“SOPLO DE VIENTO”
Por Della Coletta Mara
Un día cualquiera abres la puerta y en un momento entra un “soplo de viento”, aire nuevo, puro, sin contaminar. Tratas de respirar a pulmón abierto pero toses porque no estás acostumbrado por lo contracturado y contaminado que estás. Algo sacudido, te tientes diferente, más “limpio”.
Al viento no puedes mantenerlo quieto. Necesita moverse, limpiar, purificar y mientras se va te quedas gozando de la estela de esa frescura.
Un mundo nuevo se abre y por ahora solo puedes dar una ojeada.
Estás demasiado contaminado para entrar en esa luz, te rompería en mil pedazos pero la semilla ha sido arrojada.
Finalmente te das cuenta de que la contaminación que está en ti tiene raíces profundas y las quieres desarraigar pero no sabes como. Ese “soplo de viento” sientes tu grito de dolor y vuelve. Sientes nuevamente la frescura de su soplo. Un poco te dejas llevar y un poco te resistes porque la fuente primaria de tu contaminación, el miedo, se rebela, tiene miedo.
Observas ese “soplo de viento”, tratas de entender cómo se mueve, hacia dónde va y tratas de encausarlo, de descubrir de dónde viene su movimiento, su ímpetu, de dónde nace el secreto de su pureza. El viento no tiene secretos, él mismo se revela. Está en un mundo nuevo. Un mundo que necesita únicamente de tu valor, de tu deseo de refrescar las alas... miras hacia atrás y están allí, tus alas.
¿Para qué me sirven las alas si no se volar?
Miras más atrás y te ves en un vacío enorme. La tierra se ha desmoronado quitándote la posibilidad de volver atrás. Al frente sólo una luz enceguecedora, pero los ojos impuros no ven lo que hay en esa luz. Una vez más necesitas de ese “soplo de viento”. Necesitas consuelo. Necesitas un empujón para no caer por segunda vez en la muerte del alma. El Espíritu siente la mordaza del cuerpo y reacciona. Te pone a prueba. Te hace sufrir. Caes y te levantas como en un samsāra. Una dulzura infinita te traspasa el corazón. El “soplo de viento” ha abierto un paso a través del cual ves salir luz. La misma luz que tienes frente a ti.
Ahora comprendo. Soy parte del todo, hija de la luz, pero para entrar tengo que adquirir plena consciencia. Es un camino en subida pero la luz Cristica que tengo frente a mi es el objetivo que ha madurado interiormente. El “soplo de viento” me empuja hacia esta hermosísima luz. Caeré y seguiré cayendo pero una pregunta toma forma: ¿Algún día comenzaré a soplar?
No lo sé. Sólo sé que he descubierto una misión importante que llevar adelante: vivir.
Estoy segura. Llegará el día en el que usaremos nuestras alas y será un maravilloso himno a la vida.
Con amor
Della Coletta Mara
05 11 2011 S. Giovanni di Polcenigo (Italia)