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natale100Querido Amigo:
Cada año para nosotros la Navidad coincide con un momento de reflexión, de balances y de programación para el nuevo año que está en las puertas. Nuestra fuerza es la unión, la participación, el análisis crítico de la sociedad en la que trabajamos, el planteo de nuevas ideas y de nuevas estrategias para seguir el ritmo del mundo que se transforma, que, nunca igual a si mismo, necesita de soluciones, de renovación, de conciencia, de toma de posición. Un mundo en el que la palabra futuro necesita ser constantemente reescrita, revisada, soñada...
Dando pequeños pasos junto a ti, hoy Romina, Kevin, Osmar, Heriberto, Antonia, Isabel, Rosalino y muchos otros niños tienen derecho a soñar. El vertiginoso ritmo de la vida de la calle en Paraguay, el trabajo precoz, la ausencia de un nido familiar les estaban quitando su infancia.
Héctor tiene 16 años, acaba de terminar la secundaria en la escuela Santo Tomás de Luque, tiene cuatro hermanos y dos hermanas.
natale2Es uno de los primeros niños que asistieron al centro “Hijos del Sol”... En la calle se ha encontrado con la droga, a menudo ha robado para sobrevivir y ayudar a sus hermanos menores, rechazaba el contacto con el mundo de los adultos de parte del cual lo único que había recibido era abandono, explotación, violencia, indiferencia... luego un rayo de luz, un adulto se acercó a Héctor, por primera vez, para ofrecerle ayuda, palabras de consuelo, contacto físico... esta vez solo para expresarle un gesto de cariño o de hermandad... Se llama Omar. Lo hace entrar al centro, al inicio agrede a todos, no es fácil calmar la rabia y el miedo... pero aquí Héctor encuentra un plato caliente de comida para calmar los calambres a causa del hambre... encuentra una nueva mamá, de nombre Hilda, que sabe escuchar, que cura las heridas del alma y las físicas, curando las llagas de la piel sucia y quemada por el ardiente asfalto. Héctor siente algo especial... no sabe cómo definirlo, no lo conoce... pero cada mañana sabe que puede ir a su encuentro.
No tardó mucho en dirigirse a Omar e Hilda con un cariñoso “Tío” y  “Tía” y con el paso del tiempo conocería a otros “tíos” que lo acompañarían en la expresión de si mismo, de su interioridad, de su creatividad... Héctor aprende a cantar, a tocar la guitarra, aprende a hacer cuentas y a escribir... tiene creatividad...  allí se encuentra Alba Lucero que por las tardes lo hace trabajar... sin vender pegamento en los semáforos... sino con un bolígrafo. Es sorprendente cómo este bolígrafo parece tan suyo, suyo porque viaja a través de sus pensamientos, de sus emociones... Héctor se da cuenta de que finalmente tiene tiempo para pensar… no es fácil... las crisis de abstinencia no siempre son manejables, pero piensa, se esfuerza... construye y sueña... “¡Ahora me veo cuando sea grande! Seguramente seré jugador de fútbol, o quizás abogado”. ¡Su sonrisa es impagable!
Es el chico que más se aplica en el estudio, ha sido uno de los primeros en decir No a la droga, ha sido él quien ha dado el ejemplo a los más chicos antes de entrar al temido dentista que viene dos veces al mes, ha sido él quien ha llevado a “Hijos del Sol” a sus hermanitos. No se olvida de la calle, en los fines de semana hace de malabarista en los autobuses de la ciudad para juntar algunos guaraníes, pero hoy tiene una alternativa y ha aprendido a reconocerla.
Quien construye la alternativa, construye un futuro. ¡Gracias!

natale


 

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