo para ayudarla a comprender. Si todos los hombres fallecidos en el curso de la historia de la humanidad resucitaran, ¿ud. cree que entramos todos dentro de este planeta? Le aseguro que sería imposible, es decir que la resurrección hay que entenderla como renacimiento: el alma no muere nunca, renace, se reencarna para envolver su propia conciencia. Es una escuela: el que frecuenta el primer curso de básica no puede recibir el diploma. De la misma manera, el espíritu, para ampliar su conocimiento tiene que vivir varias vidas, no podemos pretender aprender todo en unos sesenta años. Si no fuera así, yo reputaría a este Dios como injusto, asesino, criminal y delincuente porque hace nacer a niños lisiados, ciegos, sordos y deja que se mueran, privándoles de la posibilidad de renacer y de vivir una vida como todos. Yo creo en un Dios justo y soy extremadamente feliz de que su espíritu se pueda reencarna para vivir una experiencia sana. Mi Dios no es tirano, ni asesino.
P: En este mundo de ilusiones, la luz crística que está en nuestra mente podría modificar lo que nosotros pensamos que sea real...; podría ser favorable para nosotros, y así crear el Reino de Dios en esta Tierra.
G: Estoy de acuerdo: el Reino de Dios está dentro de nosotros, pero desde el momento en el que intentamos modificar, manipular y poner en riesgo la Creación con nuestro libre albedrío, es necesaria una intervención externa de quien la representa, para reparar nuestro error. Por esta razón la Venida de Cristo es verdad. Dios siempre nos ha tolerado, pero ya no nos limitamos a matarnos unos a otros: estamos atentando en contra de Su Creación, queremos manipular el designio del Creador. Si nosotros hiciéramos saltar la Tierra por los aires con las bombas atómicas, causaremos una crisis en el sistema solar y en consecuencia en la galaxia. No podemos hacerlo y Dios lo impedirá con un gran castigo.
Como hemos dicho recién, el Reino de Dios, está dentro de nosotros. Dentro de ud y de mi hay un universo sin fin, en miniatura, nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios no solo en el espíritu, también en el cuerpo: nuestras glándulas endocrinas son los astros, nuestra sangre es el éter que separa las galaxias, las células son los planetas, los enzimas son los hombres, las macro moléculas son los soles, las estrellas. Cuando hay un virus que ataca nuestra estructura, governada perfectamente por el cerebro y el corazón, el sistema inmunitario reacciona y lanza anticuerpos, no invita al virus a rezar, ni invoca el perdón: lo ataca matándolo. Lo mismo hará Dios si nosotros atentaremos contra la economía de Su universo, si violásemos Su Creación. Los hombres somos enzimas que se han transformado en virus; la célula Tierra está sufriendo y se está transformando en una célula cancerígena que, por si sola, podría contaminar todo el sistema universal del Cuerpo cósmico de Dios. Por dicho motivo, Él está preparando una operación quirúrgica para extirpar el cáncer de Su cuerpo. Sucederá de seguro si no volvemos a ser buenos y cambiamos de virus que somos a enzimas laboriosos. Cristo descenderá para separar los virus de los enzimas buenos, es necesario que el cirujano haga esta operación.
P: Yo quisiera explicar como ha sido mi conversión y como hemos llegado a ello. Desde que tenía 13 años yo hablo con los ángeles, es decir los Extraterrestres. El 18 de octubre de hace dos años se me apareció la Virgen, que me pidió que fuera a Medjugorie. Yo era creyente pero no practicante, no sabía nada de este lugar. El 18 de abril, el jueves santo del año pasado, tuve una visión horrible, catastrófica, que los Ángeles me dijeron que contara solo a dos conocidos míos que, en ese periodo, yo no frecuentaba porque pensaba que estaban lejos de Dios; en realidad dos años antes también ellos se habían convertido yendo a Medjugorie. Yo me asusté mucho, fui incluso a hablar con el sacerdote, llegué a pensar incluso que se trataba de algo del maligno. Hice todo lo que me dictaba mi discernimiento. Massimo está hoy aquí conmigo, después de pocos días entró por casualidad en tu página web y descubrió que tú anuncias las mismas cosas. La casualidad no existe, los Ángeles la llaman sincronicidad... Así hemos llegado hasta ti, estamos felices de estar aquí y de conocerte.
