DEL CIELO A LA TIERRA
HE ESCRITO EL 22 DE MARZO 2011:
LA DEBILIDAD DE OBAMA Y EL FASCISMO DEL ACTUAL GOBIERNO DEL PUEBLO QUE HA DESOBEDECIDO AL DIOS ADONAY: ISRAEL.
QUE QUEDE CLARO, NO SOY RACISTA NI ANTISEMITA. LA CONTINUA ACUSACION DE QUIEN, COMO YO, DISIENTE DE LAS ELECCIONES DEL GOBIERNO ISRAELI NO CUENTA MUCHO.
EN MI PECHO BRILLA UN MEDALLON DE ORO CON LA ESTRELLA DE DAVID Y EL CANDELABRO DE SIETE BRAZOS. ESAS MEDALLAS TIPICAS QUE SE TRANSMITEN DE GENERACION EN GENERACION Y QUE GARANTIZAN MAS QUE CUALQUIER REGISTRO CIVIL LA PROVENIENCIA JUDIA.
POR LO TANTO SOY JUDIO Y TENGO TODO EL DERECHO DE CRITICAR, INCLUSO, SEVERAMENTE LAS ELECCIONES NEFASTAS DE ISRAEL.
CREO EN EL UNICO ESPIRITU SANTO, EN EL DIOS ADONAY QUE ES SU MANIFESTACION Y EN LAS LEYES QUE EL HA CONFIADO A MOISES EN EL MONTE SINAI. SOY TAMBIEN CRISTIANO Y ADORADOR DEL HIJO DE DIOS JESUS CRISTO QUIEN ENSEÑA AMOR Y TOLERANCIA HACIA TODOS LOS HOMBRES, PERO TAMBIEN SUPREMA JUSTICIA.
CON ESTA PREMISA, VAMOS AL PUNTO.
ISRAEL, ES DECIR SU GOBIERNO ACTUAL Y NO TODO EL PUEBLO, (PORQUE EXISTE TAMBIEN UNA OPOSICION EN EL PAIS, AUNQUE MINIMA) ES INSENSATO Y ARRIESGA EL DESENCADENAR LA TERCERA GUERRA MUNDIAL CON EL USO DE ARMAS NUCLEARES, SI CONTINUA CON SU POLITICA INTERNACIONAL NEFASTA Y FOMENTADORA DE GUERRA.
ES NECESARIO CONSTATAR LA ACTUAL IRRESPONSABILIDAD DEL PREMIER ISRAELI, DE LA DEBILIDAD DEL PRESIDENTE OBAMA Y, SOBRE TODO, DE QUIEN MANDA DE VERDAD EN LOS ESTADOS UNIDOS.
LOS LOBBIES JUDIOS INTRODUCIDOS EN LOS BANCOS AMERICANOS Y OCCIDENTALES SON LOS VERDADEROS PATRONES Y SI NO TRASNFORMAN RADICALMENTE SU POLITICA FOMENTADORA DE GUERRA EN POLITICA SABIA Y JUSTA EN TIEMPO BREVE, SERAN CULPABLES DE HABER CREADO OTRO BECERRO DE ORO Y POR LO TANTO SERAN LA CAUSA DE UNA NUEVA IRA DE DIOS SOBRE ELLOS, SOBRE SUS HIJOS, SOBRE NUESTROS HIJOS Y SOBRE TODA LA HUMANIDAD. ESTA CLARO QUE ESTE DISCURSO TEOLOGICO NO ES COMPRENSIBLE PARA LOS LAICOS Y LOS AGNOSTICOS JUDIOS QUE LEERAN LO QUE ESCRIBO, PERO SIENDO LOS PATRONES DE ISRAEL GENTE “CREYENTE” EN LA TORAH Y EN CRISTO HIJO DE DIOS (AMBAS RELIGIONES MONOTEISTAS) ESPERO QUE MI APELACION SEA ACOGIDA. ROGAMOS Y CONFIAMOS EN LA JUSTICIA DEL PADRE ADONAY, QUE ASI COMO EN LOS TIEMPOS BIBLICOS, DESENCADENE SUS FUERZAS DE LA NATURALEZA CON UN NUEVO DILUVIO UNIVERSAL Y SEPARE EL GRANO DE LA CIZAÑA. PARA REESTABLECER SOBRE LA TIERRA UN NUEVO REINO DE PAZ Y JUSTICIA, Y A LA CABEZA SU HIJO JESUS CRISTO.
