SI, AHORA AMO
No estoy acostumbrado a escuchar la voz de mi corazón, a menudo dejo que las jornadas transcurran de forma imprevisible, entre alegrías y dolores, sonrisas y ansiedades, en búsqueda de mi felicidad.
En un momento me doy cuenta que corro demasiado y desde hace demasiado tiempo sin detenerme ni un instante para “sentir”.

Miro en mi corazón y quedo aterrorizado, incapaz de encontrarme a mi mismo, a mi identidad, veo un espacio inmenso el cual no soy capaz de llenar.
Luego vuelvo a mirar y descubro algo...
He visto algo en los ojos de mi amigo, de mi amiga, me quedo fascinado, el pecho se llena hasta estallar, entonces comprendo que la sugestiva fuerza que me arrolla simplemente se llama Amor.
Vuelvo a leer dentro mío y me doy cuenta de que algo ha cambiado, una voz interior me dice que en realidad veo todo diferente, ya no es como siempre pensé que se veía...
Así es... me he enamorado del Amor...
¡Si, he sido arrollado por una emoción que me ha hecho estallar el pecho de pasión, tan fuerte que no logré controlarla! ¡Pero no era mía! Sin vivirlo directamente me sentí amado como nunca antes.
¡Comprendí que esta fuerza maravillosa no me pertenece, no soy yo quien le da una forma, nunca lo he sido!
La felicidad me invade... quedo estupefacto porque me llena de gozo lo que crean mis amigos que se aman.
Quizás porque el Amor se sirve sólo de quien se deja atravesar sin oponer ninguna resistencia, para luego ser reflejo y acariciar a todas las personas que lo necesitan.
Creo que el vehículo son los ojos, porque allí es donde vi, allí me enamoré, si... me he enamorado del Amor. Es la primera vez que me ocurre y espero que me siga ocurriendo otra vez y otra vez y otra vez...
Agradezco al Padre por haberme ofrecido el perfume de esta flor maravillosa y sublime que sólo Él posee. Adoro este perfume y no tengo deseos de intentar reproducir a esa flor a mi manera quiero sumergirme en él e impregnar mi alma de ese perfume, para luego dejarlo sentir también a quienes estén a mi lado, para dejar que su pecho se encienda con el mío y juntos lloremos de alegría por algo que se nos entrega cada día, algo que lo único que espera es que nuestros ojos tengan la humildad de mirar realmente.

Isacco

12/06/2011