De Victoria Camboni
Visita de Giorgio Bongiovanni al programa Las cosas en su sitio de Radio Sarandí, en Uruguay
Las palabras del Cielo se manifiestan a través del hombre que porta los estigmas de Jesús el Cristo. Como testigo de un momento, relato lo que escuché y lo comparto con ustedes, para entender, para reflexionar, y para aprender a discernir.
Ese día, me sentí feliz. Porque escuché a un hombre que no tiene miedo de decir lo que piensa. Pero de verdad, no lo tiene. La sociedad siempre señala a quienes tienen un pensamiento y un estilo de vida, distintos al resto, y sobre todo, a aquellos que siguen los impulsos de su corazón y de su intuición con un sentido positivo, de crecimiento, de evolución.
Giorgio es uno de esos seres que se expone todos los días. Sabe que lo van a señalar, que muchos no lo entenderán, que lo querrán martirizar, que lo querrán sacar a un costado. Porque la verdad y la honestidad molestan. Y la verdad que Giorgio Bongiovanni tiene para decir, es tan profunda y a la vez tan sencilla, que quien no quiere la verdad, se le opone.
Ese día, el miércoles 12 de abril, me sentí honrada y orgullosa de escuchar a alguien con tanto coraje y a la vez tanta serenidad para transmitir lo que tiene para compartir con el resto del mundo. Aunque lo he escuchado muchas veces, verlo responder a dos periodistas, que preguntaban con escepticismo, que cuestionaban, que se plantaban con cierta distancia de la experiencia de Giorgio, y observar de cerca la entereza y coherencia en cada respuesta, volvió a renovar mi ánimo y a valorar al ser que estaba ahí, explicando, expresando con tanta claridad las verdades que el Cielo transmite a través de él y de su experiencia.
La entrevista, realizada por Iliana Da Silva y Juan Miguel Carzolio para el programa Las cosas en su sitio de Radio Sarandí de Uruguay, recorrió los temas que hacen a la obra de Giorgio, incluida la mafia y la antimafia. Pero principalmente, y desde el comienzo, marcó el recorrido desde el punto de partida que fue su experiencia en Fátima, donde recibió los estigmas de Cristo, el 2 de setiembre de 1989.
El periodista le pregunta a Giorgio, ¿cómo se puede tener una experiencia mística como la que tuviste con la Virgen de Fátima el 2 de septiembre del 89, y a la vez ser contactado por la presencia extraterrestre y crear conciencia respecto a la presencia extraterrestre?
Porque en la religión el hombre está en el centro y Dios lo creó a imagen y semejanza”. Y le contesta algo muy esclarecedor: “Creo que a mí me está pasando lo mismo que le pasó a Giordano Bruno, a Copérnico, a Kepler, a toda la gente que tenía fe, pero descubrió con la intuición y luego con instrumentos tecnológicos que el universo es infinito. Y que la Tierra gira sobre sí misma, y que no es el centro del universo. Y la iglesia tenía dogmas que en aquella época eran creíbles, pero hoy son ridículos. Entonces a mí me está pasando lo mismo.
Yo pienso que tenemos miles de millones de civilizaciones en el universo y la NASA finalmente declara que hay miles de planetas como nosotros y por ahora no tenemos la tecnología, dice la NASA, para encontrarlos. Yo digo que la tienen ellos para venir acá y ya el contacto ha empezado. Me siento un poco así, un poco en un nuevo renacimiento.
“Salimos de la etapa media del segundo milenio y vamos al tercer milenio, al nuevo renacimiento. Es decir, es absolutamente lógico el contacto entre nuestra civilización y otras”, expresa Giorgio con claridad. Y agrega: “No hay una ciencia y una religión en realidad. Hay una ciencia del espíritu. Una ciencia del espíritu donde el ser humano puede entrar, viajar en dimensiones diferentes a la nuestra y dimensiones iguales a las nuestras. Ahí se encuentra la unión entre la ciencia y la religión”.
Esto, probarlo hoy, no lo tenemos al 100%. Por esto nos pegamos a la fe, a la visión. Me crees, no me crees, sí, te creo. Pero un día no hace falta, te creo y no me crees. Estará la ciencia que demostrará la existencia, hasta de Dios.
Esto para mí es un milagro, pero milagro porque no tenemos explicaciones científicas. Un día quizás alguien podrá decir, Giorgio sangraba con la fe, con respeto a Dios, pero científicamente pasaba esto. Hay algo adentro que nosotros todavía no queremos investigarlo, conocerlo, pero creo que nuestra alma, nuestra emoción, nuestros sentimientos no vienen del cerebro. Esto creo que no.
Y si los extraterrestres están con la tecnología suficiente como para contactarnos, ¿por qué no se muestran de otra manera? ¿O es que no los queremos ver?
Ellos se muestran con contactos individuales, no dan una prueba científica definitiva de su existencia. Han intentado contactar a los jefes de Estado. Esto no lo digo yo, lo dicen reportes investigativos de la CIA, de Rusia. Hasta los rusos me dieron documentos de estos contactos.
Ellos quieren contactarnos definitivamente, pero tienen un problema muy serio. Uno, no piensan como nosotros. Ellos no contemplan la colonización, la invasión. ‘Una civilización más adelantada tiene que colonizar a una menos evolucionada’, para ellos esto es barbaridad… la lógica con la que se manejó la humanidad hasta el día de hoy.
Ellos no contemplan absolutamente la colonización. Ellos contemplan que cada uno se evoluciona por sí mismo, y superaron el tema de la guerra y de la invasión, de la conquista del territorio. Ellos basan su propia institución en el respeto de la elección de la gente, hasta si se mata entre ella.
