Por Jorge Figueredo
La destrucción, el asesinato masivo, la masacre de tantas vidas inocentes sobre todo la de niños, el genocidio contra el pueblo de Palestina que Israel está realizando en Gaza es una vergüenza, un crimen de lesa humanidad donde el autor directo (los gobernantes y poderosos de Israel) y los autores mediatos (las potencias de los EE.UU., y sus aliados europeos y de todo el mundo: gobernantes y los que poseen el poder fáctico) deben ser juzgados por toda la humanidad por medio de un tribunal penal internacional que se constituya en forma urgente, y sancionarles con la máxima pena: como mínimo cadena perpetua, exigirles de indemnizar economicamente a todo el pueblo palestino por los daños que han sufrido, ayudar a recomponer la nación palestina que ha sido destruida en su base, familias desintegradas por la muerte de niños, padres, madres, hermanos.
El genocidio que Israel está cometiendo en Gaza es igual o mayor al de Hitler, y que otros sanguinarios tiranos han realizado a lo largo de la historia sobre todo contra pueblos que solo deseaban desarrollar una economía autosuficiente, libre de cualquier injerencia interna y produciendo todo lo que precisaba para su consumo sin depender de ninguna potencia o imperio.
El pueblo paraguayo, igual al de Palestina, también sufrió en el Siglo XIX un genocidio, durante la guerra conocida como la Guerra de la Triple Alianza, donde el ejército del Brasil, Argentina y Uruguay, instrumentalizados por el imperio de la época: Inglaterra, masacraron a la mayor parte del pueblo paraguayo; donde no se salvaron ni los niños. Fue una guerra de exterminio, brutal. Como escribe el historiador brasileño Julio José Chiavenato en su libro "Genocidio americano. La guerra del Paraguay" Acosta Ñu es el símbolo más terrible de la crueldad de esa guerra: los niños de 6 a 8 años, en el calor de la batalla, aterrados, se agarraban de las piernas de los soldados brasileños, llorando, pidiendo que no los matasen. Y eran degollados en el acto.
Cómo es que como humanidad no hemos aprendido de la historia: a pesar de los grandes genocidios que hemos vivido, de sus consecuencias terribles, como lo que produjo y se sigue produciendo, Hiroshima y Nagasaki, el exterminio de los judíos pobres en los campos de concentración, la mayoría de los seres humanos seguimos pasivos y no ejercemos una defensa activa a favor de estos inocentes que han muerto en Gaza, pero tampoco salimos a las calles y nos rebelamos contra el mayor genocidio de la historia, la más terrible y vergonzosa: que un niño muera cada tres segundos de hambre; y denunciando al imperio de los EE.UU., y sus aliados, al vaticano, y a las mafias como principales responsables de este exterminio. Es hora de que como pueblo en el Paraguay, América y el mundo asumamos una postura, elijamos de qué lado estamos, a favor del mal que genera las guerras, que fabrica y ha utilizado las armas convencionales y atómicas contra los pobres, que reprime, encarcela y asesina a los que desenmascaran sus crímenes; o a favor de la vida, de los que luchan por la vida, porque aman la vida, se sienten parte de esta madre tierra que está agonizando y no podemos permitir su muerte a costa de nuestra propia vida.
Jorge Figueredo
Asunción - Paraguay
24 de Noviembre de 2012