Siracusa, las 16:30 del 26 de junio 2010: se concluye, a los 68 años, el paréntesis terreno del fraterno amigo y valiente periodista y literato Armando Greco.
Recuerdo cuando a principios de los años ’90, junto a Tino y al difunto Gino, fuimos a verle a los estudios de su “Superradio”, ubicada en uno de los edificios de la famosa Avenida Zecchino, donde entonces, y quizás también ahora, se encontraban casi la totalidad de las emisoras radio-televisivas de Siracusa. Fuimos con él para inaugurar un ciclo de transmisiones sobre la Verdad con conexiones telefónicas con Giorgio y Eugenio, recuerdo muy bien su cálida bienvenida y ese toque de orgullo con el que nos decía que su Superradio se escuchaba también en la región de Calabria e incluso en la isla de Malta. Y del interés que tenía en que se “hablara”, se debatiera en el estudio y con los oyentes, más que proponer montajes documentales que teníamos en cantidad...
No era la primera vez que nos encontrábamos y que nos encontraríamos con Armando, sobretodo en casa de Eugenio, incluso en compañía del mismo Giorgio, que ya tenía los estigmas y en una ocasión particular le recordamos sentado al lado de ellos en la mesa de los relatores durante una de las famosas reuniones generales en el Hotel Gemmellaro. Una señal de cuánto se le tenía en consideración, también porque bajo el perfil humano y el profesional, había demostrado que comprendía la fascinación y la importancia de la Verdad, esa Verdad que libera las conciencias, esa que a menudo “se sustrae a la evidencia por su improbabilidad”.
Buen viaje Armando y nos veremos cuando se entreabra una nueva aurora...
Rosario Pavone
Gaggi, 2 de julio 2010
Recuerdo cuando a principios de los años ’90, junto a Tino y al difunto Gino, fuimos a verle a los estudios de su “Superradio”, ubicada en uno de los edificios de la famosa Avenida Zecchino, donde entonces, y quizás también ahora, se encontraban casi la totalidad de las emisoras radio-televisivas de Siracusa. Fuimos con él para inaugurar un ciclo de transmisiones sobre la Verdad con conexiones telefónicas con Giorgio y Eugenio, recuerdo muy bien su cálida bienvenida y ese toque de orgullo con el que nos decía que su Superradio se escuchaba también en la región de Calabria e incluso en la isla de Malta. Y del interés que tenía en que se “hablara”, se debatiera en el estudio y con los oyentes, más que proponer montajes documentales que teníamos en cantidad...
No era la primera vez que nos encontrábamos y que nos encontraríamos con Armando, sobretodo en casa de Eugenio, incluso en compañía del mismo Giorgio, que ya tenía los estigmas y en una ocasión particular le recordamos sentado al lado de ellos en la mesa de los relatores durante una de las famosas reuniones generales en el Hotel Gemmellaro. Una señal de cuánto se le tenía en consideración, también porque bajo el perfil humano y el profesional, había demostrado que comprendía la fascinación y la importancia de la Verdad, esa Verdad que libera las conciencias, esa que a menudo “se sustrae a la evidencia por su improbabilidad”.
Buen viaje Armando y nos veremos cuando se entreabra una nueva aurora...
Rosario Pavone
Gaggi, 2 de julio 2010