Luego de dos años de estudios e investigaciones hemos intentado, uniendo diferentes piezas de un gran puzzle, reconstruir lo que los mártires de la justicia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino habrían podido llegar a descubrir a través de su trabajo investigativo, pero en nuestro caso hemos utilizado restos históricos en lugar de jurídicos.
La realidad con la que nos topamos parece la trama de una película, una trama inquietante que comenzó hace muchos siglos y que ve involucrado al Vaticano, a los Bancos, a los grandes financieros, a políticos y a mentes muy refinadas que actúan en la sombra, pertenecientes a antiguos linajes.
A causa de la complejidad de lo que descubrimos consideramos oportuno dividir la información relativa a este gran juego en diferentes artículos.
En el lejano 1302 el Vaticano creó un “trust”, o mejor dicho un negocio jurídico, que le quitó definitivamente la libertad a los seres humanos: el 18 de Noviembre de dicho año fue publicada la Bula Papal “Unam Sanctam Ecclesiam”, documento gracias al cual el Papa Bonifacio VIII pudo comenzar a servirse de la Biblia como si fuera un texto de Derecho Marítimo y del Almirantado. De hecho se declaraba que la “Unam Sanctam Ecclesiam” y por lo tanto la Primera y Única Santa Iglesia, era el Arca de Noé ya que, mientras el mundo se encontraba bajo las aguas, el Arca era lo único que se elevaba por sobre las mismas.
En el derecho canónico cualquier afirmación que no encuentra oposición se convierte en válida y, dado que nadie se opuso a dicha Bula Papal, fue considerada válida a todos los efectos, tanto entonces como hoy. Por lo tanto el Vaticano nombró a varios actores del sistema fiduciario: el ejecutor, el administrador y el beneficiario. Respectivamente estas figuras eran la Orden Menor de los Franciscanos unida a la Orden de los Jesuitas (ejecutor), el Papa, (administrador) y todos los demás hombres del mundo (beneficiarios). Por lo tanto, a partir de ese día, todos los seres humanos, como lo certifica la Biblia a través del Código de Derecho Náutico, fueron declarados dispersos en la mar. Es decir que el Papa se atribuyó, y aún hoy se atribuye, la autoridad y la propiedad con respecto a todos los seres humanos, ya sea espiritual como temporal, hasta que los “desaparecidos” no reclamen sus derechos. Al no haber existido ningún reclamo, todas las Naciones se basan hasta el día de hoy en este sistema jurídico que deriva, por proclama del Papa Bonifacio VIII, del derecho divino. Es por ello que se creó una conexión concreta entre la política, la economía, la finanza y la religión.
Después de casi 150 años, el 8 de Enero de 1455, se presentó una segunda Bula, de naturaleza testamentaria, por mano del Papa Nicolás V. Con esta Bula, denominada “Romanus Pontifex”, el Pontífice dispuso que, en el momento de su muerte, así como de los futuros Papas, se tendría que proceder con el derecho de uso de todos los privilegios y de todas las propiedades derivadas de la anterior Bula de Bonifacio VIII. De dicho Testamento surge que el ejecutor es la Curia Romana, el administrador es el Colegio Cardenalicio y el Beneficiario es el Rey en la tierra de propiedad del Papa. Por lo tanto, resumiendo, Dios le entregó todo el mundo al Papa y él le concede algunas partes a los Reyes. Es decir que a partir de ese día los Reyes recibieron un mandato divino.
Ni siquiera 30 años más tarde, el 21 de Junio de 1481, se emitió la tercera Bula del Papa Sixto IV, denominada “Aeternis Regis Clementia” en la que se modificó el “bien” concedido a los Reyes. De hecho con este “trust” el Rey ya no es beneficiario de la tierra sino de los seres humanos que habitan en ella porque, a partir de ese momento, los individuos pasan a ser considerados incompetentes e incapaces y por lo tanto se encuentran sujetos a administración forzosa.
Entonces según esta última Bula los seres humanos necesitan ser administrados por un ente externo que en nuestros días está personificado por el Estado.
Volviendo a la primera Bula Papal, la de Bonifacio VIII, intentemos comprender quién era esta figura: su verdadero nombre era Benedetto Caetani y pertenecía a una antigua familia nobiliaria que cumplió un papel muy importante en la República Marinera de Pisa, en el Reino de las Dos Sicilias, así como también en Roma y en el Estado Pontificio. Ya a fines del Siglo XII un miembro de esta familia se convirtió en Papa, bajo el nombre de Gelasio II, pero fue precisamente Benedetto Caetani, que asumió como Pontífice bajo el nombre de Papa Bonifacio VIII, el que será recordado por su nepotismo. Además de estos dos Papas, la familia Caetani puede preciarse de tener entre los miembros de la misma 9 cardenales, nombrados entre 1295 y 1626, demostrando así a lo largo de muchos siglos cuán grande era su influencia en el Vaticano. La familia se dividió en varias ramas. Una de ellas es la correspondiente a los Gaetani Patrizi di Pisa, los condes de Terriccio, Pomaja y d'Oriseo. A su vez esta rama se dividió en la rama de los Gaetani d'Oriseo y Gaetani di Terriccio. De la primera rama un miembro célebre fue el conde Giuseppe Gaetani y Landolina que, en 1812, como Diputado del Parlamento siciliano por voluntad de Lord Bentinck, Gobernador de Sicilia, participó en la redacción de la Constitución siciliana del mismo año. Con la misma quedó abolido el feudalismo y se pasó a adoptar un sistema common law basado en el modelo inglés que tuvo como respuesta el desarrollo de la mafia, entendida como bandas o escuadrones para el control territorial. Y es de allí de donde surge la conexión directa entre el Vaticano, la política y la mafia. Es interesante resaltar que Lord Bentinck era hijo de lady Margaret Cavendish-Harley, duquesa de Portland, la abuela de cuarta generación de la actual reina de Inglaterra, Isabel II (aquella que tiene poder sobre los seres humanos gracias a la tercera Bula Papal). Por lo tanto también los descendientes de la corona inglesa han sido partícipes, aunque indirectamente, del nacimiento de la mafia. En el período fascista los dos primos Giarrizzo Gaetani y Alfonso Gaetani fueron Alcaldes de Caltanissetta y de Naro respectivamente.
