Por Camila Ocampo
Montevideo, 5 de abril de 2016
No era un encuentro igual a todos, era la primera vez que se hacía una reunión exclusivamente de los más chicos del arca con Giorgio. No había padres, porque así nos sentíamos libres de expresar lo que sintiéramos en ese momento. Estábamos Alai, Gaia, Ámbar, Anubis, Ezequiel, Sonia, Fátima, Nicolás, Juan Manuel, Elizabeth, Diego, Gimena y Camila. También nos acompañaban Paola, Agustín, Matías, Tomas, Pier Giorgio, Erika y Sonia Alea.
Éramos una mini familia, donde a pesar de la responsabilidad que tenemos nos reímos juntos.
Giorgio: “Cuando yo vivía aquí no teníamos muchos jóvenes, teníamos niños que se criaron aquí y ahora los veo hombres y mujeres porque algunos de ellos hasta son padres, chicos, pero padres, con responsabilidad.
Veo a niños pequeños como a Giorgito, Anubis y Ámbar, que he visto nacer y otros.
Entonces yo estoy feliz, conozco a chicos nuevos.
Qué puedo decir, espero que me hagan preguntas de lo que ustedes quieran. Tema abierto, solamente me permito de decir pocas cosas pero contundentes. Como les dije a vuestros padres hace más de diez años atrás y a vuestros hermanos que muchos de ellos no conocen, -como Almendras y otras personas de la vieja guardia, veinte años atrás- ésto que a ustedes les gusta hacer en este momento: escuchar, participar, estudiar, aprender más, compartir… tenemos que ser concretos y ustedes jóvenes son concretos: “decime lo que quieres decir, ya, así te entiendo sin hacer muchos preámbulos.”
Ustedes saben que esta es una obra que lleva a cabo la persona que les está hablando que tiene la señal de los estigmas, entonces lo único que les puedo decir son unas cosas. Esto es algo para mi muy serio, de vital importancia. Yo, sobre todo en los últimos veinte años he elegido no perder más tiempo de nuestro tiempo precioso de nuestra vida. Cada uno de nosotros empezando por mi hasta el último de ustedes, -que no hay último porque somos todos hermanos, (es una forma de decir)-, nuestro tiempo es precioso, nuestra vida es única y tenemos responsabilidades, hijos, trabajo, ética, coherencia. Entonces ésto es algo serio, no es una distracción, no es una vacación, no es un después del trabajo voy a hacer. No, esto es algo que si uno quiere integrarse tiene que ser la cosa más importante de vuestra vida. No significa fanatizar, significa con responsabilidad, porque si uno tiene un hijo no le puede dar de comer un papel donde está escrito Del Cielo a la Tierra, le tiene que dar la comida, entonces hay que trabajar. Lo más importante es el trabajo y la obra, son la misma cosa, porque uno trabaja para mantener la familia, para hacer la obra y viceversa. Entonces mi sugerencia es que si ustedes se meten en esto lo tienen que hacer seriamente, pero no mañana, en el camino, estudiando, aprendiendo, no es que uno mañana dice estoy en esto y ya está, no, lo tiene que aprender bien, entender qué es, porqué se hace , cuáles son los objetivos de esta misión, por qué yo quiero hacerlo, son miles de preguntas que tú te vas contestando día cada día, no se puede contestar en un día, ni una semana, ocurren meses, quizás años. Entonces uno puede entregarse y decir: “participo”, y en la medida que yo participo voy entendiendo. Nadie pretende, en este caso el Cielo o yo, que todo se entienda en un día. Despacio, pero en el momento que tú eliges estar en un grupo adentro de un arca, tiene que ser serio, es decir si nosotros estamos aquí y elegimos de hacer un proyecto, -uno sólo, no veinte, ¡uno!