Por Grigorij Emaldi

3º Semana

La tercera semana aquí en Asunción ha sido bastante tranquila; el martes pusimos los ventiladores en la cocina del merendero por el fuerte calor que se crea cuando se encienden los hornillos y pusimos un nuevo interruptor para poder apagar la luz en el pasillo cuando se cierra el merendero, porque antes para poder apagarla había que usar el interruptor general.

Esta semana en el merendero hubo una mayor presencia de chicos, de 13 a 17 años. Es mucho más difícil poder manejarlos porque son chicos de la calle sin educación, en muchos casos son delincuentes que necesitan hacer ver siempre quién es el más fuerte o se hacen bromas de mal gusto entre ellos. Es muy difícil hablar, tienen argumentos muy limitados, como el sexo, la droga, sin hablar del idioma en el que hablan, es una especie de medio castellano y medio guaraní, toda una mezcla que la mayoría de las veces no se logra entender nada. Pero cuando pienso que algunos de ellos han crecido maltratados sin una madre o un padre, o en medio de la calle, no puedes hacer otra cosa que comprenderlos y tratar de socializar con ellos como se pueda.

En estos días llegaron al meredero unos juegos nuevos para los niños y ellos se divirtieron mucho jugando entre ellos, con juguetes de construcción, autos, miñecas y peines. Algunos chicos se hacían los pícaros y trataban de llevarse los juguetes a casa.

En esta semana Lucero (la hija de Omar) y yo hemos ayudado a Héctor a estudiar matemáticas, en estos días tiene el último exámen y para pasar de grado tiene que obtener mínimo un 4, equivalente a un 8 en Italia (porque aquí las notas van de 1 a 5 y solo 1 y 2 son notas insuficientes).

4º Semana

El lunes Omar y yo fuimos a visitar una escuela; Omar habló durante toda la mañana a diferentes clases, pero para cada una de ellas tenía a disposición apenas una hora, por lo tanto tuvo que modificar un poco el discurso que presenta habitualmente. En la última hora, cuando teníamos que terminar de hablar a la última clase, entraron unos policías por una supuesta amenaza de bomba en la escuela y tuvimos que evacuar el edificio... ¡ah... las cosas extrañas de la vida!

El martes Hilda, Omar y yo fuimos al merendero por la tarde para hacer una torta para el cumpleaños de Kevin, un niño de la calle, con la ayuda de una señora italiana que ahora vive en Paraguay, hicimos una torta gigante con 2 capas de biscochuelo con yogurt de naranja y rellena con dulce de leche (en Italia simplemente se llama mue) y por encima un baño de merengue. No veía la hora de que llegara el día siguiente para comerla. Al otro día adornamos todo el merendero con globos, caramelos, juguetes, piñatas rellenas con serpentinas y caramelos, tanto los platos, manteles, carteles eran con un dibujo animado japonés del cual no recuerdo el nombre, en fin ¡un cumpleaños envidiable! Cuando llegaron todos los chicos le sacamos fotos al festejado, comimos sandwichs, tortas y reventamos los globos. El principal problema fue limpiar todo al final ¡era un campo de batalla!

El viernes volvió al merendero uno de los hermanos de aquel chico que había sido asesinado por defender a su hermana de la violación por parte del padrastro. Hoy este chico frecuenta un consultorio para niños y más adelante tiene la intención de continuar con sus estudios... Hoy también es el día en el que salió la sentencia para su madre: le dieron alrededor de 25 años de cárcel por complicidad con el padrastro de la niña.

El sábado se realizó una limpieza a fondo del merendero, con la ayuda de Lucero (la hija de Omar) y con algunos chicos que se habían ofrecido como voluntarios para ayudarnos. Al terminar hicimos una merienda veloz con leche con yerba mate y pan con mantequilla.

¡El domingo fue mi cumpleaños! A la noche fuimos a festejar en algunos locales de Asunción con los hijos de Omar y con sus amigos y el domingo almorzamos con un espectacular pollo cocinado por Hilda. ¡Fue mi primer cumpleaños en verano y creo que uno de los más hermosos!

 

 

Grigorij Emaldi

Asunción (Paraguay)

15 de Noviembre de 2012