LOS DISCURSOS DEL SUSPIRO LUMINOSO ¿QUIÉN ERES TU, HOMBRE?

soffio luminoso. chi sei tu uomo De Marco Marsilli

Es de noche. Estoy en casa, en mi habitación. Estoy acariciando a mi bella durmiente rezando por su bien. Poco a poco advierto un suave extrañamiento y siento la "voz" del Suspiro Luminoso:

¿Quién eres tú, hombre?
¿Eres el conjunto de tus pensamientos?
¿Eres la suma de tus deseos?
¿Quién eres?
¿Eres quizás la multitud de tus recuerdos?
¿O eres la emoción que sientes en tu alma?

A menudo te reconoces en tu cuerpo. Pero, ¿quién eres realmente? ¿Y dónde estás? ¿Entre los recuerdos del pasado y las esperanzas del futuro? ¿Entre el nacimiento y la muerte? Observa tu distancia de todo esto, despójate de deseos, de sensaciones, de todo aquello con lo que te identificas. Busca la esencia en el presente, pregúntate a ti mismo: ¿QUIÉN SOY YO AHORA?

El tiempo se anula, el momento presente se expande hasta el infinito y se traga todas las épocas del cosmos. Y tú estás ahí, en todas partes en el espacio ilimitado y atemporal. Si puedes imaginar el espacio ilimitado, tú eres el espacio ilimitado. Nada ni nadie puede detener la proyección de ti mismo en el infinito, tu pensamiento puede llegar a cada lugar, a cada tiempo, a cada idea, porque ahora tu pensamiento ya no es tuyo, es el pensamiento del infinito que en ti se refleja y se transforma como la luz se refleja y se transforma en sí misma, y este es el abrazo del amor creativo.

Observa como la luz, pare al espacio y da vida a todo lo que existe en él, infinitas estrellas, infinitos mundos, infinitas criaturas que se convertirán en estrellas y a su vez concebirán otras innumerables criaturas, otros mundos, otras estrellas y así sucesivamente en el tiempo que se eterniza entre los colores de la vida. Si tú puedes ver todo esto, tú ERES todo esto. Si puedes conocer la luz, tú eres la luz.

Ahora cruza los límites de lo que ves, observa con el ojo del espíritu lo que existe más allá de las formas que nacen de la luz. Aquí está el gran invisible, aquí está el gran silencio, la solemne voz del infinito que envuelve los cantos geométricos de todas las criaturas. Si puedes pensar lo invisible, tú eres lo invisible. Si puedes escuchar el silencio, tú eres silencio.

Ahora te encuentras más allá de la Creación. Agudiza el oído del espíritu en el gran silencio, escucha la extraña música de los espíritus. Estas son las notas de las ideas que dan forma a la Creación. Si puedes alcanzar esas ideas, tú eres uno con el Creador, eres uno con el Pensamiento Creativo que genera las ideas, eres uno con las ideas que forman la Creación por medio de la luz. Detente en la contemplación de este eterno presente que trasciende todo lo que existe. Tu estas aquí, ahora.

Ahora desde el Creador invisible puedes recorrer el viaje hacia atrás. Desde el Pensamiento Creativo puedes volver al gran silencio y a la música espiritual de las ideas, para convertirte en luz, colores, espacio, formas, tiempo, estrellas, mundos, criaturas, hasta llegar al centro del infinito... que se encuentra en tu corazón.

Este viaje de la imaginación te ha llevado al Creador que se refleja y se transforma en ti mismo. ¿Y entonces? ¿Quién es Él y quién eres tú? ¿Dónde termina uno y dónde inicia el otro? ¿Quién eres tú, hombre? ¿Eres el conjunto de tus pensamientos? ¿Y tus pensamientos a quien pertenecen y dónde están antes de ser pensados? ¿Y dónde irán cuando al final de la vida terrenal tu estés en otra parte? Aquí, los pensamientos no están relacionados con la forma, existen antes, durante y después de la forma. Aquí, el pensamiento precede a la forma. ¿Y dónde nace TU forma? ¿Quién la ha pensado? ¿QUIÉN te ha pensado?

¿Tal vez tú eres pensado por ese Creador que tú mismo alcanzas con el pensamiento? Aquí, aquí está la sublime paradoja: si tú eres uno con el Pensamiento Creador, significa que el Pensamiento Creador se piensa, se piensa a sí mismo, como un enamorado que multiplica infinitamente su propia imagen mirándose en el espejo, y todas las miríadas de imágenes que aparecen en el espejo, son sus criaturas, inagotables imágenes de Él, inagotables imágenes de ti, porque tú eres la razón, el origen y el fin de la vida. Ella surge de la luz que se refleja y se transforma en sí misma, eternamente. Tú eres la causa de la vida, eres la inteligencia de la luz, porque tú eres la imagen viviente del Pensamiento Creativo.

Oh tú que escuchas y escribes, ¿todavía te atreves a reconocerte en tu cuerpo? ¿Sigues creyendo que eres el conjunto de elementos que componen tu cuerpo? Mira, mira bien tu cuerpo, está formado por los elementos de tu mundo, vivificado por la luz de las estrellas. Tu cuerpo pertenece al mundo y todas las criaturas del mundo viven en tu cuerpo, porque tu cuerpo es la unión de las criaturas del mundo. Pero tú, tú que vives en el cuerpo, ¿perteneces de este mundo? ¿No ves que tu pensamiento alcanza el infinito y es uno con el Pensamiento Creativo? ¡Entonces la Creación, las estrellas, los mundos, las criaturas y todo lo que existe no son más que partículas de tu infinito Ser!

