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calicegiorgioDe Francesca Panfili

La realización de la alquimia en nuestra vida se produce gracias a la presencia del Cáliz Viviente de la Comunión Crística. En su sangre y en su sonrisa nos hemos reencontrado y hemos abrazado nuestras partes de las sombras, reconociéndolas, dejándolas ir y renaciendo a nosotros mismos.
Malentendidos, problemas, pruebas y tentaciones se han resuelto en esa estrecha salvación en el que este Cáliz, que vive entre nosotros y es capaz de mostrarnos la esencia real de las cosas y reavivar el fuego de la Verdad que muchas veces dejamos debilitar, nos ha salvado del destino común.
 
Si no dejamos siempre ardiendo el fuego sagrado que nos quema en el plexo, si no nos ocupamos de poner siempre leña en el antiguo brasero del Conocimiento, si olvidamos a quién servimos y a quién deseamos complacer, entonces la oscuridad prevalecerá sobre nuestra vida. Dios muchas veces nos da la gracia, para nosotros indigna, porque sabe leer en el fondo de nuestro corazón el amor que tenemos por El y para ello envía a su mayor servidor a rescatarnos en las tramas de la vida, entre los miserables y los últimos. Y el fiel Cáliz de la Comunión nos abraza, nos sacude, toma nuestros males, nos libera, desciende a nuestros infiernos para darnos vida y redimirnos.
Cuando esto sucede, se asiste a un renacimiento, a una operación alquímica que queda grabada en el espíritu. Y así la enseñanza adquiere aún más riqueza en su significado, y se convierte en un tatuaje indeleble que nos acompañará por siempre.
 
Esto ha pasado muchas veces.
Me referiré entonces a algunos conceptos que hemos presenciado, que son válidos para cada uno de nosotros para que se realice en nuestros corazones la transformación necesaria para renacer en Cristo y darle a Él, cada pedazo de nuestra vida sirviendo al más grande de la tierra en el proyecto que el Padre nos ha reservado por amor a la vida y a la verdad.

“En la vida amo ser directo y no me gustan los malentendidos. Me dirijo a vosotros hermanos porque siento que algunos de vosotros todavía están lejos de vivir la hermandad. Estáis lejos porque a veces surgen entre vosotros problemas innecesarios, reservas mentales o pensamientos que se quedan en tu cabeza y se convierten en rocas.
Todos conocen mi historia. Es una historia transparente y yo vivo solo por esta Causa. Es este Ideal al que quiero servir. Este es el ideal al que entregué todo, todo mi dinero, mis hijos y mi familia.
Soy muy exigente conmigo mismo y muchas veces también lo soy con vosotros hermanos porque quiero que comprendan.
 
No me interesa tener una comunidad espiritual o una hermandad. Me interesa crear un ejército de soldados que sirvan a Cristo porque es a Él a quien debo obedecer. Es Él quien me dijo que liderara la lucha contra los criminales, que los encontrara y los eliminara. No tengo armas. Mi arma es la información y la cultura, es apoyar a los magistrados adecuados, difundir el mensaje de Jesucristo y su segunda venida, apoyar a quienes, como mi hijo, ayudan a los necesitados. Eso es lo que hacemos en nuestros grupos que llamamos arcas, donde hay soldados que usan las armas de las que les hablé. Estos soldados, como yo los llamo, es necesario que sirvan la obediencia y que tengan fe en quien los guía y en quien da las directivas en esta Causa.
 
No necesito gente que tenga problemas. Si los hay me veré obligado a sacarlos porque esa no es la causa que me interesa. Quiero que seáis hermanos y amigos y que no tengáis malos entendidos entre vosotros. Quiero que no pierdas tiempo en incomprensiones porque entre vosotros estoy yo, y si hay problemas que no manifiestan y que continúan existiendo entre vosotros yo lo sabré y si persisten serán alejados. A mí no me interesa nada de vuestras vidas privadas. No me importa si tenéis una familia, si estáis casado o acompañado. Lo que me interesa es que estemos juntos en esta batalla y que vosotros se entreguen a lo que les digo en la Obra que servimos.
Vivir en la Obra significa seguir las directivas de la Obra. Todos pueden escuchar lo que revelamos, pero si quieren hacer la Obra, el Cielo requiere obediencia. Sé muy bien que esto es lo más difícil de seguir hoy, pero debéis que confiar.
 
