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fiebreDe Francesca Bianchin
Pensando en las palabras del profeta de Dios, Giorgio Bongiovanni, sobre el nuevo coronavirus, quien explicó que este es un virus natural, creado como defensa por la madre tierra, el que será atenuado por el cielo y desaparecerá, para luego volver más virulento si el hombre no cambiare su actitud hacia la vida y el planeta, no pudo evitar buscar noticias sobre otras epidemias pasadas para reforzar sus palabras.
La pandemia más grande y más reciente, aparte de la asiática y la Hong Kong, de los años ’50 y ‘60, la más recordada y virulenta apareció hace ciento dos años, la famosa gripe española, no porque los primeros casos hayan estallado en ese país, sino porque fue el primer país en informar en los periódicos sobre esta enfermedad mortal, ya que el mundo estaba bajo el control de otro virus mortal, la Primera Guerra Mundial, que causó injustamente millones de muertes. Los periódicos de la época fueron amordazados por los gobiernos debido al conflicto, pero España fue neutral y no entró en ese infierno que encendió a Europa, por lo que fue el primer país en informarlo, y de ahí su nombre.
De hecho, aún no está del todo claro donde aparecieron los primeros casos de gripe española. Según el historiador norteamericano John Barry, quien escribió el libro La Gran Influenza. La historia de la pandemia más mortífera de la historia, parece que la gripe apareció en un campamento militar, en enero de 1918, en Camp Funston, Kansas, en el condado rural de Haskell, entre soldados estadounidenses destinados allí. Hacía 11 meses que Estados Unidos había entrado en la guerra y decenas de miles de jóvenes llegaron a los diversos campos de entrenamiento; en abril, por lo tanto, la influencia ya estaba generalizada en el Medio Oeste, desde donde los soldados se embarcaron hacia Francia para luego desembarcar en el puerto de Brest, que fue el primer foco de infección en el viejo continente.
A mediados de abril, la influencia llegó a las trincheras del frente occidental, se extendió a Francia, Gran Bretaña, Italia y finalmente a España. En realidad, otros académicos nos dicen que, probablemente, el virus ya se había propagado antes de 1918, es decir, desde finales de 1917, donde hubo varios casos de gripe entre los soldados, algunos patólogos militares informaron el inicio de una nueva enfermedad con alta mortalidad, que luego reconocieron como gripe.
 
En 1917, el mundo estaba en guerra desde hacía tres años, y en 1917 la Madre Celeste, la Madre de Dios, la que personifica a la madre tierra, se apareció a tres pequeños pastores en Fátima, Portugal ¿cómo no pensar que todo está relacionado? Cómo no pensar que este virus nació por la voluntad del cielo, que veía a los Estados masacrarse en la guerra más sangrienta y absurda que el hombre había visto hasta entonces, que causó millones de muertes y que no ha tenido igual en ninguna otra guerra, donde se utilizaron armas químicas contra los humanos como si fueran animales en el matadero. También me pregunto si esta epidemia no aceleró el final de la guerra, ya que miles de soldados estaban siendo diezmados por este francotirador invisible.
Encontré noticias de que en 1918 miles de soldados debieron guardar cama no por heridas de guerra, sino por esta enfermedad aún desconocida, las tropas austro-alemanas se infectaron tanto que bloquearon los esfuerzos bélicos puestos en acción para ganar la guerra. El general Erich Ludendorff, de hecho, acusó a la epidemia por haber fallado en su gran ofensiva de 1918, con la que esperaba poner fin a la guerra de una vez por todas.
Una cosa extraña es que si hoy el Covid 19 afecta mortal y mayormente a los ancianos, la gripe española afectó principalmente a los jóvenes de entre 20 y 40 años, es decir, la parte que fue reclutada para la guerra y, reflexionando, diría que la naturaleza parece tener bien claro qué y por qué golpear. En este momento parece que quiere golpear mortalmente a los ancianos ¿tal vez porque ellos son los que han dejado en herencia a nuestros hijos, a los jóvenes, un planeta contaminado y próximo al colapso? En la época de la gripe española, sin embargo, golpeó a la mayoría de los que, por culpa de los gobernantes, se estaban matando entre sí en los campos de batalla de medio mundo, ciertamente un signo de interrogación se vuelve obvio.
Cuando uno no cree en el azar, sin duda buscamos todas los motivos para determinar por qué ocurre un hecho, en el caso de la gripe española que causó de 25 a 50 millones de muertes, más que los muertos de la Primera Guerra Mundial, los científicos dicen que la causa de la proliferación fue la guerra misma, que causó hambre, hacinamiento de tropas, poca higiene, poco conocimiento y pocos recursos de la medicina de la época, por supuesto, esto es cierto, pero si pensamos en el día de hoy, en que el coronavirus ha bloqueado a la mitad del planeta, y se extendió en el lapso de un mes, diríamos que no es el hambre, ni la guerra mundial, que no falta higiene y que la medicina está muy avanzada en comparación con 1918, por lo cual parece que lo que era una respuesta en ese entonces hoy ya no lo es.
Y yo personalmente no creo en la casualidad, a pesar de ser una persona muy racional, tal vez demasiado, creo que no fue una coincidencia que la gripe española haya llegado en ese contexto de la Primera Guerra Mundial, así como no creo que el coronavirus haya llegado por casualidad. Lo más extraño es que la gripe española apareció repentinamente, sin que se pudieran comprender las razones, que de repente desaparecieron, como por arte de magia, 2 años después.
 
