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giovaniarca200Por Simone Gussago

Recibo muchos abrazos de los hermanos y hermanas que conozco que me hacen sonreír, llorar y creo amar. Digo esto porque no sé bien expresar estos sentimientos. 

Me sentía tan contaminado y débil en los días anteriores por mis estúpidas elecciones de vida. Ahora que he vivido estos días maravillosos con hermanos y hermanas de los que algunos de los cuales no sabía su nombre, pero es como si les conociera desde siempre y que son la familia que yo buscaba. 

Giorgio nuestro Padre Espiritual nos enseña a través de innumerables lecciones como vivir según las enseñanzas del Maestro Solar Cristo; agradezco al Padre Adonay de haberme dado señales y de haberme puesto en el camino correcto. He pasado un fin de año maravilloso, estupendo con los chicos de varias Arcas, hemos bailado, gritado.... aunque si tengo que ser honesto me distraje bebiendo y entreteniéndome esa tarde y me perdí ese instante en el que Giorgio y los chicos unieron las manos hacia el cielo y formaron una pirámide mientras cantaban We are the World. Miro el teléfono y escribo las felicidades a conocidos y a parientes, y justo ahí veo la foto de Giorgio y los chicos.  Un escalofrío recorre mi cuerpo, una extraña sensación o energía me corre en las venas... me emociono... lloro, pero no logro expresarlo bien aquí en el escrito porque no encuentro las palabras adecuadas. Los 3 días pasan rápido, me despido de todos y me pongo a llorar de nuevo mientras saludo uno a uno porque no quería irme. Cuando me toca saludar a un hermano que conozco desde hace unos años le abrazo y continúo sollozando. En un cierto momento oigo la bocina de un coche, era Giorgio y dado que estábamos justo en la entrada del Arca, nos desplazamos.

Yo no comprendo y El Consolador hecho hombre sigue tocando la bocina. Yo me acerco y veo a Sandra De Marco y a Giorgio que me sonríen y enseguida él me dice: Tienes que estar aquí y formar parte del grupo Our Voice...  me quedo petrificado y digo que está bien. Me siento confundido, no creo a mis oídos; un poco fuera de lugar entro y lo cuento a todos los chicos, recuerdo solo a Jamil que me dice: ¿Y no estás contento? Digo que si y me voy. No pienso más en ello y a la mañana siguiente volvemos al arca para despedirme de mi madre que regresaba a casa con otras 2 hermanas del arca águila solar de la fraternidad cósmica de Varese.  

Empiezo así este camino con los jóvenes, yo soy el mayor del grupo, estamos juntos, nos unimos en la fraternidad y en el espíritu y todo parece tener más sentido. He sentido el corazón que estallaba aquellos días.... me he enamorado de ellos de lo que son y de lo que hacen... es una continua emoción de alegría y de estar con ellos.

Llega el sábado, siempre juntos, disfrutamos la alegría de encontrarnos allí. Ha habido un momento particular por la tarde.... Sonietta y Elisa proponen un experimento; nos hacen caminar por la habitación con la música de fondo, llenando los espacios vacíos que nosotros creamos. Nos dicen que escuchemos las emociones que percibimos y de vez en cuando paran a alguien para pedirle que exprese lo que siente. Algunos se sienten tristes, otros lloran o ríen. Llega  mi momento abrazo a nuestro hermano Luca Grossi, lloro y le abrazo fuerte. En un cierto momento me aparto, me arrodillo con las lágrimas en los ojos y empiezo a gritar estas palabras: Perdona Señor porque he matado en el pasado, creo de haber hecho muchas batallas con él, me alzo, me siento cansado y perdido, pero entiendo el porque siento esa atracción hacia su espíritu... es como si me hubiera librado de un peso, me siento diferente y vuelvo a sentir alegría con quien siento que es mi familia. Esta fuerte energía que he sentido entre ellos, la he sentido solo cuando he conocido el gran signo viviente en la tierra que ilumina nuestros pasos y las batallas que haremos juntos.  

Siempre juntos hasta tarde por la noche, tomamos un helado entre muchísimas risas. Por fin he encontrado la familia de Cristo.... El 6 de enero, último día del campus invernal, pasamos unas horas juntos, lamentablemente llega el momento de despedirnos, abrazo a uno a uno la gran familia que ha nacido bajo los valores morales de Cristo y doy las gracias a Dios por todo esto. 

Llega el momento de saludar a Mattia, Chiaretta y al pequeño Luchino, un gran espíritu, los hijos de los del camper... siento una atracción espiritual hacia ellos que no me sé explicar. Me voy y empiezo a llorar, emociones indescriptibles recorren mi ser y llegan derechos al corazón. Estoy contento y al mismo tiempo triste porque tengo que dejarlos para volver a la vida cotidiana.... Todo el viaje entre música y lágrimas. Daría la vida por cada uno de ellos si es necesario porque he probado emociones intensas que jamás había sentido antes... A la mañana siguinete, mientras estoy por ir a trabajar levanto los ojos al cielo y veo una astronave de luz. Como si me confirmase que estoy en el camino correcto.                                                                                              

Gracias señor Jesús  

Gracias Giorgio Bongiovanni 

un soldado, con amor Simone Gussago        

3 de Marzo 2019

giovaniarca