TODO ELLO POR AMOR DE LOS BUENOS Y DE LOS JUSTOS ESPARCIDOS POR EL MUNDO, TAMBIEN EN ISRAEL, TAMBIEN JUDIOS ¡NATURALMENTE!
G. B.
Sant’Elpidio a Mare (Italia)
22 de marzo 2011
LA GUERRA DEL AGUA
Por Paola Caridi
Israel y Palestina están viviendo la peor sequía en casi setenta años. Y así se vuelve más agudo el conflicto entre ambos pueblos. Y las organizaciones internacionales acusan: la repartición del más precioso de los recursos de Medio Oriente es toda a beneficio del Estado judío de Jerusalén.
Sequía. Esta palabra fue evitada durante años, pero ahora ya no es posible. Para Israel y Palestina, éste ha sido el peor otoño en décadas. El peor noviembre desde 1942, sin una gota de lluvia a lo largo de todo el mes. El lago Tiberíades tiene un nivel muy bajo. Las autoridades de aguas israelitas temen que – si continúa así – el próximo agosto incluso se podría alcanzar el punto de no retorno, provocando daños irreversibles en la calidad del agua. Y entonces, los problemas, serían realmente serios. En el Estado judío existe una costumbre: lo primero que hacen los israelitas al levantarse cada mañana es escuchar las noticias por la radio. Pero en estos días la atención no está centrada en las noticias de guerra o de terrorismo: lo que les interesa es saber en cuanto ha disminuido o crecido el nivel del lago Kinneret, del lago Tiberíades, justamente, el más importante recurso de agua del país. Entre noviembre y diciembre no se superó la cuota menos 214: un número peligroso, porque faltan sólo 77 centímetros para llegar a aquello que se define como el punto de no retorno. Yossi Guttman, el hidrólogo de punta de Mekorot, la sociedad que administra el precioso recurso, es claro: “Estamos enfrentando una crisis del sistema hídrico de medidas extremas. La situación es muy seria”.De muy poco sirvió la tormenta que cayó en Israel y en los territorios palestinos a mediados de diciembre. Agua sí, y mucha. Agua del cielo, finalmente, pero después de un verano con temperaturas que han superado los 45 grados y un otoño con un solo día de lluvia. Agua por la cual han sido elevadas tantas oraciones, incluso las realizadas por los dos grandes rabinos de Israel, el ashkenazita Yona Metzger y el sefardita Shlomo Amar. Oraciones necesarias porque “la tierra se ha secado, a causa de la gran cantidad de nuestros pecados”. Pero el agua puede en un tiempo quitarte la sed o derribarte. Y la tormenta de mitad de diciembre no sólo elevó en nueve centímetros el nivel del lago Tiberíades, sino que también produjo frutos muy amargos: en un día quedaron destruidas las playas de Tel Aviv. Aún más en riesgo de desequilibrio la ya trágica situación del Monte Carmelo, luego del peor incendio de la historia de Israel, que destruyó 5 millones de árboles (y que costó la vida a más de 40 personas). Y luego el aluvión que cayó sobre los campos de refugiados de Gaza, algo que fue a empeorar la crisis humanitaria en cuanto se refiere a la falta de agua potable y de curso de aguas residuales.