-, este proyecto lo tenemos que cumplir. Entonces todas las cosas que se programan a favor de los demás, o por el Cristo, que sea un solo proyecto, tiene que ser una cosa seria. Y hay sacrificios, algo tenemos que sacrificar, esto es la primera cosa que ustedes como grupo de jóvenes tienen que pensar. Reunirse y decir, ¿Qué hacemos? ¿Perdemos tiempo, tomamos un mate y nos ponemos a reír y nada más? O hacemos un proyecto serio, escribimos algo, ofrecemos algo a los demás. El panorama para hacer cosas es infinito, unos de ustedes ya son un poco, no digo veteranos pero saben de lo que se trata, obviamente Erika y los padres vuestros están a las órdenes para ayudarlos. Pero hay también aquí personas que ya están integrados, participan, -ustedes mismos me dijo Erika que ya participan en cosas del arca-, como ayudar a las personas que no tienen, sirven la comida, perfecto, entonces esto es algo extraordinario, esto es un proyecto que están llevando adelante, y yo soy honrado que lo hacen, y lo voy a decir a todos los hermanos de las arcas que en Uruguay hay un arca donde los jóvenes dan de comer a las personas que no tienen nada, de la calle, dos veces a la semana. (…) Pero ésto no tiene que ser la meta, al contrario, este es el inicio, luego creciendo se tiene que pasar algo, no más serio o más importante, porque todo es importante, pero algo más, para crecer ustedes, para participar de las cosas del arca, que es también la difusión del mensaje, la organización de eventos, porque esto solamente el entusiasmo de los jóvenes lo puede hacer. Entonces no tengo muchas cosas que decir, como dijo Erika yo siento que en un año, año y medio uno de ustedes será el coordinador de todas las arcas de Uruguay. Así como Matías, ahí está, es el coordinador del arca de Rosario, que es una de las más grandes que está en Argentina. Porque el Cielo quiere que los jóvenes lleven adelante esta obra y nosotros padres estamos atrás para aconsejarlos, apoyarlos, pero el entusiasmo, el fuego de la vida, el fuego del amor, el sentido de la justicia, ustedes tienen que ser nuestros maestros. Entonces adelante para convencer a otros. Pero otra cosa, yo tenía menos de vuestra edad cuando entré a la obra y conocí a Eugenio Siragusa, que fue mi maestro y tenía 13 años, yo entregué toda mi vida, pero siempre me enseñó mi maestro y luego el mismo Cristo que yo veo que la libertad es sagrada, nadie de ustedes se tiene que sentir obligado a hacerlo, al contrario lo tienen que sentir porque si no lo sienten esto no es para ustedes, si no lo sienten se harán daño a sí mismos y daño a los demás. Tienen que sentirlo fuerte, y decirme “Giorgio yo lo siento”… lo siento una vez a la semana, los seis días no lo siento, nadie les dirá “no, aquí tú no puedes venir”. Yo soy un empresario espiritual de la obra, si una persona me dice yo una vez a la semana te puedo ayudar, yo la disfruto al máximo en aquel día, los seis días tiene libre, si uno me dice yo estoy cuatro días a full, yo cuatro día lo voy a disfrutar todo, si me dice siete días sobre siete no me interesa, es obvio que este no es su lugar, me parece de sentido común ¿no?
Entonces la libertad es sagrada, cada uno es libre de sentirse, no se tiene que sentir obligado, pero regreso al inicio, en el momento que elige tiene que ser serio no se puede aceptar a uno que dice participo en el proyecto, pero ahora no tengo ganas. Esto no es una broma, aquí en esta obra hay gente que ha muerto en la cancha, gente que ha sido matada por buscar la libertad, por buscar la justicia, esta obra no se puede ofender con la negligencia, ni con la indiferencia , ¡no! Uno no es obligado a hacerlo, pero esto es algo muy serio y sagrado porque insisto, ustedes saben, en nombre de esta obra han muerto personas. No son niños que no entienden, entonces es más honesto decir “esto es más grande que yo” , “todavía no me siento con la responsabilidad, espero, quizás un día”. Mejor, más honesto, y más respetable que hacerlo porque si no hago polémica con mi pareja o quizás, porque van a pensar que soy un tonto. No absolutamente. Uno da lo que siente dar, pero hoy ustedes vinieron, todos los que vinieron son integrantes, o están estudiando la forma para integrarse.