G: Descríbeme tu visión
P: Vi una bola de fuego que llegaba desde lo alto, desde la derecha, y se precipitaba hacia la izquierda. La Tierra temblaba toda, se quebraba en su interior y se derrumbaban edificios y casas. A mucha gente, también niños, jóvenes y ancianos, la llevaban no se a dónde.
Los militares que estaban delante y en cola, los obligaban a meterse una especie de microchip en la muñeca de la mano izquierda. Al que se rehusaba se lo llevaban. Dentro de mí sentía que era algo equivocado, que no teníamos que hacerlo. En un cierto momento veo toda la estructura del Vaticano que tiembla y se desmorona, la estatua del Arcángel Miguel que está en la cima de Castel Sant’Angelo se caía y se partía en mil pedazos, mientras en el cielo, poco a poco, se veía llegar desde la izquierda una astronave espacial.
Durante la visión lloré mucho, sentía que se repetía el número 17. En un cierto momento me vi en la visión. Todo se había vuelto oscuro y yo estaba en mi casa, delante de la chimenea, donde yo tengo mi pequeñito altar con los ángeles, la Virgen y una vela encendida todo el día para rendir gracias a los Ángeles... Estaba con mi pareja y con mi hija mayor. He sentido como que esto sucedía un martes o jueves, días en los que mi hija más pequeña no está conmigo; he percibido también que sucedería en primavera u otoño, porque las personas llevaban una chaquetita...
El Sábado Santo mis amigos me mostraron un video tuyo; yo estuve mal y no lograba dormir. Desde ese día mi amiga, que es muy testaruda, ha insistido para que viniésemos donde ti...
G: Has visto el Apocalipsis y la Venida de Cristo. Todo lo que has visto ocurrirá. Yo creo que el número 17 se refiere al 2017. Te puedo asegurar que, por los mensajes que he recibido, a partir del 2017 sucederán estas cosas.
P: Desde que fui a Medjugorie, voy a misa todos los días, me confieso todos los meses, hago lo que me dice la Virgen. Lo que tengo que hacer es decir que nosotros estamos aquí para nuestra evolución.
Desde lo alto los Ángeles se resienten del hecho de que la Iglesia no diga determinadas cosas, entre ellas la reencarnación. Por desgracia choco muchísimo con la Iglesia y no se qué hacer con los sacerdotes.
G: Si vas donde los sacerdotes, tienes que respetar sus ritos. Si no están de acuerdo contigo, para hacerles reflexionar, puedes mostrarles los pasos del Evangelio, donde se habla de la reencarnación. Como ha dicho también el Papa, muchos sacerdotes están en una posición equivocada. Lamentablemente, además del crimen de la pedofilía en el que está implicado un buen porcentaje de nuestros curas, existe el crimen de la apostasía: han perdido la fe, lo hacen solo como trabajo. Éste es otro signo de los tiempos que la Virgen de Fátima había anunciado. Tú insiste, sigue adelante y no te preocupes porque te asistirán los Ángeles.
P: Yo no creo en la reencarnación, de lo contrario los budistas, que creen en la ley del karma, tendrían la razón suprema y nosotros los cristianos seríamos de segunda clase.
G: Los budistas tienen razón y basta, no la razón suprema. También los cristianos, hasta el 500 d. C., creían en la reencarnación, un concepto que la Biblia transmite claramente y que profesaban algunos padres de la Iglesia; después, con el Concilio de Nicea (553 d. C.) fue esplícitamente condenado.