Las crisis de este año ha caído luego de una década ya marcada, a su vez, como una de las más secas. Basta con trasladarse un poco a la periferia, a Jerusalén, para ver jardines y parques amarillentos, la tierra reseca. Y luego los daños en la agricultura, aquellos de los cuales el público se da cuenta apenas sale de su casa y va al mercado. “Nunca antes se había visto algo igual”, dice Hamze, entre los exhibidores de su verdulería en la parte árabe de Jerusalén, “el precio de los tomates se ha duplicado. Está a casi 3 euros el kilo”. La situación también es crítica en Ramallah, en Belén, en todos esos mercados de Cisjordania en los cuales la agricultura es aún un importante sector productivo, a pesar de las colonias israelitas, que implican – para los palestinos – menos tierra, menos olivares, menos campos. Y también, drásticamente, menos recursos hídricos.
La guerra del agua, por otra parte, no es de ahora: desde la proclamada sequía, desde los cambios climáticos que afectan un área tan delicada como esta parte de Medio Oriente, desde siempre a falta de agua, con un único río digno de llamarse así, el Jordán, reducido en algunos sectores a un riachuelo maloliente. Y con un lago tan singular como el Mar Muerto, destino turístico altamente remunerativo ya sea para Israel que para Jordania, pero a estas alturas sobreexplotado. Y con las zonas desérticas que hacen que la distribución del agua sea un trabajo arduo.
Desde siempre el agua ha significado manejo del poder. Desde los tiempos del arroyo de Gihón que ha provisto de agua a Jerusalén por más de 2.000 años. Y que era necesario proteger para no ser derrotados. Nada ha cambiado desde entonces. Administrar el agua significa tener en la mano un arma indispensable para controlar el territorio y los pueblos. De un lado y del otro de las inciertas fronteras del conflicto israelo-palestino.
Lo confirma lo que en los últimos tiempos está ocurriendo entre israelitas y turcos. Ariel Sharon, en el 2002, estipuló un férreo acuerdo a veinte años con el gobierno de Ankara, el cual por un lapso de tiempo calmaría la sed de agua del país, con la compra de 50 millones de metros cúbicos al año. Los buques llenos de agua, pero que jamás zarparon de los puertos turcos, cómplice de esto el alza del precio del petróleo. En resumen, demasiado dinero, por un cargamento de agua, ésta es una de las razones del estancamiento del acuerdo. Que luego, el año pasado, luego del affaire de la Freedom Flotilla y el asesinato de nueve ciudadanos turcos, en la franja de Gaza, por mano de la marina militar israelita, fue bloqueado definitivamente. La lección que llegó desde Ankara significa que Israel debe generar en casa su autosuficiencia hídrica.
Pero quienes pagan la crisis no son sólo los usuarios israelitas, con aumentos que ya están en curso que se calculan, en medida combinada, hasta el 40%. Quienes pagan el control del agua por parte de Israel son sobre todo los palestinos. Porque el agua es uno de los puntos siempre postergados del proceso de paz. Uno de los que se decidirán – siempre y cuando – en el acuerdo final. Es Amnesty International la que ha denunciado el acceso extremadamente limitado a los (propios) recursos hídricos por parte de los palestinos, a través de un estricto informe, según el cual los 450.000 colonos que viven en Cisjordania y en Jerusalén Este, “usan la misma cantidad de agua o incluso más de lo que consume la población palestina”, estimada en 2 millones 300 mil personas. No sólo, continúa Amnesty, a lo largo de más de 40 años de ocupación de territorios palestinos “Israel ha sobreexplotado los recursos hídricos palestinos, descuidando la infraestructura hídrica y de los desagües en los territorios, y los ha usado como sumideros para sus residuos, causando daños a las napas freáticas y al ambiente”. Similares acusaciones fueron realizadas en el 2009 por el Banco Mundial. La Mekorot (sociedad hídrica israelita), dice el organismo financiero internacional, brinda a las colonias un volumen estimado de 75 millones de metros cúbicos al año, de los cuales casi los dos tercios son producidos por “40 vertientes controladas por Israel o por los colonos dentro de la Cisjordania”, es decir, en casa palestina. Muchos de esos manantiales, al menos 25, sostiene una investigación del periódico israelita "Haaretz", incluso fueron transformados en lugares turísticos. Vertientes que pueden ser visitadas, al lado de las colonias, pero no por todos. Los palestinos tienen prohibido el ingreso.