Hoy el encuentro conmigo es decisivo, SI o NO, puede ser NI también, más o menos, de acuerdo, pero estudia seriamente, aprende seriamente, la posibilidad, la oportunidad de que puede s servir una causa.
No tomen miedo con lo que les voy a decir, pero no les puedo mentir a los jóvenes, o a los hijos de mis amigos. Vuestros padres, de la mayoría de ustedes son amigos íntimos, son colaboradores míos, hasta personas que me han ayudado, me han dado la vida, la amistad, me han ayudado económicamente y viceversa. Vuestros padres son como una familia, nunca les mentí, tampoco a ustedes les voy a mentir. Parezco un catastrofista, no, tengo que decir la verdad, no hay futuro normal, no piensen ustedes si puedo tener una casa un día, un apartamento, una cuenta en el banco y vivir una vida normal, no , por la situación que se está dando en el mundo, no va a pasar ésto, pero sí que el mundo va a cambiar positivo, sí que un futuro donde estos chicos y ustedes van a vivir un mundo pacifico, pero completamente diferente a lo que están viviendo en este momento. Para llegar a este mundo tenemos que entregar nuestra vida, ganarla. Entonces no que no tienen que pensar en ganar la plata para vivir, eso lo tienen que pensar, porque aquí en el mundo se vive con la plata, (…) y si te dan la oportunidad, -Dios- de tenerla un día y convertirte en un millonario, decirle “no, a mi no me interesa la plata”, no, agarras la plata y te conviertes en un millonario. Pero qué tienes que hacer, ayudar a tus hermanos, y participar en la causa para cambiar el mundo. Mis padres y mis abuelos se equivocaron, yo no me quiero equivocar. Se equivocaron al decirme “vas a tener una casa, una cuenta en el banco, vas a ir de vacaciones todos los años con tu familia, el primer mundo va a dar riqueza, va a dar oportunidades de estudiar, de conocer el mundo y prepararon la educación mía y de mi generación para aquello que prometieron y que no se cumplió…hay guerras…hay terrorismo, hay mafia, hay droga, hay hambre, …miles mueren de hambre,… casi están disparando la bomba atómica…
Nosotros tenemos que vivir con alegría, con la esperanza y certeza que va a venir el Cristo, porque del Cristo estamos hablando, y preparar un futuro a nuestros niños, crear un grupo de jóvenes que proteste adentro de la sociedad. No tenemos que ser una secta, nosotros tenemos que vivir en aquella sociedad falsa, intentando de cambiarla, pero con la certeza de que Uno va a venir y la va a cambiar (…)
Es muy difícil, porque todos los meses tenemos que pagar la luz, el agua, pagar el alquiler, las deudas… “¿cómo puedo pensar en servir una causa, a la obra si tengo deudas, tengo cosas?” Entiendo, es difícil, pero les puedo decir algo sobre mi persona, -si ustedes creen que yo tengo verdaderamente los estigmas-, me tienen que creer en esto que les voy a decir, que es un milagro comparable al signo que yo llevo. Yo todo esto que hago en todo el mundo y gasto miles de dólares por mes, lo hago sin tener nada. No tengo nada, no tengo una casa, no tengo ni siquiera un auto, no tengo plata en el banco, me llega, me llega, me llega de los hermanos, de un amigo, de una donación, porque yo creo en ésto. Cuando regreso a Italia…no sé si llego a fin de mes, pero yo sé que llego, porque son 27 años que vivo así. Entonces Dios me echa siempre una mano, y el problema como llego al final del mes yo lo supero así: “Si tú sabes que yo te sirvo, me tienes que ayudar”. Y siempre me ayudó. Obviamente no tengo, -comparado a ustedes, tengo mucho-, pero en Europa no tengo los lujos que tienen los europeos. Pero no importa, a mi me basta que tengo para comer, para desplazarme, Sonietta puede comer, mi familia puede comer…
