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virgendelcarmenPor Claudio Rojas

La Iglesia siempre ha enseñado que la Santísima Virgen María es una sola. Sin embargo, queriendo Ella manifestar su maternidad universal se ha aparecido en diferentes lugares y de distintas maneras, adquiriendo los rasgos de cada pueblo o etnia. Por esta razón, ha tomado diversos nombres o advocaciones con las cuales se la conoce o es venerada.

El nombre de la devoción a la Virgen del Carmen viene por el lugar de su origen, es decir, se inicia en un cordón montañoso llamado del Carmelo. Se trata de un monte famoso de unos 600 metros de altura cerca de la costa mediterránea de Palestina, situado directamente al oeste del Lago de Galilea. Su nombre en hebreo “Karmel” significa “Jardín”. La belleza del Monte Carmelo es celebrada frecuentemente, y el hecho de que los israelitas recibieran tal tierra es una de las señales más notables del favor de Dios para con su pueblo (Is 35, 2; Jer 50, 19). Pero la Sagrada Escritura también nos habla de la devastación del Carmelo que vino a ser una señal muy especial del “enojo” de Dios (Is 33, 9; Am 1, 2; Nah 1, 4). 1.- Raíz bíblica En el Primer Libro de los Reyes, capítulos 17 y 18, se nos habla del profeta Elías, de la gran sequía que sufría el país y del sacrificio ofrecido en el Monte Carmelo. Dichos pasajes bíblicos narran la acción de Elías que intercede ante Dios para que el rey Ajab y el pueblo abandonen al dios Baal, y así terminara la sequía que asolaba aquella región. Ruegos que son escuchados por Dios y que se manifiesta en la lluvia que riega al país. El texto del Libro de los Reyes dice que después de varias veces que Elías subió al Monte Carmelo por orden de Dios, aparece una gran señal: “Cuando volvió la séptima vez, subía desde el mar una nubecita no más grande que la palma de la mano” (1 Rey 18, 44). Esa “nubecita” que trae la lluvia para dar vida a la tierra, ha sido vista como la presencia de María que trae al Salvador de los hombres para darles nueva vida. 2.- Raíz histórica Después de esta manifestación de Dios en el Monte Carmelo, los seguidores de Elías comenzaron a vivir en dichas montañas como ermitaños. Hombres dedicados especialmente a la oración y a la penitencia en el silencio del desierto. Posteriormente, en la era cristiana muchos bautizados que deseaban obtener la perfección espiritual y la santidad, siguieron habitando las montañas del Carmelo.

Así comenzaron a invocar a la Santísima Virgen María, con el nombre del “Monte Carmelo”, lo cual derivó en el de “Virgen del Carmen”. Ya en el siglo VI había allí un pequeño monasterio. En el siglo XIII, el Patriarca Latino de Jerusalén, delegado papal en Tierra Santa, les pidió a los ermitaños del Monte Carmelo que ordenaran su estilo de vida. Esto se concretó por medio de una sencilla regla o reglamento, que fue aprobada por el Papa Honorio III en enero de 1226 y posteriormente confirmada por Inocencio IV. Regla que consta de 18 capítulos cuyo prólogo indica que está escrita para “Los que quieren vivir en obsequio de Jesucristo”. Después se dan normas de convivencia y de vida que deben llevar: lugares, superior, votos, oración, ayuno, trabajo, vida espiritual, etc. De esta manera, nació la orden religiosa de los Padres Carmelitas, que prometen observar esta regla cuando emiten sus votos religiosos. Por lo tanto, la Madre de Jesús es la Virgen del Carmen, es decir, a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la Orden se propagó por el mundo. Incluso se les llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor a Ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a Ella, y por Ella, a Cristo.

La Santísima Virgen del Carmen es invocada en nuestra Patria como Madre y Reina de Chile, Patrona y Generala Jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden. Títulos que son fruto del reconocimiento especial de la protección de la Madre de Dios a lo largo de nuestra historia.

1.- Llegada de la devoción a la Virgen del Carmen a Chile Con la predicación de los primeros misioneros, comenzó a extenderse por todas partes la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, y la devoción a su Madre. De hecho, los misioneros agustinos, quienes llegaron a Chile el año 1595, junto con enseñar el Evangelio, dan a conocer y honran a la Santísima Virgen María, bajo la advocación del Carmen. Devoción que se extendió rápidamente en el pueblo y que acogió con un especial amor. Esto se manifestaba cada 16 de julio, día en que la Iglesia celebra la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, y cuya imagen, los padres agustinos sacaban en procesión por las principales calles de la ciudad. Fiesta que era precedida de una novena, es decir, nueve días antes de la celebración principal, donde el pueblo se preparaba espiritualmente y pedía a la Madre del Carmelo por las necesidades de la comunidad.