Confiar no es fácil porque podría ser un impostor, un especulador, un embaucador, pero sabéis que no soy nada de eso. ¿Entonces, qué necesitas hacer para aceptar esto? Debes observar en los hechos de mi vida diaria que no se esconde.
No tengo vida privada, la perdí hace años. Mis hijos no han conocido a mamá y papá, pero crecieron con la gente. A su alrededor solo había hermanos y arcas.
No juzgo tu vida privada y no me meto en eso. Deberías hacer lo mismo con la mía, si es que tengo una.
Los hermanos que llegan a la Obra en este momento se enfrentan al hecho de que no tienen otra opción, a diferencia de lo que sucedió antes. Hace veinte años se hacían comparaciones, se hablaba de problemas como en una familia, pero hoy ya no es así. Aquellos que me conocen desde hace algún tiempo han visto esta transformación. Ahora ya no puedo seguir el ritmo de estas cosas. Ahora es el momento en que debemos obedecer las órdenes de los responsables y realizar acciones de guerra con las armas de la cultura, la presencia, la denuncia y la información.
 
Soy pequeño. No soy como los justos a los que sirvo, pero les aseguro esto: no tengo mucho tiempo, tengo que apurarme, tengo que correr como un loco porque el tiempo pasa. Por eso les pido que no me hagan perder el tiempo. El tiempo corre detrás de mí. Hay un plazo y estoy atrasado y por eso no me originen problemas, pero confíen en mí. Vosotros no sabéis lo que yo sé y ni siquiera me lo podéis preguntar porque nunca os lo diré por protegeros. Se trata de asuntos de vida o muerte.
No tengo tiempo para estar atrás de problemas triviales, por eso les digo que confíen.
Me gustaría que vosotros confiarais y que vuestro único pensamiento fuera hacer la Obra.
Aquí nadie os juzga. Solo necesito saber si puedo considerarlos o no mis soldados en esta guerra, si os puedo dar tareas y responsabilidades o no.
 
Vosotros sois mis hermanos, pero ahora tengo que entender si también son mis soldados. Podéis ser ambos o no. Si son hermanos sepan que se quedarán atrás porque solo escucharán las conferencias y de vez en cuando serán testigos de las cosas que hacemos, pero no estarán operativos. Para ser operativo conmigo deben ser soldados y para serlo necesitan obediencia y confianza. Por supuesto, podéis hacer sugerencias, pero no entrar en cuestionamientos, de lo contrario, no somos rápidos y expeditivos.
 
En este sentido, los jóvenes que has visto actuar, tocar y bailar en el escenario han crecido y nos emocionan.
Quiero ver que estáis presente en la Obra, que rompéis vuestros modelos mentales y católicos, que me estás buscando y que estás ahí. Debéis confiar en mí.
Por esta razón yo debo demostraros mi total integridad y vosotros debéis esperarlo de mí, pero la nuestra es una relación recíproca. Tú también debes ser íntegro y tener confianza.
Verás, nunca he sido esa persona que te dice algo, pero luego no lo hace. Yo os muestro que, si te digo una cosa, soy el primero en llevarla a cabo.
Si yo te doy confianza , está bien que me la restituyas.
Sé que esta es una disciplina férrea. Así he educado-formado- a estos hermosos jóvenes que ahora son artistas y activistas. No los he dejado respirar y he sido exigente y si no lo hubiera hecho, hoy nunca hubieran tenido este resultado porque para ser grandes artistas, gente exitosa, hay que trabajar mucho y tener un entrenador que no te de respiro, un entrenador al que casi tienes que llegar a odiar, pero luego te encantará porque te ayudará a conseguir ese resultado.
 
