Por Erika Pais
Me quedo en silencio, cierro los ojos, escucho la noche que avanza. Mi corazón late y su sonido llega desde adentro. Los sentidos se agudizan, mi mente se escapa y escucho el titilar de las estrellas.
Una mano suave y etérea toma la mía y me dejo llevar. No se hacía donde, pero no me importa, no tengo voluntad propia solo dejo que me arrastre hacia la nada. Torbellinos de sentimientos me acarician suavemente. Esa mano suave no tiene rostro, ni cuerpo, ni forma sólo esencia pero me hipnotiza y sacude hasta la fibra más íntima de mi ser. Y continuo viajando y sólo disfruto del viaje, no se donde vamos. Y temblores de pasión inundan mi humanidad y certezas absolutas acarician mi espíritu. Y esa mano no me suelta y yo tampoco la quiero soltar. Nos tomamos fuertemente para no soltarnos. Cuando puedo balbuceo una palabra. Llévame donde quieras sólo disfruto el viaje. Y siento que unos ojos me miran profundamente y me sonríen tiernamente y hacen que me calle.
El viaje esta casi terminando, estamos llegando. Y mi corazón late muy fuerte, quiere salirse de mi. Ya estoy adivinado donde me ha llevado. Ya se de donde viene esa pasión y que hacía temblar mi humanidad de emoción. No era el viaje que lo provocaba, era el destino que mi ser intuía.
Esta esencia suavemente me suelta la mano y me dice: tienes apenas dos minutos y luego vengo a buscarte. Miro hacia abajo y allí estás vos, hermana de mi espíritu. Suavemente dormida. Me acerco despacio en la noche y te beso con dulzura, te mueves apenas. Será que lo has sentido? Respiro tu sueño un minuto. Y esta Esencia regresa y sonríe nuevamente tomando mi mano: es tiempo, me dice. Debemos volver. Y yo extasiada me dejo llevar. Atravesamos el azul de la noche sin hablar y suavemente su mano me suelta cuando regreso a mi cama. Espera, le digo, como te llamas? Quien eres que me hiciste este regalo?
El Amor, me responde.
Conmigo siempre podrás crear el cosmos, atravesar el firmamento, transformar todas las cosas creadas por Dios y besarla a ella cuando duerme. Cuidar su sueño y ofrendar tu vida a cambio de la suya.
Yo hago posible todas las cosas, ya ves hoy vine a buscarte y si me alimentas lo haré por siempre.
Y diciendo esto se desvaneció suavemente, es decir, su presencia ya no estaba, pero sentía esa mano suave que me llevó hacia vos. Ahora estaba dentro de mí para siempre.
Erika Pais
25 de septiembre 2015