2.- La Virgen del Carmen en la Historia de Chile Dada esta confianza y amor especial del pueblo chileno por la Virgen del Carmen, es que comienza a ser invocada en los escenarios más importantes de nuestra historia. Invocación que es reconocida y admirada en diversas expresiones hacia la Madre del Salvador. De manera especial, en la lucha por la Independencia Nacional es donde se pide su maternal intercesión, lo que comienza a consolidarse gradualmente. Después del Desastre de Rancagua, el año 1814, se restablece el poder español y los patriotas emigran a Mendoza, donde se reorganiza el Ejército Libertador de Los Andes. En este lugar y en el año 1817, el General José de San Martín junto al General Bernardo O’Higgins escogen a la Virgen del Carmen como su Patrona, jurándole fidelidad los oficiales y toda la tropa. Así, los patriotas, llenos de coraje invocaron a su Patrona en la travesía de Los Andes y en la Batalla de Chacabuco, logrando la victoria el 12 de febrero de 1817. Pero aún faltaba un último esfuerzo para que se concretará todo. Por esta razón, el pueblo entero junto a las autoridades civiles, religiosas y militares, se reunió el sábado 14 de marzo de 1818 en la Catedral de Santiago. Ahí hicieron el siguiente juramento: “En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile, y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulan este voto y en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su gloria” (Archivo O’Higgins Tomo X, pág. 380). Lo cual se logró con la Batalla de Maipú el 05 de abril de 1818, lugar donde el General Bernardo O’Higgins, “con sus propias manos”, puso la primera piedra del que sería el Templo Votivo de Maipú, actualmente Santuario Nacional y Basílica del Carmen.

Una pequeña reseña histórica para contextualizar y mencionar que en este país, creemos en una virgen que se adora en procesiones, ritos, se le adora, se le reza pero no se conoce ni se escucha su mensaje. Es una Virgen inerte, cómoda, que no nos dice nada que nos saque de nuestro mundo, nuestro que hacer, nuestra cotidianeidad, entonces nos permite seguir con nuestras aberraciones, nuestra ignorancia, nuestros egoísmos.

La Virgen María es una sola, es la Madre de Jesús y por ello Madre Nuestra (Juan 19, 26-27)

“Virgen del Carmelo, madre nuestra, ayúdanos a tener manos inocentes y corazón puro, a no mentir ni hablar en detrimento del prójimo. Así podremos subir al monte del Señor y obtener su bendición, su justicia, su salvación”, escribió el papa Francisco este jueves 16 de julio en su cuenta de Twitter en español @Pontifex.

El año pasado el Papa había pedido a la Virgen del Monte Carmelo: “Contemplamos a Nuestra Señora junto a la Cruz de Cristo. Ese es también el lugar de la Iglesia: al lado de Cristo”, martes 16 de julio 2020, Twitter @Pontifex.

Se trata de la Virgen, patrona de los marineros y de una de las imágenes marianas más queridas por el Papa y muchos fieles en América Latina y España.

“Que la Madre de Dios, a quien recordamos hoy bajo el título de Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, insuperable en la acogida de la Palabra de Dios y en su puesta en práctica nos ayude a purificar el corazón y a custodiar en él la presencia del Señor”, había dicho el Papa, durante el Ángelus desde la Plaza de San Pedro, en 2017.

“Dejemos que la Virgen María nos guíe por el sendero que conduce a la santa montaña que es Cristo, donde se encuentran Dios y el hombre”.

Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, los carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada.

El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero.

Inspirándose en la figura de Elías, surgió a la orden contemplativa de los «carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz.

La verdadera Virgen apareció en Peñablanca - Villa Alemana- Chile; y tal como ella misma lo dijo, fue el país donde fue más mal recibida, fue rechazada por decir la verdad de los sacerdotes “cloacas de impureza”, “que llevan muchas almas a perdición”. Ese es el verdadero mensaje cierto, claro y contundente que hizo que los sacerdotes que en ese entonces tenían mucho poder, se preocuparon de desprestigiar, anular e invisibilizar esta aparición; y lo poco que pude decirse de ella en los medios, fue buscar ridiculizarla, especialmente a partir del destino del vidente. Escondieron sus principales mensajes relativos al próximo retorno de Jesucristo, la apostasía y crisis de la Iglesia, la repetición del mensaje de Fátima, entre otras muchas revelaciones.

Claudio Rojas
17 Luglio 2020
 

Adjuntos:

- 15-06-20 Compartiendo con Elías, Juan y un enviado del Cielo
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- 20-09-18 Nuestra equivocada forma de adorar a la Santísima Virgen
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