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giuliettoPor Mara Testasecca

La noticia del fallecimiento de Giulietto Chiesa nos ha tomado a todos por sorpresa. El desconcierto aumenta a cada minuto, en la gran Babilonia de este tiempo esperaba que fuera una fake news... pero Giorgio Bongiovanni mismo nos dio la confirmación oficial. “Esta noche ha fallecido Giulietto. Es verdad. ¡Ha tenido un infarto!".

Increíble, hasta ayer a la tarde, 25 de abril, aniversario de la Liberación de Italia, lo hemos escuchado en Pandora TV, su última creación mediática contra la información del régimen, con su enésimo y sentido llamado a rever todo de nuevo y a programar ex novo políticas socioambientales y económicas en esta crisis global sin precedentes, agudizada de modo exponencial por la pandemia.

He sentido un fuerte dolor. Cuando un ser querido se va tan rápidamente nos sentimos un poco traicionados, como si un destino grotesco nos dejara de lado, más aún en el caso de Giulietto, por la unión de propósitos que tenían en común Giulietto y Giorgio Bongiovanni y su obra.

Giulietto Chiesa como profesional no podrá ser reemplazado fácilmente, el vacío no podrá ser llenado por las decenas y decenas de libros escritos, documentales producidos, dossier, reportajes como enviado de guerra y muchas cosas más.

He tenido que calmarme para buscar en mis recuerdos al Giulietto hombre que conocí, gracias a Giorgio, hace muchos años, y puedo testimoniar que, a partir de aquel encuentro en su casa en Moscú, se consolidó en Giorgio ese proyecto grandioso que se convertiría después en AntimafiaDuemila y Our Voice.

Eran tiempos duros en Moscú. Toda la Unión Soviética estaba viviendo una fuerte crisis económica y productiva; aunque el nivel cultural de cada ciudadano era y todavía es muy elevado con respecto a occidente, en las tiendas no se vendía comida, en los maxi condominios de la ciudad no se hacía mantenimiento y ni siquiera se cambiaban las bombillas.

Él, Giulietto, a los 40 años había recomenzado su vida desde cero y se convirtió en periodista de campo. Desde 1980 residió en Moscú, primero como corresponsal del periódico L’Unità, y después como corresponsal y columnista de La Stampa. Aquel día, 25 de junio de 1998, fuimos a verlo al piso que tenía en uno de los muchos grandes edificios de forma cúbica, todos iguales, construidos durante el comunismo.

Giorgio tenía en la frente una cruz de sangre permanente desde hacía casi dos años, pero Giulietto no demostrò ninguna reticencia durante todo el encuentro-entrevista. Como alguien ha recordado bien hoy, aquella señal y aquellas manos cubiertas por los guantes no fueron vistas de modo extraño, más bien recuerdo que al final del encuentro afirmó que estaba abierto a nuevas realidades, y que era apasionado de la física y de lo paranormal. Con el tiempo comprendimos el porqué. No tuvo ningún problema en apuntar el dedo contra el presidente Yeltsin y la corrupción de la clase dirigente criminal. Me impactó su clara acusación contra el sistema criminal y su "visión profética” de los 10 años futuros que viviría toda la Rusia, desmembrada, rebajada, sin algún género de producción interior.

Aquel encuentro consagró la apertura hacia un cambio en la obra social que Giorgio guardaba en su corazón... todavía por poco tiempo.

Giulietto no era ciertamente el ateo clásicamente descripto. En esa época se confundía bastante. Quien no estaba alineado con los dictámenes y con la política de la Iglesia Católica era clasificado como ateo, pero ¡cuántos ateos han demostrado ser profundamente espirituales e investigadores de la verdad!

Aumentó naturalmente mi respeto por el gran Giulietto, intelectual, sarcástico y polémico, genial y agudo observador.

En el 2004 vino a vernos a nuestra sede de Sant'Elpidio a Mare, al arca.

Para la joven redacción antimafia fue una full immersion, un impagable imprinting cultural, un inédito máster sobre como leer e interpretar las noticias y los acontecimientos.

Para Giulietto era natural enseñar, dialogar, escuchar, poner en tela de juicio para construir, no sólo para destruir y basta. Nos enseñó a no tener miedo dando la cara con ZERO, el documental sobre los atentados en EE.UU. del 11 de septiembre de 2001, dónde un análisis meticuloso pone en evidencia que la versión oficial difundida en todo el mundo es incompleta con respecto a decenas de puntos esenciales, y se demuestra falsa en muchos otros puntos.

Un maestro Giulietto. Qué no podía sino encontrarse y estar en sintonía con Giorgio Bongiovanni. Un maestro con una notable capacidad de autocrítica; ¡era comunista/anticomunista y en la ciudad de Gubbio recuerdo como se puso a discutir animadamente con nostálgicos de aquel comunismo utopista que se fosilizó, que se desmembró porque no tuvo la capacidad de comprender a dónde estaba llevando la globalización que no se preocupaba de la formación cultural y política de los jóvenes.

Sobre el cuidado y la atención para con los jóvenes había una completa sintonía. Nunca se echó atrás las veces que nuestro querido Giorgio lo invitaba. Él último encuentro, quizás el más intenso, fue en Fermo el pasado 28 de diciembre. Otra etapa de la obra. Estaba tan feliz por haber conversado toda una tarde con chicos sanos y listos. Lo declaró abiertamente, recomendándoles de mil maneras que defiendan sus espacios, el primero de todos, el espacio del yo soy, minado desde el día en que se viene al mundo.

En muchos mensajes del Cielo, Giorgio transmite que Cristo dijo: no quién dice ¡Señor, Señor! sino quién realiza acciones a favor de la vida heredará el Nuevo Reino.

¡Giulietto Chiesa ha estado a los pies de la cruz, aunque él lo haya expresado con otras palabras.... Fue personalmente al olvidado Afganistán e intentó contar sobre ese lugar que ya no era lugar, fuera del tiempo ¡lleno de vidas humilladas, negadas, mutiladas! Quien estaba con él lo vio llorar...

Considero a Giulietto Chiesa un signo para todos nosotros, la encarnación de la persona que actúa como un profeta sin saberlo, otra voz que ha gritado en el desierto, un ser íntegro, no corruptible.

Volviendo a Giorgio Bongiovanni estigmatizado ¿qué es lo que lo impulsó a desear encontrarse con él a toda costa en Moscú hace 22 años? Creo que como Diógenes con la linterna había visto en él el espíritu de verdad que pocos hombres saben que tienen, genios que no se alinean nunca con nadie, que estrechan firmes relaciones con amigos que no anhelan los reflectores del destino común.

Giulietto querido, no seremos capaces de resignarnos fácilmente por el vacío que has dejado, aunque seamos creyentes. Te recuerdo con el encanto de tus relatos alrededor de una mesa que proseguían como si el tiempo se dilatara... y para sonreír un poco te veo en la imagen que Fedor Dostoevskij da de si mismo:

“A pesar de todas las pérdidas y dificultades que he sufrido, amo ardientemente la vida, amo la vida por la vida misma y, realmente, es como si todavía fuera a comenzar mi vida en cada momento... y aun no puedo en absoluto discernir si me estoy acercando al fin de mi vida o si todavía está por comenzar: he aquí el rasgo fundamental de mi carácter; y también, quizás, de la realidad”.

Mara Testasecca

26 de Abril 2020.

Adjunto:

- Ciao Giulietto, per noi esisterai sempre. Un ricordo di tutti i compagni e gli amici

http://www.antimafiaduemila.com/rubriche/giorgio-bongiovanni/78597-addio-a-giulietto-chiesa.html 

 

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