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MALTRATO INFANTIL ENTRE LOS CLERIGOS MUSULMANES EN SENEGAL
No sólo la Iglesia Católica y otras comunidades cristianas se enfrentan a los maltrato infantiles. Un nuevo informe documenta que niños en muchas escuelas coránicas en Senegal "sufren severos abusos" comparable con la esclavitud.
afrol News, 16 de Abril - El abuso sistemático de niños en las escuelas coránicas de Senegal se revela en un informe de 114 páginas publicado hoy por el grupo estadounidense Human Rights Watch y al que ha tenido acceso afrol News. El informe concluye que "decenas de miles de niños en escuelas coránicas de internado en Senegal están sometidos a condiciones comparables a la esclavitud y sufren severos abusos".
El informe examina el "sistema de explotación y abusos" en el que al menos 50.000 niños, más conocidos como "talibés", - la gran mayoría menores de 12 años y muchos de tan sólo cuatro - se ven obligados a mendigar en las calles de Senegal durante largas horas, los siete días de la semana, por los profesores, conocido como morabitos y que a menudo hacen uso de prácticas abusivas.
El informe revela que los menores, a menudo, sufren los abusos más graves, el abandono y la explotación por parte de los profesores. Se basa en entrevistas con 175 talibés, así como unas 120 personas, entre ellas morabitos, familiares que envían a sus hijos a estas escuelas, eruditos islámicos, funcionarios de gobierno y miembros de organizaciones humanitarias.
"Senegal no debe permanecer al margen mientras decenas de miles de niños talibés son sometidos cada día a palizas, graves abusos, y, de hecho, a condiciones similares a la esclavitud", dijo Georgette Gagnon, de Human Rights Watch. "El gobierno debe tomar en serio esta situación, con motivo del Día Nacional Talibé, el 20 de abril, para regular las actividades en todas las escuelas coránicas y responsabilizar a los morabitos de sus actos", añadió.
En la mayor parte de Senegal, de sociedad musulmana, y donde los líderes religiosos tienen un inmenso poder social y político, los niños han sido confiados a morabitos que los educan en estas escuelas coránicas en régimen de internado, llamadas daaras. Muchos morabitos, que actúan de hecho como tutores, llevar a cabo la importante tradición de proporcionar a los jóvenes una educación religiosa y moral.
Pero la investigación realizada por el grupo de defensa de los derechos humanos ha mostrado que en muchas daaras hoy en día, "los morabitos están utilizando la educación como una tapadera para la explotación económica de los menores que están a su cargo". Muchos de los morabitos exigen a los niños una cuota diaria, obligándoles a pedir limosna en las calles para conseguirla e infligen graves abusos físicos y psicológicos a quienes no la consiguen. El informe documenta numerosos casos de palizas, y varios casos en que los niños habían sido encadenados y atados.
En los más de 100 daaras en los que Human Rights Watch entrevistó a talibés, el morabito normalmente suele acumular entre 15.000 y 45.000 euros al año a través de las limosnas que consiguen los niños; una suma considerable en un país donde la mayoría de las personas viven con menos de 1,50 euros al día. Las entrevistas sugieren que algunos morabitos incluso llegan a ganar hasta 75.000 euros al año a través de la explotación de los niños que se encuentran bajo su cuidado.
Un niño de 11 años de edad, enviado por sus padres a la edad de siete años a un morabito en Dakar, la capital de Senegal, dijo a Human Rights Watch: "Todos los días tenía que llevar al morabito 600 CFA (1 euro), arroz y azúcar. Si no podía conseguirlo, el morabito me azotaba con un cable eléctrico. Tantas veces en la espalda y el cuello... es demasiado para contar... Cada vez que me golpeaban, me gustaba pensar en mi familia, que nunca puso una mano sobre mí. Pensaba en regresar a casa..."
El nuevo informe documenta "la condición de extrema precariedad en la que viven estos niños". Las sumas importantes de dinero, arroz y azúcar colectivamente aportadas por la mendicidad de los talibés no se utilizaron para alimentar o vestir a los niños. Muchos de los niños sufren malnutrición severa, mientras que las largas horas en la calle los ponen en riesgo de ser dañados por accidentes de tráfico, abusos físicos y sexuales, y enfermedades.
Una típica daara es un edificio abandonado o parcialmente construido que ofrece poca protección contra la lluvia, el calor o el frío. En una pequeña habitación suelen llegar a dormir hasta 30 niños.
Las enfermedades se propagan rápidamente, haciendo que los niños enfermen muy a menudo - de enfermedades de la piel, malaria y parásitos estomacales - pero rara vez son atendidos por los morabitos. Por el contrario, muchos niños son obligados a mendigar horas extras para pagar sus propias medicinas.
La mayoría de los talibés entrevistados por Human Rights Watch dijeron que sólo tenía una muda de ropa, y más del 40 por ciento no tiene siquiera un par de zapatos y se les obliga a mendigar descalzos. Algunos talibés declararon que cuando se guardaban el dinero de las horas extra de la mendicidad y se compraba una camisa nueva o un par de pantalones, su morabito les cogía la ropa y la daba a sus propios hijos.
"En lugar de que los morabitos garanticen que los niños a su cargo tengan comida, educación y vivienda adecuada, con demasiada frecuencia hacen que los jóvenes se conviertan en meros medios para servir al morabito y su familia", dijo Gagnon. "Es algo inaceptable".
Agotados por los abusos, más de 1.000 niños huyen de las daaras cada año. "Centenares de niños que viven en las calles en las principales ciudades de Senegal representan uno de los legados de la explotación en las escuelas coránicas", según el informe.
Human Rights Watch insta ahora a las autoridades senegalesas a regular todas las escuelas coránicas y "adoptar medidas inmediatas y concertadas para castigar a los profesores responsables que violan las leyes de Senegal contra la mendicidad forzada y el abuso infantil".
El gobierno de Senegal promulgó en 2005 una legislación que penalizaba obligar a otros a la mendicidad para obtener ganancias financieras personales. Pero las autoridades no han tomado medidas concretas para aplicar la ley y poner fin a la explotación y el abuso de los talibés. "Ni un solo morabito ha sido acusado ni juzgado por el delito de la mendicidad forzada, aunque un gran número de estos niños se puede ver en las calles en un día cualquiera", lamenta Human Rights Watch.
Por staff writer
© afrol News

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