Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

michelaDi Michela Raddi

Alma perdida en la oscuridad, estaba descarriada antes de nacer a la luz de la verdadera Vida.
Una pequeña barca a merced de un mar tormentoso entre las vicisitudes terrenales.

Errante, vagaba en busca de algo. Quizás una señal. Quizás una meta.
Caminando en el desierto de la existencia, te pedí agua.
Y Tú, tocando a la puerta del corazón, entraste en puntillas. Me abriste los ojos y, como un padre que cuida a su hijo, me acogiste en tus brazos, calmando mi tormentoso espíritu.
Me has mostrado cual era el camino. La puerta estrecha y pequeña por la cual se debe entrar. Y fuiste Tú quien me pidió que Te siguiera, pero me dejaste libre para elegir.
¿Cómo se puede decir no al Amor que te llama hacia Sí Mismo?
Comprendí cuán profundamente me amabas y quiero merecer esta salvación.
Tu llamada inflama mi espíritu.
¿Cómo puedo servirTe, Señor?
Que mis brazos puedan trabajar por tu justicia
Mi voz está por encima de esta humanidad de nequicia
Que cada paso mío pueda recorrer el sendero que Tú has trazado, sin perder nunca el camino.
Que mi amor pueda aliviar los corazones sufrientes, dando esperanza.
Y palabras de consuelo pueden nacer de mis labios.
Que en la duda de la prueba pueda siempre encontrar refugio en ti
No alegrías temporales, sino las riquezas del cielo que pueda buscar.
Que cada respiración y latido de mi vida pueden emborracharse con Tu paz.
Solo para complacerTe pueda nacer cada una de mis acciones.
En la raíz de la humildad pueda yo crecer y sembrar con mano firme los frutos de Tu infinita bondad.
No soy nada, Señor, sin Tu presencia en mí.
Pero si me guías, podré caminar en Tu palabra con alegría y leticia
En mi miseria humana, podré servirTe en este mundo.
Y cuando, en cada otoño, me sienta perdida, suspiraré:
"SEA HECHA TU VOLUNTAD".

Michela Raddi
16 de Diciembre 2019