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1andres100DIALOGO CON JÓVENES DE ESCUELAS ARGENTINAS 

Por Andrés  Volpe

“Es la educación  la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos.
Son las escuelas la base de la civilización.
Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela”

La cita es de Domingo Faustino Sarmiento, quien fuera presidente de la República Argentina (1868-1874) y precursor de la educación en el país. Ya en ese momento él entendía la importancia de la lucha que se libraba en las aulas y los valores puestos en juego. Sarmiento fue además fundador del histórico Colegio San Carlos de la ciudad de San Lorenzo, donde nos dimos cita para hablar de los peligros de la energía nuclear el pasado martes 6 de septiembre. Y digo nos dimos porque a pesar de haber ido solo, conmigo viajaban todo el empeño, las energías y la predisposición puesta por mis hermanos para llevar adelante este proyecto que hoy ya rinde sus frutos, proyecto que involucra algo más que simples datos volcados en una pizarra, involucra una realidad de la que muchos jóvenes de nuestro país no tienen idea: la real dimensión de los peligros que encierra la energía nuclear.

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El conocimiento de esta realidad puede despertar las conciencias a una necesaria lucha por la libertad del planeta y de nuestra sociedad. Lucha que, si bien puede ser feroz y desigual, también puede convertir a cada joven en un punto de luz en esta oscuridad paradójicamente cargada de energía. Porque la energía nuclear es, por lejos, el emergente más representativo de los anti valores que el hombre nos muestra día a día y que cada vez se multiplica más.

Más de 3 horas de diálogo con alrededor de 60 jóvenes presentes entre los 15 y 18 años, jóvenes que saldrán dentro de poco al mundo laboral y a quienes les tocará ser parte de esta máquina monstruosa que se llama sociedad, que adoctrina las conciencias y las vuelve estériles; caras de asombro, caras de duda, manos levantadas, sed de más y más de este escenario que golpea al corazón de la Madre Tierra y que amenaza con hacer desaparecer a los hombres de la faz del planeta y al mismo planeta, datos que muchos de ellos nunca habían conocido, que pensaban que no existían o que eran de ciencia ficción como muchas de las cosas que circulan en los medios de comunicación masivos, donde verdad y mentira se mezclan y nos confunden. Confieso haberme sorprendido por la atención puesta por estos jóvenes, como si nunca antes hubieran estado en una clase similar, más aún con la sorpresa del director del colegio que me manifestó que no conocía el tema de la energía nuclear con tantos matices y consecuencias, esta actitud por parte de alumnos y profesores me dio la pauta de lo ajenos que estamos a lo que acontece.

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El sabio hindú Krishnamurti, ante una situación similar, le dijo a un grupo de jóvenes alumnos: “Si miran a su alrededor, verán que en todo el mundo hay una espantosa destrucción y desdicha humana. Pueden leer sobre las guerras en la historia, pero no conocen su realidad, de qué modo las ciudades son destruidas por completo, cómo la bomba de hidrógeno, arrojada sobre una isla, causa la total desaparición de la isla, cómo los barcos son bombardeados y se esfuman en el aire. Hay una destrucción espantosa a causa del llamado progreso; y es en este mundo donde ustedes van a crecer. Podrán pasarlo bien, dichosamente mientras son jóvenes; pero cuando se vuelvan adultos, a menos que estén muy alertas, atentos a sus pensamientos, a sus sentimientos, perpetuarán este mundo de batallas, de ambiciones despiadadas, un mundo donde cada uno está compitiendo con otro, donde hay miseria, inanición, superpoblación y enfermedad”.

 

De eso se trata,  de cortar con este ciclo de odio y destrucción que puja por perpetuarse en el tiempo. Me siento agradecido al ver como el trabajo de los últimos meses en este proyecto, concluye con algunos chicos acercándose, después de la clase, a preguntar dónde pueden profundizar el tema, dónde conseguir material informativo y audiovisual,  incluso la posibilidad de asistir a otra clase.
Por eso me fui del aula con la felicidad de haber contribuido apenas un poco, de haber dialogado un rato con los próximos soldados de la paz por una nueva era, porque la lucha recién empieza. Con profundo amor.


Andrés  Volpe
Arca Lily Mariposa
Rosario, Santa Fe, Argentina
11 de septiembre de 2016

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