P: ¿La ley de causa y efecto ya no existe después de la muerte?
G: La ley de causa y efecto vale también para el espíritu, no solo para la materia. Lo que siembras recoges: una ley universal para todo, sin la cual no existiría nada en el universo. Dios la ha creado a propósito. Gracias a todos. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
El Señor no esconde Su voluntad a los hombres: nunca ha sido ni lo será un secreto reservado para pocas personas.
Oh hombre, “Si no amas al hermano que ves, ¿cómo podrás amar a Dios que no ves?” (Juan 4, 20). “Oh hombre, Él te ha indicado qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios” (Miqueas 6,8).
Los profetas se hacen portavoces del Altísimo para enunciar aquellas verdades que contienen un verdadero programa de vida personal y colectivo, donde la sed de amor y de justicia se encarnan revelando el mandamiento más grande: ama al prójimo como a ti mismo.
Una ley universal, un deber moral que no se puede limitar a la oración, a un gesto de misericordia o a un simple gesto de compasión. El mismo encierra ese conjunto de valores y de ideales que mueven el accionar de todo hombre, sin distinción de raza, credo filosófico o religioso, respecto a los cuales el Maestro deja al libre albedrío establecer los límites del propio sacrificio personal.
Éste es el fundamento ético indispensable para llegar a construir un mundo nuevo: es desde aquí que tenemos que empezar para llegar a Dios. Éste es el camino, el único camino, y Jesús, con varias parábolas, confirma Su enseñanza: desde las vírgenes necias excluídas del banquete, al árbol que no da frutos cortado y tirado al fuego; desde el siervo holgazán castigado porque no hizo fructificar los talentos, al invitado a la boda sin traje nupcial. Y lo confirma hoy por boca de Su siervo, de Aquél que lleva el Signo inequivoco de Su Presencia, y que recorre un camino ejemplar. Hoy más que nunca, tenemos que aferrarnos a ese sueño de igualdad y de equidad entre todos los seres humanos sobre el plano de la dignidad personal y de los derechos inalienables, apretarlo fuerte contra el pecho y luchar para realizarlo cueste lo que cueste; alimentar noche y día ese sentido del deber que nos lleva a nuestra esencia más profunda, que nos permite vivir en armonía con nosotros mismos, con el prójimo, con nuestra conciencia y con toda la Creación.
Por desgracia, no obstante las amonestaciones y los castigos, es el mandamiento más ignorado desde siempre: amar y luchar en contra de las injusticias es algo que no se hace para nada, solo en ciertos momentos de la vida o se pide únicamente para si mismos. ¿Cuántos caminos espirituales que se recorren al final resultan ser estériles porque llevan a divisiones, competiciones y fanatismos? ¿Cuántos demuestran tener una actitud superficial en su accionar y en el hablar, por miedo de llevarlo hasta el extremo, y se llenan de pretextos?
Jesús dijo a sus discípulos: “Yo os digo: si vuestra justicia no superará la de los escribas y de los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
Nadie podrá escapar a Su Juicio; nadie podrá escapar a la ley de causa y efecto: incluso aquellos que no creen, saben que el tiempo es el más cortés de los caballero,s que la vida a la larga restituirá lo que en el tiempo hemos generado.
Estad atentos, estemos atentos: el Dios infinitamente misericordioso que adoramos y servimos es un Dios infinitamente justo que castiga, flagela, juzga, castiga: “porque el Señor ama la justicia y nunca abandona a sus fieles. Los impíos serán aniquilados y su descendencia quedará extirpada” (Salmos 37:28). “Dios nuestro es el potente Señor de los Ejércitos, no confundamos Su Misericordia con debilidad. Y tengamos cuidado en empezar por la casa de Dios, es decir por nosotros” (Pedro 4,17). Que nos guste o no.
Sandra De Marco
San Giovanni di Polcenigo
16 de julio 2015