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testa 2016enespañol
moscu7 Por P. G. Caria
Han pasado casi veinte años desde que fui por primera vez a Rusia. Era el año 1994 y también era la primera vez que acompañaba a Giorgio Bongiovanni con un encargo específico operativo.
La emoción se amplificaba porque todavía se sentía fuerte el eco del increíble encuentro que tuvo Giorgio en el Auditorio Nacional de Música en Madrid con el, en aquel entonces, Presidente de la Unión Soviética Mijail Gorbachov y con su mujer Raísa. Un encuentro histórico que tuvo lugar el 27 de octubre de 1990, unos pocos meses antes de la disolución definitiva del Imperio soviético.
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Nunca olvidé ese viaje, viajar a esa nación a tan poca distancia temporal desde la caída del comunismo, fue una experiencia única. Rusia me impactó muchísimo, en mi alma escuchaba ecos lejanos que me hacían sentir esos lugares y esa gente increíblemente cercanos a mi corazón. Fue un viaje casi mágico que dejó una marca indeleble en mis recuerdos. Por lo tanto la posibilidad de encontrarme nuevamente en tierras rusas me emocionaba muchísimo,  las nuevas oportunidades eran realmente muchas. Después de tantos años el deseo de Giorgio de volver a encontrar personalmente y de poder entrevistar a uno de los hombres más importantes de la historia reciente parecía cumplirse. Un deseo que había cultivado por años era el de poder hablar nuevamente con quien le abrió las puertas del inmenso País y que luego le permitió cumplir con la que se convertiría en una de las etapas más importantes de su misión. Para nosotros poderlo acompañar y compartir juntos el cumplimiento de este deseo era un gran honor. La noticia de la imprevista enfermedad de Gorbachov y de la imposibilidad de reunirse con Giorgio, unida a la de que por dicha razón él no viajaría llega como un rayo en cielo sereno. Pero de todos modos Giorgio reacciona rápidamente y decide que al viaje hay que realizarlo igual, sería una importante oportunidad para reactivar los importantes contactos con los diferentes personajes: militares, cosmonautas e investigadores, con los que se reuniera en los años ’90, y con otros nuevos, y ahondar en las temáticas de la presencia extraterrestre en Rusia y de la actual crisis mundial. Todo esto en pos del próximo viaje que se realizará más adelante para la reunión con Gorbachov, apenas él se haya recuperado. Quienes viajamos fuimos Luca Trovellesi, Piero Di Stefano y yo. El jueves 26 de Septiembre por la mañana nos levantamos muy temprano para viajar hasta Roma, desde donde tomaríamos el avión para la capital rusa.
El viaje nos suscita una cierta ansiedad, el terrible tráfico que encontramos a lo largo de la Avenida de Circunvalación que rodea Roma nos hace temer llegar a perder el avión, pero al final, el embotellamiento que nos obligó a avanzar a paso de hombre durante muchos kilómetros se despeja y llegamos con tiempo suficiente como para poder partir sin demasiados inconvenientes. Además de los contactos heredados de los viajes anteriores realizados por Giorgio llevábamos algunos otros datos que nos dieran los investigadores amigos: el italiano Roberto Pinotti, Ademar Gevaerd de Brasil y Jaime Maussan de Méjico. Llegamos a Moscú alrededor de las 16:00 hs., la diferencia de huso horario es de dos horas más con respecto a Italia, ni bien salimos del avión nos chocamos literalmente con la notable diferencia térmica entre Moscú e Italia. Veníamos de días con 25 grados centígrados y aquí, si todo anda bien, habrá 5 o 6. Ya en el camino del aeropuerto hasta el Hotel comenzamos a llamar por teléfono a los diferentes contactos; contratamos a una intérprete que nos ayudaría al día siguiente con la traducción y nos ponemos de acuerdo con un amigo de Maussan que vive en Moscú y que podría sernos útil para futuras actividades en Rusia. También hablamos con Giulietto Chiesa quien está intentando obtener una cita para que nos podamos reunir con un General experto en política y en estrategias internacionales, no es fácil dado el poco tiempo de preaviso, de todos modos programamos encontrarnos por la noche para cenar juntos. Una vez que llegamos al Hotel y nos registramos, a pesar de que no faltaron los problemas a causa del idioma, dejamos las maletas en las habitaciones y nos quedamos a esperar en el hall hasta que llegara Giulietto. El encuentro es muy cordial, como siempre y después de las formalidades, inmediátamente le preguntamos sobre el estado de salud de Mijail Gorbachov.
