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mineria a cielo abierto100EL CIANURO QUE DESTRUYE LOS ANDES
Por Emiliano Guanella - 29 de Marzo de 2012 – “La Stampa”
Argentina, se desata la rabia de la gente contra las conseciones mineras a privados.
Buenos Aires. Hay una nueva fiebre del oro y de otros minerales preciosos en las nevadas montañas de la Cordillera de los Andes, espina dorsal de la Argentina. Decenas de mineras a cielo abierto, muchos proyectos listos para ejecutarse, avalados por el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de la oposición de buena parte de la opinión pública, sobre todo en los centros afectados.

 

Una historia ya vista en otros países; compañías extranjeras atraídas por una legislación incluso demasiado favorable, con escasos controles, muy pocos riesgos empresariales y costos operativos, deben pagar impuestos equivalentes a solo un 3% de las utilidades y royalties sobre los minerales que exportan. En Argentina se habla desde hace años, pero recién ahora se ha convertido en una cuestión de interés nacional. En el 2003, en Esquel, una pequeña ciudad de la Patagonia, la población rechazó a través de un referendo la instalación de una minera de la compañía Barrick Gold, la cual prometía cientos de puestos de trabajo en una zona afectada por la crisis. Los habitantes de Esquel descubrieron que para la extracción de los metales de las montañas se utilizaban explosivos y un proceso de lixiviación con cianuro, el que luego terminaría diluyéndose en lagos, ríos y terrenos.
Entonces la Barrick se trasladó al norte, con el objetivo de explotar el Famatina, la cadena montañosa que cuenta con su pico más alto, 6.883 metros, en la Provincia de La Rioja, feudo histórico del ex presidente peronista Carlos Menem. Pero allí también encontró manifestantes que acamparon durante meses con el objetivo de evitar la construcción de los operadores. “El agua vale más que el oro” era su slogan, adoptado incluso por otras ciudades a lo largo de toda la Cordillera. Ganaron su batalla, pero ahora se presentó una empresa canadiense Osisko Mining Corp, y la historia se repite. El gobernador local, quien ganó las elecciones gracias a que prometió que jamás permitiría la actividad minera a cielo abierto, cambió rápidamente de idea, alardeando con la promesa de la compañía destinaría el 30% de sus ganancias a la caja provincial.
Lo mismo ocurre en otras provincias. En Catamarca un juez federal quiere presentar ante un tribunal internacional a los suizos de la Xstrata, que administran la minera ya activa de Bajo La Alumbrera. Pretende acusarlos por delitos ambientales y violación de los derechos humanos, pero el Estado argentino no lo apoya, dado que buena parte de los contratos de concesión han sido firmados y avalados por el actual gobierno. La protesta aumenta, ésto ocurre además gracias a las redes sociales. José Luis Gioja, gobernador de San Juan, se pronunció en contra del “pueblo del No”. Dijo que los opositores a la minería tienen “algunas coincidencias” con Hitler. “Lo que es ideológico yo no lo puedo resolver... No hay ninguna actividad humana, para tener las cosas mínimas que necesitamos, que no produzca algún efecto o que a algunos les guste más que otros. A ver... Hitler prefería que el perro de la señora rubia que tenía en su departamento viviera mejor que el negro que estaba en la vereda abajo de un árbol, y que no tenía nada que comer, porque no le interesaba esa persona”, ejemplificó. No se está buscando oro únicamente, sino también cobalto, cobre, plata y litio. Hoy las mineras son una espina en el costado de un gobierno que se define progresista, pero no se retracta de los acuerdos realizados, según la oposición “al sonar de mazazos”. Una diputada de La Rioja fue descubierta mientras regalaba, a través de sus emisarios, heladeras, motocicletas y lavarropas, a los habitantes de la zona para convencerlos de que abandonaran las protestas. Gobierno y empresas por un lado, comités ciudadanos y ambientalistas por la otra: es imposible, por el momento, encontrar una solución. La batalla por los Andes está recién comenzando.