El cuerpo humano en el que hoy habitas es una parte del mundo, y te sirve como un habitáculo temporal, un habitáculo vivificado por tu propia presencia, un habitáculo formado y animada por tu propia luz, un habitáculo del que tú eres la inteligencia., un universo del cual tú eres el Dios viviente. El mundo está compuesto de muchos cuerpos constituidos de los mismos elementos. La inteligencia que vive en todos los cuerpos es siempre la misma, es Una, pero se encarna en cuerpos diferentes según el grado de conciencia. En efecto, según el grado de conciencia, la inteligencia produce cierta actividad psíquica (luz), la cual da forma a los cuerpos y los vivifica de diversas maneras, para diferentes funciones, porque la forma revela la función y por tanto el grado de conciencia.

Todas las criaturas existen en función de la evolución de la conciencia, la Creación entera es un inconmensurable transformador de conciencia, o, mejor dicho, un amplificador de inteligencia. Dado que la conciencia evoluciona a través de las experiencias, en los reinos mineral, vegetal y animal su evolución ocurre pasivamente, es decir, por instinto natural (automatismo evolutivo), mientras que, en el hombre, evoluciona activamente de acuerdo a las experiencias que libremente elige vivir. Todos los cuerpos de toda lo Creado sirven a este propósito.

En los cuerpos minerales, la inteligencia mora en un estadio primordial del alma colectiva que no tiene facultad de movimiento. En los cuerpos vegetales, la inteligencia habita en un alma colectiva con facultad de movimiento relativo. En los cuerpos animales, la inteligencia tiene la facultad de moverse en relación con las necesidades vitales del planeta, de hecho, los movimientos animales no son libres sino dictados por el instinto del alma colectiva de cada especie, porque los movimientos de cada especie animal colaboran en evolución de los tres reinos. En los cuerpos humanoides, la inteligencia comienza a tomar conciencia de sí misma (autoconciencia) y es dotada de libre movimiento, para gobernarse a sí misma y a los tres reinos inferiores sin automatismos evolutivos.

Aquí está la gran prueba que la inteligencia debe superar antes de poder acceder a los reinos superiores: ¡El Libre Albedrío! Gobernar libremente el mundo sirve a la inteligencia para desarrollar la autoconciencia en armonía con el Pensamiento Creativo, requisito indispensable para acceder a los reinos superiores. El Libre Albedrío no es absoluto, es relativo a las Leyes de la vida planetaria y está subordinado a la obra de los Seres solares que rigen la vida cósmica. Es decir, la libertad de la inteligencia humana está sujeta a leyes imperantes que se podría llamar “Providencia", un programa evolutivo superior, universal. A lo largo de muchas encarnaciones, la autoconciencia se orienta cada vez más en armonía con el Pensamiento Creativo y así la inteligencia alcanza los reinos superiores donde se emancipa de las ataduras de la materia para vivir experiencias de creciente libertad, poder y amor. La evolución le permite a la inteligencia trascender las formas de los habitáculos físicos planetarios, y le permite habitar cuerpos energéticos astrofísicos y finalmente habitáculos puramente espirituales. Entonces tiene lugar la plena identificación con el Pensamiento Creador y la inteligencia puede finalmente expresar todas sus ilimitadas facultades, todo su divino poder.

Hombre, las criaturas del mundo se ofrecen a ti para formar tu cuerpo, instrumento de tu evolución, y para alimentar tu alma, instrumento de tu libertad. Son la sustancia de tu cuerpo, nutren la energía de tu alma, y tu comportamiento determina su evolución o su involución, su alegría o su infelicidad. Tus elecciones en armonía con la vida producen la evolución del mundo, tus elecciones en desarmonía con la vida producen la involución del mundo.

Entonces, ¿quién eres tú, hombre? Tú que escuchas y escribes, ¿quién eres en verdad? En verdad eres la invisible inteligencia que hoy realiza la transformación evolutiva del alma y de los cuerpos físico-planetarios, la inteligencia que mañana podrá realizar la transformación del alma y de los cuerpos astrofísico-estelares, la inteligencia que al final llegará a trascender la Creación al identificarse completamente en el Pensamiento Creativo... el Creador que vive en ti como la razón, el origen y el fin de sí mismo.

¿Qué es tu cuerpo ahora? Mira, observa tu cuerpo: ¡es la imagen del cosmos! ¡Todos los Seres que viven dentro de ti son el reflejo de los Seres que viven fuera de ti, porque tu cuerpo es un conjunto de galaxias infinitas, un espacio inmenso donde viven miríadas de estrellas, mundos, innumerables criaturas que respiran tu aliento, que viven tu vida, que gozan tus alegrías y sufren tus penas, criaturas que nacen y renacen de los ríos de tu sangre, de las montañas de tus huesos, de las selvas oceánicas de tus órganos, del viento impetuoso de tus pasiones! Innumerables criaturas con innumerables corazones latiendo al unísono con tu gran corazón, que esperan tu bondad, que te miran como tú miras al Dios de los dioses, y confían en tu luz como confías en la luz del padre Sol. ¡No les niegues tu amor, ofrece tu vida por su vida, ofrece tu vida por todas las criaturas que viven dentro y fuera de ti! Entonces todo el universo se convertirá en el reflejo inagotable de tu gran amor.

Y he aquí, oh hombre, tu gran responsabilidad, tu gran tarea, tu gran dignidad: el Creador del infinito habita en tu corazón y ha elegido concentrar sus poderes en la luz de cada elección tuya. Así que presta atención a lo que piensas, a lo que dices y a lo que haces, porque en tu pensamiento, en tu palabra y en tu acción habita la potencia infinita del Eterno, y tus obras marcan el destino de todo el universo.