Giulietto nos explica bien la situación, confirmándonos que la entrevista ha sido suspendida simplemente hasta que Gorbachov se haya recuperado de salud. Nos informa que no ha logrado contactarse con el importante personaje militar con el que desea que nos encontremos y que al día siguiente intentaría llamarlo nuevamente. Luego nos ponemos de acuerdo para cenar en un restaurant que él conoce, pero antes paseamos por las calles de Moscú. Mientras caminamos Giulietto nos describe varios aspectos y rincones característicos de la ciudad, también nos muestra el edificio en el que vive. Entramos a un negocio repleto de exquisiteces alimenticias, incluso tienen el carísimo caviar negro. La arquitectura del local es muy refinada, el estilo creo que se remonta a la época zarista, tranquilamente podría albergar una galería de arte, un museo o un teatro de gran nivel. También tomamos el metro, que siempre nos sorprende por la belleza arquitectónica de las estaciones, muy diferentes a las anónimas estaciones a las que estamos acostumbrados en el Occidente y por la gran profundidad en la que está construido. De hecho fueron construidos también con función de refugios anti-atómicos en caso de conflicto nuclear.
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Un peligro que parecía pertenecer al pasado y que lamentablemente ha regresado con gran actualidad a causa de la fuerte contraposición entre U.S.A. y Rusia en relación a la crisis siria; otro aspecto que es evidente a los ojos es la absoluta ausencia de carteles publicitarios, luego nos explicarían que la administración local es contraria ya que estropearían la belleza de estas estaciones que han sido hechas de este modo para ser vistas y admiradas... Por fin llegamos al restaurante. La cena es amena tanto por la calidad de la comida y por la enorme y refinada locuacidad de Giulietto. Afrontamos muchos temas relacionados con la situación actual de la crisis internacional y entre la gran cantidad de cosas de las que habla nos dice también que en Rusia no hay ninguna manifestación de la crisis que está afectando al Occidente. Rusia cuenta con todos los recursos más importantes, en primer lugar los energéticos, por lo tanto está exenta de las mareas y turbulencias que están sacudiendo también a Italia. Giulietto nos cuenta y nos explica aspectos poco conocidos del pasado sistema soviético, manipulados y distorsionados por la propaganda occidental anti-comunista, todo condimentado con anécdotas de vida que él ha vivido en los años del régimen y que lo vieron, en calidad de periodista corresponsal en Moscú.
Al escuchar su relato de cómo estaba organizada la vida de esa época, de la casi irrelevancia del dinero, de la organización de la sociedad, no podemos hacer otra cosa que compararla con la jungla capitalista en la que vivimos nosotros, en la que la lucha por la vida está llegando a niveles cada vez más críticos y el sistema social ha sido llevado al colapso por la cínica y asesina avidez de nuestros gobernantes, banqueros, industriales, de las familias más poderosas que maniobran en la oscuridad, así como por la pasividad y el egoísmo, de la sociedad civil. También es cierto que la izquierda italiana ha intentado implementar varias cosas en la patria, pero a esta altura el estado social, fruto de las luchas obreras de esa época, no es más que un pálido recuerdo. Está claro que el sistema comunista era una dictadura, no existía la libertad de pensamiento y se hizo también protagonista de crímenes feroces, pero si nosotros hubiéramos sido más honestos y previsores, habríamos entendido que en ese sistema había cosas que funcionaban mejor que en el nuestro. Claro que su error más grave fue el de negar el espíritu del hombre, así como a Cristo, si esto no hubiera ocurrido estoy seguro de que hoy Rusia estaría guiando al mundo. Ahora surge poderosa en los monumentos y en el aire que se respira por las calles de Moscú, la extraordinaria cultura y la profunda naturaleza espiritual de ese pueblo. Y de esta reflexión se hacen eco las palabras proféticas que dijera la Santa Madre en Fátima en 1917. El 13 de julio de 1917, en la tercera de Sus seis apariciones, la Virgen María les dijo a los tres