ARCA DEL SOL

Reconocimiento porque conocemos a Giovanni y su dedicación. Su diligencia incansable, su ardor, su amorosa constancia.

Llevo casi tres años colaborando con FUNIMA Internacional, lo que me dio la oportunidad de vivir en estrecho contacto con él y ser parte de este maravilloso “mundo” que construye día a día con su trabajo constante.
Un mundo que, a su vez, me permite cada día aprender, investigar, profundizar y que nos pone frente a nosotros en cada momento. Su figura es inspiración, conciencia, sacrificio, lógica y responsabilidad.

Admiro a Giovanni por lo que es, por lo que hace, aunque haya dificultades y tareas.
Es una presencia constante a pesar de los miles de compromisos, dedicando su tiempo a todos sin distinción.

El Sol es el símbolo del poder cósmico supremo: la divinidad que todo lo ve y su poder, el ser inmóvil, el corazón del cosmos, el centro del ser y el conocimiento intuitivo, la iluminación, la justicia y el intelecto. No es casualidad que el Arca de Roma lleve su nombre.
Arca del Sol: Confiamos en que los hermanos, junto con la figura y guía de Giovanni, podrán traer nuevos puntos de referencia, nuevos objetivos y un camino nuevo, constructivo y concreto.

Al día de hoy, por experiencia y después de varias reflexiones, pienso que el Trabajo espiritual, así como la Vida, requiere sentir dentro de uno mismo esa plenitud interior que te da el verdadero impulso para hacer tu aporte.
Esa llama que al principio del camino y del conocimiento de la Verdad quema el Alma por el deseo de ponerse al servicio, debe entonces ser alimentada por el conocimiento por las acciones dictadas por la conciencia y comprensión de los hechos. Sin idealizaciones y expectativas ilusorias. La vida misma es un flujo creciente, un desarrollo continuo. Cada día es el florecimiento de nosotros mismos.

Darnos cuenta de lo que somos, de lo que queremos expresar, nos ofrece la posibilidad de actuar concretamente.

Solo si te sientes “lleno” puedes realmente dar, sin correr el riesgo de sentirte “agotado” y exhauto algún día.

Metafóricamente, me imagino a cada uno de nosotros como un recipiente lleno de agua: si no prestamos atención a la cantidad que vertemos sin ir a la fuente para llenarnos, nos encontraremos vacíos.

No basta con sentirse enamorado, se necesita la introspección, sentirse satisfecho con lo que se estádesempeñando. Ser consciente de que también habrá días de fragilidad, de cansancio, de preocupaciones. Somos seres humanos, y con ello todo lo que conlleva. Saber reconocer que tenemos límites, defectos, pero que con voluntad y acción podemos crecer. Vivir la Obra es experimentar, conocernos, evolucionar.