Esto no es casualidad, sino "sincronicidad".

En los felices acontecimientos de nuestra vida estamos rodeados de seres queridos que comparten nuestra alegría; en los tristes, como por arte de magia, otros, que no forman parte de nuestro ámbito afectivo, vienen a darnos consuelo, nos apoyan, nos animan y nos ayudan. La experiencia que estamos viviendo, en ambos casos, nos hace sentir que no estamos solos.

Cuando decidimos vivir nuestra vida de autosuficientes, olvidamos que, de nosotros, solo conocemos parte de nuestra historia porque se escapa todo aquello que es incomprensible. Y es el inconsciente el que da forma a nuestra historia.
Todo el mundo tarde o temprano pasa por experimentar increíbles coincidencias capaces de modificar al menos parcialmente el curso de su existencia: es lo que el psicólogo Carl G. Jung define como "eventos sincrónicos", es decir, fenómenos capaces de cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos, nuestro modo de ver el mundo, de abrirnos a nuevas perspectivas.

Si escuchamos los mensajes que se nos envían, podemos hacer de estos mensajes una buena guía para nuestra vida. Si adoptamos una actitud simbólica hacia nuestra vida, explorando el significado de lo que nos sucede, y luego activamos nuestra capacidad de crear una totalidad a partir de los eventos accidentales y diversos que nos suceden, nos daremos cuenta de que independientemente del entramado, de la ambientación y de los personajes, mayores o menores que sean, en la historia de nuestra vida nada sucede por casualidad.
No hace falta ser poeta para entender que el Universo, o al menos nuestra Tierra, nos habla de todas las formas posibles. Cada relación es una especie de sincronicidad: un evento único en el que un encuentro externo de individuos adquiere un significado emocional, simbólico y transformador.
Frases como "Te pasará cuando menos te lo esperes" reflejan una verdad: cuando estamos más concentrados, o más abiertos, con respecto a nuestros proyectos limitados, activamos una fase de gran potencial en el entramado de nuestra vida.

¿Cuántas veces en tu vida has dicho: "¡Es una señal del destino!"? ¿Pero sabes lo que eso significa? ¿Alguna vez has pensado en ello? Significa que todos estamos convencidos de que el Universo envía señales ... cada vez que ocurre una coincidencia es como si Dios realizara un milagro permaneciendo en el anonimato ...

Por todo lo que hacemos, decimos o pedimos, recibimos respuestas: confirmaciones u objeciones, aprobaciones o condenas.
El mundo invisible siempre nos responde. Aquí está el origen de las señales y coincidencias. Si quieres que una coincidencia significativa cambie la historia de tu vida, deambula por el mundo sin condicionamientos, sin expectativas y prepárate para abrazar todo lo que la vida te ofrece. El giro inesperado de los acontecimientos podría ser el giro en una historia en la que aún no nos habíamos dado cuenta de que éramos personajes.

Paolo Di Prima
24 de mayo de 2021