pastorcillos que más adelante regresaría para pedir la consagración de Rusia a Su Corazón Inmaculado. La Virgen enfatizó la importancia de este pedido, que estaba acompañado por una aterradora advertencia: “Si aceptaréis Mis peticiones, Rusia se convertirá y tendréis paz, sino, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre, tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán destruidas. Finalmente, Mi Corazón Inmaculado triunfará”. Como bien sabemos la falta de consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de la Santa Virgen es otro de los graves actos de desobediencia de las jerarquías vaticanas a los deseos divinos. Desobediencia que tendrá como precio mucho sufrimiento para el mundo y que aún no ha manifestado su más tremenda carga profética. Cuántos errores, cuántas oportunidades perdidas, el simple hecho de pensarlo provoca un gran desaliento. Esta sensación me acompañó en estas jornadas moscovitas. Quién sabe, quizás pisar el suelo de Rusia, nuevamente una gran potencia mundial y ver a este pueblo que tendrá una enorme importancia en los escenarios futuros, aviva en mi la tristeza por las oportunidades perdidas, por los ofrecimientos celestes cínicamente rechazados por los cálculos de poder, por la incapacidad del mundo de aceptar el bien y de mirar siempre hacia el mal, sea como sea, siempre, tenazmente, obstinadamente, a toda costa; de permanecer ciegos y sordos ante los extraordinarios prodigios celestes que han encontrado su máxima expresión también en los estigmas de Giorgio, en sus maravillosos encuentros, en sus llamados caídos en el vacío, realizados incluso a los poderosos de esta Nación. Al finalizar la cena salimos nuevamente a la calle. El frío es aún más penetrante pero decidimos, animados por Giulietto, dar un paseo hasta la famosa Plaza Roja, a cuyos lados se encuentran la hermosa catedral de San Basilio y los edificios del Kremlin. El encanto de la enorme plaza y de las construcciones limítrofes es cada vez mayor, lamentablemente la plaza está llena de estructuras metálicas en fase de desmantelamiento ya que fueron emplazadas para una manifestación en honor a las olimpíadas invernales que se realizarán en Soči en Febrero de 2014. Por lo tanto no podemos tener una vista del conjunto aunque no deja de ser espectacular.   
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Es imposible no pensar en los grandiosos desfiles militares que pasaron por aquí frente a los diferentes miembros del Politburó soviético. Ya se ha hecho tarde y decidimos volver al Hotel, después de la larga caminata Luca, Piero y yo estamos cansados y entumecidos, mientras el inoxidable Giulietto sigue siendo el más enérgico del grupo... será el aire de Rusia...
El viernes por la mañana llega Marina al Hotel, una intérprete que encontramos gracias a los contactos de trabajo de Luca. Habla muy bien el italiano y enseguida nos encontramos a gusto con ella. Montamos la oficina operativa en una de nuestras habitaciones y comenzamos una larga serie de llamadas telefónicas para retomar los contactos con los personajes importantes y con los lugares que visitara Giorgio en los años ’90, para poder establecer otros nuevos gracias también a los datos que nos dieran nuestros amigos investigadores. Contactos que en el próximo viaje que realizaremos nos permitirán reabrir y actualizar los archivos rusos sobre la visita extraterrestre, un sueño y un deseo, que tenemos desde hace tiempo. Axionov, Kovalionok, Krikaliov, el Centro de Control de Vuelos Espaciales, etc., resurgen de la historia de nuestra Obra y se manifiestan tangiblemente a través de la línea telefónica. No puedo esconder la emoción de tocar casi con las manos estas instituciones y estos personajes míticos, que tuvieron tanta importancia tanto para la misión de Giorgio como para todo el mundo en la investigación ufológica, por la extraordinaria relevancia de sus testimonios y de sus documentos. Es importante recordar que jamás un investigador de todo el mundo ha logrado, tanto antes como después e incluso en nuestros días, tener este nivel de contactos y documentos sobre la visita extraterrestre, por parte de altos oficiales militares que aún están en servicio.
