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Chile Revolucion del amor

Por M. Cecilia Bartholin P.

Ya un mes antes que llegaran a Santiago de Chile los chicos de Our Voice, estábamos ansiosos y preocupados al mismo tiempo por poder atenderlos de la mejor manera.
Los días que permanecieron aquí, estuvieron llenos de actividades: visitas a colegios, reunión con organizaciones sociales, programas de radio, TV comunitaria en Lo Hermida, visita a la Fundación Víctor Jara, etc., y en medio de todo ello la preparación de la obra Sueño Blanco, adaptada a la realidad de lo ocurrido en Dictadura en Chile.

Para nosotros verlos trabajar y ensayar, su entrega total a cada actividad que realizan, fue nada más que confirmar que son unos jóvenes extraordinarios, y que son capaces de hacer todo y de dar todo por amor a la justicia, a la verdad y a los justos.


Tuvimos el privilegio de tenerlos y compartir su día a día y de volver a enamorarnos de cada uno. Ellos que deberían estar siendo jóvenes y haciendo cosas de jóvenes tienen que estar luchando a través del arte por la verdad y la justicia para todos; porque nosotros como generación fracasamos, por comodidad, por ignorancia o por temor no supimos luchar para tratar de dejarles una sociedad mejor. Por todo lo anterior es que nosotros cuando supimos de su visita hicimos y dimos todo por atenderlos, recibirlos y apoyarlos en todo lo que pudiéramos, sentimos que es nuestra labor hoy, pues ellos tienen la fuerza que no tuvimos ni tenemos, ellos tienen la conciencia que no tuvimos y ellos tienen la entrega al cien por ciento que nosotros no tuvimos; han hecho de su vida la lucha por la justicia, por la verdad y por los justos.

Han sido para nosotros inspiración y fuerza desde siempre, como bien lo recordó Giorgio fue el año 2011, cuando por primera vez se subieron al escenario y Sonia Tabita toco el piano y luego Matias y Patricio, sentados frente al teatro lleno, reprodujeron una conversación en italiano, representando a Falcone y Borselino y nos sorprendieron en aquel momento y nos han seguido sorprendiendo hasta el día de hoy.

Sentimos que tuvimos 18 hijos en este tiempo con nosotros y nos cargaron de fuerza para seguir apoyándolos, mientras nos queden fuerzas en este mundo estaremos allí detrás para darles todo lo que tenemos para que puedan llevar adelante esta revolución de amor y justicia a través del arte.
También tenemos la certeza de que ellos nos necesitan, para que en cada visita que hacen a distintos países podamos darles la acogida que merecen como hijos nuestros, darles el cariño y la seguridad de llegar a su hogar, pues el verdadero amor y la verdadera unión está en hacer sentir al hermano -y especialmente a estos nuestros hijos- que llegan a la seguridad de su hogar.

Nos quedó un vacío enorme cuando partieron, pero también la convicción en el corazón que estaremos allí cada vez que vengan a este país. Con el correr de los días nació en nosotros la certeza que nuestros jóvenes nos entregaron mucho más de lo que nosotros pudimos haberles dado.