Otra rama de la familia es la correspondiente a Caetani, príncipes de Teano y duques de Sermoneta, recordados por la relevancia política de Onorato Caetani, que fue Alcalde de Roma desde Diciembre de 1890 hasta Diciembre de 1892 y que en 1911 fue nombrado Senador del Reino de Italia. En 1896 fue Ministro de Relaciones Exteriores en el segundo Gabinete de Antonio di Rudinì, ese Antonio Starabba, marqués de Rudinì, que revistió el cargo de Alcalde de Palermo en 1893, es decir, en el año que ocurrió el primer magnicidio por parte de Cosa Nostra en perjuicio de Emanuele Notarbartolo, quien durante su mandato como Alcalde de Palermo, desde Octubre de 1873 hasta Septiembre de 1876, intentó eliminar la corrupción en las aduanas. El nombre Caetani sorprendentemente volvió a la palestra en 1978: el cadáver del Presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, el 9 de Mayo de dicho año, después de haber sido mantenido 55 días en cautiverio (el 16 de Marzo de 1978, día de su secuestro, estaba previsto en Roma el debate de la Cámara de Diputados y el voto de confianza para el cuarto Gobierno presidido por Giulio Andreotti. Un momento memorable, ya que el Partido Comunista, por primera vez en la historia de la República Italiana, competiría directamente por la mayoría parlamentaria que apoyaría al nuevo Ejecutivo. El orquestador de esta compleja maniobra política fue principalmente Aldo Moro), fue encontrado en el baúl de un Renault 4 rojo, ni más ni menos que en calle Caetani, a mitad de camino entre las sedes del PCI y de la DC. El homicidio de Moro, como aparentemente ocurrió en otros magnicidios (ver los Presidentes Lincoln y J. F. Kennedy), habría ocurrido también a causa de la soberanía monetaria, en el caso específico de las 500 liras porque, ya en esa época, ésta era limitada en Italia: el acuñado de las monedas estaba en manos de los banqueros de la Zecca del Estado, mientras que los billetes quedaban en manos del FMI (Fondo Monetario Internacional). Hasta el día de hoy el euro en moneda es acuñado por los países europeos, mientras que los billetes son emitidos por el Banco Central Europeo, además sin ningún control por parte de algún ente específico. En la década de los '60 la Democracia Cristiana, justamente en la figura de Aldo Moro, decidió financiar el gasto público a través de la emisión de moneda de Estado sin deuda, en billetes de 500 liras, es decir, con una “moneda de Estado de curso legal”. Con los DPR 20-06-1966 y 20-10-1967 del Presidente Giuseppe Saragat quedó reglamentada la primera emisión, la serie “Aretusa” (Ley 31-05-1966), mientras que el Presidente Giovanni Leone regularizó la serie “Mercurio” a través del DPR 14-02-1974 (DM 2 de abril 1979), es decir, los famosos billetes de 500 liras conocidos como “Mercurio alato”.
Todo esto pudo ocurrir porque, después de haber autorizado que se acuñaran las 500 liras de metal, Moro presentó una derogación que permitía contemporaneamente la emisión de la versión en papel, que de esta forma podía ser impresa igualmente por la Zecca del Estado. El secuestro de Moro y su posterior asesinato, probablemente planeados por los Servicios Secretos y ejecutado por las Brigadas Rojas, podría haberse tratado de la respuesta por parte del sistema bancario. Y son muchas las coincidencias que confirmarían esta hipótesis: como ya es sabido la mañana en la que fue secuestrado el Presidente de la DC, el coronel del SISMI Camilo Guglielmi se encontraba en la calle Stresa, a apenas doscientos metros de la calle Fani, lugar en el que fue secuestrado; en el edificio de la calle Gradoli, Nº 96, en la que vivía el brigadista Mario Moretti, involucrado en el caso Moro, y en la época del secuestro había al menos 24 apartamentos a nombre de sociedades inmobiliarias entre cuyos administradores figuraban miembros de los Servicios Secretos. En el segundo piso de dicho edificio vivía un informante de la policía, mientras que en el Nº 98 de la calle Gradoli habitaba un paisano de Moretti, agente secreto militar y ex oficial de los carabinieri.
Como confirmación de la tesis que se refiere a la soberanía monetaria actualmente existen solo 9 Países cuyo Banco Central no pertenece al FMI, y los mismos son: China, Rusia, Correa del Norte, Irán, Siria, Hungría, Islandia, Venezuela y Cuba. Por una extraña casualidad se trata de los mismos países en perenne conflicto con los Estados Unidos.
La conexión existente entre la familia Caetani y la política italiana se ha perpetuado en el tiempo hasta llegar a nuestros días: de hecho en 1510 la familia Caetani le vendió a la familia Chigi un edificio que habían construído en la segunda mitad del Siglo XV, lugar en el que se encuentran presentes varios escudos de la familia Caetani y que hoy se conoce como Palacio Chigi, a partir de 1961 es ni más ni menos que la sede del Gobierno Italiano y la residencia del Presidente del Consejo de Ministros.
15 de Enero de 2016