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Un exploit que sigue dejando atónitas a las personas cuando en mis conferencias muestro este material que por sí solo, indiscutiblemente, da pruebas de la realidad de la visita de estas civilizaciones extremadamente evolucionadas a nuestro mundo y el perfecto conocimiento que tienen de ello las altas jerarquías militares, políticas y de inteligencia. Gracias a esta jornada de trabajo tiramos los primeros hilos para una futura recopilación de material nuevo y de documentación de alto nivel histórico y profesional que podremos llegar a realizar gracias a la notable experiencia y profesionalidad adquirida a nivel documental y técnico de los chicos de la empresa productora Sydonia que han sido guiados incansablemente hasta el día de hoy por Luca Trovellesi. Al final del trabajo, Marina, quien entre otras cosas es ingeniera nuclear, nos acompaña a comer a un restaurant característico ruso. Los rostros orientales de las camareras, sus brillantes atuendos folklóricos, nos ponen en contacto con el alma antigua de esta nación en la que conviven numerosas étnias en el territorio más vasto del planeta. Caminando por las calles de Moscú me doy cuenta de cuánto ha cambiado la ciudad desde que la visité en 1994. El asfalto ya no está en mal estado y prevalece una enorme limpieza, el tráfico ha aumentado enormemente mientras un gran número de coches de lujo occidentales circulan por todos lados. Los negocios con mercadería de todo tipo son numerosos y están muy bien abastecidos, en aquella época lo único que veía era de una marca italiana de ropa casual muy conocida. Incluso los bares y restaurants son como los de cualquier otra gran capital europea y están llenos de personas, la comida es de excelente calidad y se encuentra de todo. Las personas están bien vestidas y los jóvenes tienen todos un omnipresente smartphone en sus manos; Giulietto tiene razón cuando dice que aquí la crisis no se siente. En la jornada del sábado nos encontramos con nuestro querido y viejo amigo Valery Katsubo, el intérprete protagonista de muchas conferencias importantes en los viajes realizados en los años ’90. En él también se notan las huellas del tiempo que ha pasado, su cabello es casi todo blanco y lo encontramos con algunos kilos de más, pero no es más que la exterioridad. El afecto y el gusto de volvernos a ver han quedado intactos. Intercambiamos impresiones e información que quedaron ‘pendientes’ por todo el tiempo pasado, recordando anécdotas y viejas emociones, así también le entregamos fotos y material que dan testimonio del enorme trabajo realizado en aquella época y para el cual su ayuda fue de fundamental importancia. Luca le regala toda la colección de nuestros documentales televisivos y Valery nos promete que nos dará su opinión una vez que los vea. Al final no dejamos pasar la oportunidad de sacarnos la infaltable foto de recuerdo y nos saludamos dándonos cita para el próximo y no lejano regreso. Una vez que Valery se va salimos para encontrarnos con Rafael Valdez, un intérprete colaborador de Jaime Maussan. No está muy empapado en los temas de la visita extraterrestre, colabora con Maussan simplemente por una cuestión de amistad pero su ámbito es la arquitectura. Vamos a almorzar juntos y le explicamos quiénes somos, nuestra relación con Jaime y la experiencia y Obra de Giorgio. Rafael se queda con la boca abierta, no sabía nada y manifiesta un gran interés. Quedamos con la promesa de volver a vernos cuando regresemos para así tener la oportunidad de que él pueda conocer personalmente a Giorgio.
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Al final tenemos la impresión de que el balance de este viaje es positivo, Giorgio también ha quedado satisfecho; a pesar del inesperado y repentino cambio de programa, tenemos muy buenas perspectivas para su próximo regreso a Moscú, la Santa Madre Rusia lo espera.
El día de regreso a Italia nos levantamos muy temprano por la mañana para recorrer una Moscú casi desierta a lo largo del camino hacia el aeropuerto.
Al llegar a Ancona nos espera la infaltable pérdida de algunas de nuestras maletas y el rostro amigo de Gianrico que ha venido a buscarnos. Yo apenas tuve el tiempo de llegar a casa para luego salir de viaje para una conferencia que tengo prevista para la tarde, pero esto es otra historia.
P.G. Caria
4 de Octubre de 2013



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