LA DANZA DEL CORAZÓN
Por Maria Santamaria
3 de Julio de 2011
Las notas de un tema flamenco resuenan en el aire y dan vida a una danza.
Uno por uno hombres y mujeres se ubican en el prado que rodea esta hermosa casa y danzan... grandes y chicos juntos... manos que se buscan para sentirse unidos en la danza... “la danza del corazón”.
El ritmo irresistible inspira los movimientos de cada uno... hombres gentiles siguen los pasos agraciados de mujeres con los pies descalzos... y finalmente todos dejan que las emociones de esta jornada bendecida por el cielo se liberen a través de la... danza.
Una jornada intensa, en la que uno puede conmoverse por las palabras de amigos que con vestidos de ceremonia unen en matrimonio a otros amigos, donde uno se conmueve por las palabras escritas en una carta por dos padres orgullosos y agradecidos, una jornada en la cual sientes que se oprime tu corazón al ver las lágrimas recorrer el rostro de un hombre marcado por el cielo junto a las de un chico joven por su hermana que se está casando.
Una jornada que vio consagrar el pan y el vino luego de un antiguo rito esenio y donde todos quisieron hacer algo para que los nobles esposos tuvieran su “momento especial”... una breve pausa robada a su absoluto y constante compromiso con la obra.
Y ahora finalmente danzamos... una danza liberadora que ilumina los rostros y que dice cuán hermoso es estar juntos y gozar de la simplicidad... de las pequeñas cosas... donde es hermoso “dar” por el simple hecho de dar.
Observo esta imagen y querría fijarla para siempre en mi memoria para que nunca tienda a desvanecer... y pienso... “en estos momentos es posible sentir la energía Cristica... Su presencia es tangible entre estas almas reunidas en Su nombre y a través de esta dulcísima vibración Él se revela a Si mismo, la naturaleza de la cual está hecho... se percibe... AMOR”.
No puedo dejar de agradecer al Padre por estos instantes de vida en este lugar que se asemeja a un pequeño rincón de cielo, pero siento la necesidad de agradecerte también a ti Giorgio, se perfectamente que eres portador del amor de Cristo impreso en tu cuerpo, pero a quien le agradezco es a ese joven muchacho enamorado de una verdad cósmica y universal, agradezco su voluntad de hierro, su coherencia y su fe que hoy nos permite a todos nosotros ser conscientes de que somos parte de un “ÚNICO TODO”.
MARIA S.
una madre
18 de Julio de 2011