Pueden dar mensajes, pero individualmente.
Así que no nos van a invadir, eso no podemos quedar tranquilos…
No, absolutamente. Pero tienen un respeto a la vida de la naturaleza, incluida los animales. Lo que me dijeron es que si nosotros vamos a intentar destruir el planeta, ellos intervendrán y van a intervenir militarmente. En ese caso sí.
En defensa de la vida, digamos, de la vida del planeta. Si nosotros nos matamos entre nosotros, es nuestra elección. Ahora… lo que pasa es que a veces matándonos entre nosotros, hacemos daños terribles al planeta. Entonces pueden intervenir.
¿Tenés contacto frecuente con ellos?
Sí, tengo contacto frecuente.
¿Cuántos son los contactos?
A menudo, a veces todos los días.
¿Y cómo se manifiestan esos contactos?
A nivel, llamémoslo telepático o sintonía interior o físico. Yo encontré hasta en Montevideo seres extraterrestres, físicamente.
“Ellos aquí están porque aman estas tierras, la aman muchísimo. Uruguay, Argentina, Cono Sur. Y porque tienen bases extraterrestres abajo del Polo Sur”, expresó Giorgio. Y luego, entró en un concepto que viene directamente desde el Cielo.
Ellos tienen un problema filosófico. Me dijeron, ‘vuestra civilización quiere extinguirse, lo tenemos científicamente probado’. Y les dije, ¿me adelantan algo? ‘Sí. Ustedes matan 30.000 niños por hambre todos los días. Hablan de una guerra nuclear todos los días. La gente es indiferente. Nadie protesta por una eventual guerra atómica, donde se van a morir todos. Para nosotros esto, a nivel neurológico, es una señal que vuestra civilización quiere extinguirse. Porque no hay una respuesta fuerte de la preservación de la vida’.
Y le pedí, ¿me dan ejemplos? ‘Las cebras, cuando corren, los leones atrás quieren cazar sus propios hijos. Las cebras ralentizan la carrera para que maten a ellos y no a sus propios hijos. Esto es instinto de la preservación de la vida. Ustedes tienen el instinto de la extinción de toda la vida. Porque quieren, en una forma absolutamente anormal hasta diabólica, matarse el uno al otro hasta extinguirse. Porque cuando los potentes se amenazan entre ellos, que se van a tirar bombas que aniquilan a la humanidad, y la humanidad, los ciudadanos, se quedan indiferentes, y porque en vuestro cerebro está el virus de la extinción.
Y me preguntaron, ‘ahora te preguntamos, si una civilización quiere extinguirse científicamente, ¿para qué contactarla? ¿Para qué nos sirve contactarla si no quiere vivir? Nosotros vamos a proteger niños, la flora, la fauna, el planeta, pero no nos interesa contactar a los humanos mientras tengan este instinto a la extinción’.
¿Hay una salvación a eso?
Sí. Me dijeron, y ustedes han tenido gente que los enseñó, laica, divina, Cristo, Buda, laica, filósofos, activistas, gente martirizada por defender los derechos humanos, y no aprendieron de todas formas. Esta es la respuesta.
Cuando uno ve las cifras de pobreza en Uruguay, se encuentra que entre los menores de 6 años son 6 veces más que entre los mayores de 65, me parece que ese instinto de preservación no lo estamos teniendo…
Por esto, y lo que le sorprende a estos seres no es tanto el poder que quiere poder esclavizar, (sino) nuestra indiferencia. Nosotros, en los años 70, 80, 90, bajamos en las plazas protestando en contra de la dictadura, en contra de la guerra. Hoy, por lo menos en Europa -yo vengo de Italia-, no hay nada. Y todos los días salen en la prensa, en las radios: guerra nuclear, guerra atómica, vamos a tirar misiles, y nadie protesta.
Los jóvenes, la juventud es indiferente…
Completamente indiferente… Hay movimientos como lo de mi hija y otros activistas a favor de los derechos humanos, el caso Assange, pero no son millones, son miles, que es, honestamente… pero no hay 400.000 jóvenes en la plaza de Roma que dicen ‘no queremos la guerra nuclear’.
Pero, ¿y esos jóvenes, esos niños, tienen alguna posibilidad de salvación futura?
Sí, claro que sí. Yo, porque tengo fe, no porque me lo dijo el extraterrestre. El extraterrestre me dijo ‘nosotros observamos’, pero yo creo en Dios, y creo que Dios manda hasta los extraterrestres, y creo en Cristo, que nos prometió que nos iba a salvar a todos. Es mi fe. Pero, si usted me pregunta, demuéstralo, no. Tengo fe, que Él regresa y arregla.
¿Y los extraterrestres creen en Dios?
Sí, pero no lo ven como nosotros, lo ven como una inteligencia, científicamente una inteligencia lógica que crea continuamente, pero ellos tienen un denominador común con nosotros, por esto nos llaman hermanos: el amor. ‘El sentimiento que ustedes tienen es el mismo de nosotros, por esto estamos tristes de que está desapareciendo el amor en la Tierra, y sigue subiendo el instinto que quieren morir’.
Hay un oyente que te pregunta si regresaste a la Aurora.
Sí, varias veces.
En su momento, recibiste una de las marcas.
Una la recibí ahí, sí. Regresé a la Aurora. En la estancia, para los que no sepan, es una estancia donde aparecen naves, con el señor Tona que yo conocí hace años. Y luego descubrí un lugar de contacto extraordinario, La Paloma. El océano de La Paloma. Las playas de La Paloma. Ahí es hermosísimo, porque ahí adelante hay otro lugar donde ellos salen, suben, bajan adentro del mar del océano Atlántico.