Abu Youssef mira desconsolado los grandes bidones de plástico azul que cumplen la función de cisterna del pobre campamento del cual es el mukhtar, es decir, el anciano, el juez, el sabio, el jefe. En esos bidones se encuentra el agua potable para todos ellos, porque el tubo de abastecimiento hídrico tiene el mismo diámetro de una manguera para regar los jardines. Abandonados, olvidados por todos, los beduinos de la gran tribu Jahalin viven y sufren en un wadi, en algo que en el sur de Italia se llamaría “fiumara” (torrente). Alguna chabola de madera y chapas, aguas abajo de un vertedero que no se sabe lo que contenga, pero de cuya miasma es mejor estar lejos. Un campamento beduino a 30 km del Mar Muerto, a dos de la Tumba de Lázaro, a menos de cinco en linea de aire de ese manantial del Gihon que daba el agua a Jerusalén. Sobre su cabeza, en la pequeña colonia israelita de Kedar hay incluso una piscina. La misma tierra. Contendida. Como el agua.
L’Espresso, 7 de enero 2011.
UNA ONG DENUNCIA MALTRATOS DEL EJERCITO ISRAELI CONTRA NIÑOS PALESTINOS
'Defence for Children International', acusa a Israel de detener masivamente a menores y forzarlos a confesar delitos
EFE Jerusalén 12/06/2009
Los menores palestinos son víctimas de "torturas y maltrato extendido, sistemático e institucionalizado" por parte de las fuerzas de seguridad de Israel, según un informe de la sección palestina de la ONG Defence for Children International. "Desde el momento de su arresto, los niños palestinos sufren maltratos y, en algunos casos, tortura a manos de soldados israelíes, policías y autores de los interrogatorios", señala el documento, que incluye 34 casos estudiados en sus más de cien páginas.
A menudo, los menores son arrestados "en la casa familiar horas antes del amanecer por soldados fuertemente armados" que les "arrodillan dolorosamente, vendan y meten a empujones en la parte trasera de un vehículo sin indicación alguna de porqué o a dónde se los llevan", explica la organización. "Los niños son generalmente maltratados durante el proceso de traslado y llegan a los centros de detención e interrogatorio traumatizados, cansados y solos", agrega.
Por lo general, se niega a los menores -incluso de 12 años de edad- el contacto con sus familias y la ayuda de un abogado hasta que hayan confesado en el interrogatorio, según la ONG. "En el interrogatorio se les somete a una serie de técnicas prohibidas, como el uso excesivo de esposas o del vendado de ojos, bofetadas y golpes, abuso de posiciones dolorosas durante largos periodos de tiempo, confinamiento incomunicado y privación del sueño, así como una combinación de amenazas físicas y psicológicas al niño y su familia", detalla el estudio.
En esos momentos, "muchos menores confiesan y algunos son forzados a firmar confesiones escritas en hebreo, una lengua que no comprenden", en interrogatorios "que no se graban en vídeo, como establece la ley doméstica israelí", agrega. Luego, en el tribunal militar, "la principal prueba contra los niños es, en casi todos los casos, la confesión extraída durante un interrogatorio coercitivo", asegura la organización.
LANZAMIENTO DE PIEDRAS
"Dada su falta de fe en el sistema y el potencial de penas mayores, aproximadamente un 95% de los juicios acaban con el niño declarándose culpable, cometiera o no el delito", precisa. Cada año, unos 700 de los 9.000 palestinos juzgados en los dos tribunales militares israelíes en Cisjordania son menores, según datos de la ONG.
En 2008, la pena más imputada a menores palestinos en esas cortes fue el lanzamiento de piedras (26,7 por ciento de los casos), que puede suponer hasta veinte años de encarcelamiento, recalca Defence for Children International.
Efe no ha podido obtener a tiempo una respuesta del Ejército israelí, que está investigando el informe. Uno de sus portavoces señaló, no obstante, que toda eventual tortura y maltrato efectuadas por las tropas "iría contra los valores del Ejército" y recalcó que anteriores investigaciones internas han echado por tierra acusaciones similares.
Público.es