De hecho, lo que Giorgio nos ha dicho es que el cielo atenuará el virus y desaparecerá, como también sucedió en 1920, después de causar millones de víctimas, sin ayuda humana, sin antivirales ni vacunas, desapareció, se atenuó.
Aquellos que no quieren creer en la casualidad, que dicen que el azar no existe, son aquellos que tienen una mente cerrada, que no quieren entender, ver y, a este respecto, de vez en cuando pienso en aquellos que en 1600, 1700 y 1800 iban a África para secuestrar hombres, mujeres, niños, para hacerlos esclavos en los campos de algodón o de café en las Américas, no estábamos en la edad oscura, ni tampoco en los tiempos del imperio romano, pero había hombres que consideraban normal esta práctica abominable. A menudo me pregunto ¿cómo es posible que la inteligencia y la mente humana de esos hombres y mujeres encontraran normal que un ser humano, sólo por un color de piel diferente, se pudiera convertir en esclavo? Bueno, creo que el hambre de ganancias, de riquezas, el dios dinero, la necesidad de mano de obra barata, nubló sus mentes e intelectos para convertirlos en hombres neandertales, después de todo, la mente humana despierta la imaginación y encuentra normales a las cosas inhumanas y hace que las cosas no normales parezcan justas.
En definitiva, diría que nunca deberíamos pensar que la casualidad no existe, es nuestra mente la que nos lleva a pensarlo, porque queremos creer que es así, como los esclavistas creían que la esclavitud era correcta; en su lugar debemos tratar de entender las causas para mejorar la situación. En el futuro, debemos saber cómo ir más allá de las causas materiales, porque los virus han existido desde antes que el hombre, quizás sean los guerreros y guardianes que Dios quería para su perla de vida, la madre tierra y sus hijos, para darles cada tanto, cuando exageran, un tirón de orejas, mientras esperan el regreso de su hijo predilecto, el que ya una vez nos ha salvado, en ese Viernes Santo, hace 2020 años, pero mientras la ciencia y los hombres crean que todo tiene una explicación y que Dios no interfiere o no existe, creo que desafortunadamente tiene razón Giorgio cuando dice que si no nos arrepentimos llegará otro virus más poderoso, no digo que debemos creer que todo es un castigo de Dios, pero al menos podríamos comprender los signos, y no pretender que lo que no es normal. es normal.
 
Francesca Bianchin
10 de abril del 2020