Si ves que el diablo trata de dividiros, búscame y encontraré la solución adecuada, pero debes confiar en mí. No tienes que dudar.
Sé que la mía es la metodología más difícil e inalcanzable del mundo, la más terrible que hay, pero si vosotros la seguís os convertiréis en mensajeros de Dios. Si vosotros entráis en esta metodología se convertirán en pastores de hombres, tendrán discípulos, se convertirán en profetas cuando Dios los llame, porque Dios los llamará a cada uno de ustedes para guiar almas en el futuro.
Deben hacerse desde abajo y cuando se conviertan en grandes soldados, a su vez tendrán soldados que llevarán al Señor, porque habrán tenido un maestro que ha sido exigente con vosotros y que os ha enseñado la confianza, la obediencia y la humildad.
Saben que no los defraudaré. Les he dado muchas pruebas de que el Señor está conmigo. Si él confía en mí, ¿por qué no deberían confiar en mí?
Si no hacemos así, no ganaremos esta guerra en curso.
Sé que individualmente todos vosotros son extraordinarios, pero solos no somos suficientes. Es el grupo que debe surgir y que debemos crear.
 
Para nosotros, la ética es fundamental al igual que nuestra unión.
Combatimos contra las organizaciones criminales y ellos saben que la confianza en los líderes debe ser total. Y están luchando por continuar con un sistema violento. Su misma fidelidad debemos tenerla también nosotros, pero en el bien, en la Causa a la que servimos.
La ética para nosotros debe ser fundamental al igual que la humildad porque siempre seremos servidores, conscientes de no saber, como decía Sócrates, y por tanto siempre estar dispuestos a aprender de los demás, de lo contrario, si no hacemos esto, seremos probados y caeremos.
Siempre debemos superarnos a nosotros mismos, siempre dar lo mejor de nosotros.
 
No jugamos para participar sino para vencer. No hacemos nuestro trabajo por dinero o vanidad, sino por la Causa. También si somos sobresalientes en muchas cosas, siempre debemos estar dispuestos a ser solidarios con los últimos y exaltarlos. Siempre debemos aspirar al servicio y nunca buscar a alguien que nos sirva.
Siempre quiero servir a mi hermano. No me gusta la lógica de 'armémonos y vayámonos'. Quiero ser el líder de las cosas que propongo, ser el primero en llegar y el último en irse.
Solo si hacemos esto podremos recorrer un largo camino, de otra forma, si ocurre lo contrario, caeremos.
Cuando cometemos un error, admitir el error no es un acto de debilidad sino un acto de fuerza. Te vuelves más poderoso si admites el error, los demás te reconocen más porque tuviste el coraje de humillarte, y no de justificar tus debilidades. Eres fuerte cuando admites que estás equivocado. Así es como el discípulo reconoce a su maestro porque el maestro desciende a su igual.
 
El Señor lo hizo con nosotros. Bajó a nuestra miseria para recuperarnos, él quiso salvarnos incluso descendiendo a nuestro barro, a pesar de ser el Hijo de Dios, eso lo hizo grande. Ha mostrado su humildad a pesar de ser el Hijo de Dios. Él ha venido a mí, miserable, para hacerse como yo, aunque Él es el Altísimo.
Ahora te pido que vengas acá y nos abraces '
 
Una vez más el Cáliz Viviente de la Comunión Crística nos ha unido, nos ha hecho renacer, ha realizado la santa alquimia del espíritu.
Humildad, servicio, obediencia, confianza, voluntad, disponibilidad, constancia son las virtudes que debemos realizar para acceder a los secretos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Gracias Giorgio que a través de tu eterno sacrificio siempre nos haces renacer.
Solo un amor superior, impulsado por los pasos de quien te guía y que no nos ha dejado huérfanos, puede hacer realidad todo esto.
Con la esperanza de que de estas palabras revelen toda la emoción y alegría que sentí por haber sido testigo de esta enseñanza. Que llegue a todos los hermanos, incluso a los más lejanos, que son los más fieles al corazón de nuestro amado Maestro.


Francesca

5.8.21

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