Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

testa 2016enespañol
adriana nav 01Por Adriana Navarro
Volver a ver la cruz en su frente, me produjo por un instante la sensación de que esa cruz pudiera absorberme, y luego he sentido como si me hundiera sobre mi misma. No entiendo mucho estas sensaciones, ¿qué significan? ... Pero automáticamente viajo en mis recuerdos, y voy hacia atrás más de 20 años, ... estoy abocada a mis tareas domésticas porque tengo dos niñas pequeñas, y otro niño en camino. En una televisión blanco y negro, vieja, y sin sonido veo ese rostro, que no conozco, con estigmas, con esa cruz en su frente. Me quedo paralizada, solo mirando, no sé si quiero escuchar. Instintivamente, en mi ignorancia pienso, ¿podrían salirme estigmas? Siento miedo, y una sensación extraña de que debo guardar en mi memoria ese rostro, algún día quizás lo encontraré, entenderé porqué tiene esas marcas. ¿Cómo puede sucederle eso a un hombre?
 
En ese momento estaba muy lejos de imaginarme, que ese hombre traería la respuesta de Dios, de la Vida, a un pedido que yo hacía constantemente, cuando me hice conciente de cuál era el tiempo en el que vivía, de que había que intervenir, participar activa y concientemente en el desarrollo del porvenir de esta humanidad, yo pedía: Muéstrame cuál es el lugar en el que debo estar, ¿qué es lo que tengo que hacer?.
 
Pasó el tiempo y gracias a un grupo de personas conocí el mensaje de este hombre que venía a Uruguay, conocí de sus estigmas, y sanguinaciones, pero seguía ignorante de muchas cosas y pensaba, quiero ver sus ojos, ... La vida generosa, en el año 94, lo pone frente a mi en el aeropuerto de Montevideo, cara a cara, de pronto en esos movimientos involuntarios que hacemos unos y otros, quedo frente a él, apenas bajado del avión, a la distancia justa para ver claramente sus ojos: Me dice: “Hola, soy Giorgio”. Hola, soy Adriana, le respondo. Así de la misma manera rápida en que quedó frente a mi, así desapareció. Pero sus ojos no me habían defraudado, mi alma había sentido la inmensidad de ese ser...
 
Nuevamente, volverían a pasar muchos años, años en los que junto a Loreley, Daniel, Domingo, íbamos investigando distintos temas, y cada vez sentíamos mayor desazón, cada vez estábamos más alertados respecto de las cosas que el hombre hacía sin sentido de las consecuencias. Nos enterábamos qué eran los transgénicos, los pesticidas, las pasteras, la nanotecnología, etc., etc., el cambio climático, el avance en el consumo energético del mundo no para dar solución y dignidad a la vida humana, sino para estimular el consumismo, el sistema depredador en su forma de producir que tiene el hombre... y seguíamos teniendo noticias de este hombre que ya no tenía la cruz en su frente, -por pedido a la Virgen, para poder desarrollar su actividad antimafia- del mensaje que portaba, de cómo tantos temas se cerraban en torno a este mensaje, adquirían coherencia: la reencarnación, las inteligencias de otros mundos, la Virgen, y Jesús...
 
Pero muy lejos estábamos todos de imaginar que el día 10 de diciembre de 2004, estaría llegando al aeropuerto para quedarse tres años a vivir entre nosotros.
Entonces comenzaron días duros y maravillosos, teníamos tanto que aprender para acompañarlo, era tan intensa y profunda su enseñanza, tan práctica y autoritaria su metodología, había tanto amor en sus interminables charlas en aquél “quincho”, y sobre todo este hombre nos demostraba con su acción el amor y el compromiso con Cristo, su fuerza para vencer cualquier obstáculo. Lo único que no se permitía era fallarle a ese amigo de miles y miles de años. Y así nos mostró a Cristo, lo hizo vivo dentro nuestro. Y así, encontré mi lugar, ese que le había pedido a Dios tantos años antes. Nunca ningún grupo, ningún maestro espiritual, ninguna escuela, o grupo social había logrado que yo sintiera que ese era mi lugar.
 
Este hombre se convirtió en mi “ancla” en una obra maravillosa, porque aunque suene irreal, su obra es al menos una parte de la gran Obra de Cristo. Una obra a punto de culminar, que requiere todo nuestro empeño, todas nuestras fuerzas, del empleo de toda la enseñanza recibida en tantos años. Hoy por hoy también mis hermanos espirituales son “mi ancla”. Nos espera una enorme responsabilidad, un enorme compromiso, demasiado grande,... una tarea, despertar almas, se dice fácil, pero cuánta responsabilidad, y qué maravilla a la vez...
 
Padre mío, como una vez te pedí que me llevaras al lugar en que debía estar, y me mostraras qué debía hacer, ahora te pido en nombre de esa cruz, que me des, que NOS DES TODA LA FUERZA NECESARIA PARA NO FALLARTE.
 
Giorgio, querido amigo, con todo mi amor, gracias.
 
Adriana Navarro.
Setiembre 2014.


DVD - Boletines

mensajes secretos es

unalagrima2

boletineslink

Sitios amigos

ban3milenio



bannersitoarca

Sitios relacionados

 logofunimanuevo2015lavida box 

crop boxcatania3 

Libros

ilritorno1 TAPA LIBRO laira
cop dererum1 humanidadtapa
books2 TAPA100

Suscríbase a nuestro boletín de noticias
Estoy de acuerdo con el términos y condiciones y el Política de privacidad