Es difícil porque hay días que pierdes la fe, pero ¿cómo lo superamos? Si estamos unidos, no estoy solo. Siempre con la unión nosotros le ganamos al demonio, le ganamos a todas las dificultades, a mí me gusta que ustedes estén juntos, esta unión de la familia, nosotros somos una familia. El problema entonces no es la plata, el problema somos nosotros, si estamos divididos o si estamos unidos, porque si estamos unidos llega todo, el pan, plata , teléfono todo, pero si estamos divididos no llega nada y se complica más la vida, hasta que se pierde todo, hasta la fe. Si estamos unidos salen nuestros proyectos, se cumplen, entonces ¡suerte y adelante!...Por ahora somos resistencia, un día vamos a ser ofensa, porque el Cielo nos dará señales grandes, para pasar de la resistencia al ataque. Hay que creerlo y hay que elegir. Por esto es difícil, yo espero, no tengo prisa, no tengo apuro. Se tienen que sentir libres…”
Cuando Giorgio terminó de hablar hicimos una ida y venida de preguntas y respuestas, expresando dudas, sentimientos, incertidumbres y emociones. Como decimos los uruguayos ¡”Sin palabras”! Giorgio tiene la respuesta justa a todo lo que le preguntas.
Todo culminó con el hermano Juan Manuel cantando tres canciones, y una de ellas se llama “El Gigante”, por lo cual el título hace referencia a esa canción, por esa canción tan linda y sentida que compuso Juanma.
Cada vez que escucho en audios, conferencias, mensajes o en persona a Giorgio me pasa lo mismo, a pesar de que ya tenemos herramientas para difundir el mensaje, nos vamos con más aprendizaje y conocimientos para hacerlo mejor.
Cuando me despedí de todos mis hermanos, (que habían muchos más que al principio de la charla ya que habían llegado los padres de algunos), e iba de camino a casa, me encontraba extraña, me sentía honrada y privilegiada de poder estar ahí, junto a esas personas tan lindas, y a ese ser tan maravilloso, que brilla en la oscuridad, que ilumina el día con su luz, que te deja paralizada frente a su presencia y sus palabras.
Este ser maravilloso vive y se desvive por nosotros. Viaja sin descanso, y no le dan los minutos del día para hacer cosas por y para la obra. Cuando a diario hace 27 años sanguina por sus hermanos y nos damos cuenta de su cansancio físico, pero miramos a sus ojos y demuestran la fuerza que tiene su espíritu que está más ardiente que nunca, con ganas de luchar por justicia.
Entonces, me pongo a pensar, cuando a veces nos quejamos de que nos duele acá o estamos cansados, y digo: ¿nos podemos quejar realmente de un cansancio? ¿Nos podemos quejar de un dolor? ¿Podemos de verdad olvidarnos de su dolor y quejarnos?
Esta persona que aparte de ser estigmatizado es un hombre de carne y hueso y a veces nos olvidamos de que también le debe de doler la panza, espalda, cabeza o cuello como a cualquiera de nosotros, pero a pesar de eso el sigue luchando y sigue adelante por sus hermanos, no baja los brazos, no tiene pereza, de veras, ¿nos podemos quejar?
Entonces que nunca nos gane la pereza, el cansancio o el dolor.
Pero por otro lado sentía angustia de saber que después de esa charla como cada charla que hay con los hermanos, hay que volver a esta sociedad y a este sistema donde nos mienten en la cara. Y la mayoría de las personas no comparten tus pensamientos. Volver a la sociedad donde hay injusticias y corrupción. Entonces de estar en la reunión con personas que tiran de la misma cuerda, personas que van en el mismo tren que vos, a tener que volver a esa realidad me angustia, pero sé que algún día todo va a cambiar, no sé si voy a estar en el nuevo reino de Dios, pero sí sé qué va a haber un mundo mejor y me hace seguir adelante día cada día para poder hacer un pequeño granito de arena por la obra.
Montevideo, 10 de abril de 2016.
Camila Ocampo.