DEL CIELO A LA TIERRA
LA VISIONE DI UN PROFETA DELL’APOCALISSE
LA VISIÓN DE UN PROFETA DEL APOCALIPSIS
ESCÚCHAME HIJO, SOY ADONIESIS.
NO TENGAS TEMOR Y NO ALIMENTES ANGUSTIAS EN TU ALMA. TE SIENTES PERDIDO SIN ALMA, SIN OTRO SENTIMIENTO MÁS QUE EL DE ADORACIÓN Y CONTEMPLACIÓN HACIA MI, TU DIOS SOL.
TE SIENTES PERDIDO SIN EGO-SUM. EN TU ESPÌRITU PERCIBES SOLAMENTE LA LLAMA DEL AMOR, DEL CONOCIMIENTO Y DE LA VERDAD.
NO TEMAS HIJO. ES EL INICIO DE LA SEPARACIÓN DEL MUNDO DE LA MATERIA, DE LA SENSACIÓN, DE LA ILUSIÓN.
UNA SEPARACIÓN NECESARIA QUE TE PROYECTARÁ EN EL JARDÍN DEL EDÉN SOLAR QUE HE RESERVADO PARA TI Y PARA LOS QUE TÚ AMAS, MUJERES, HOMBRES, NIÑOS, ANCIANOS Y ALMAS PERDIDAS QUE HAN SIDO SALVADAS.
ERES UN FIEL GUERRERO MÍO. UN SOLDADO CON MUCHAS CICATRICES QUE HAS PADECIDO EN LAS GUERRAS QUE HAS COMBATIDO Y QUE ESTÁS COMBATIENDO EN CONTRA DEL ANTICRISTO, PRÍNCIPE DE ESTE MUNDO. ENEMIGO DE MI HIJO CRISTO. SALVADOR Y MESÍAS.
TU SERVICIO Y TUS RENUNCIAS, POR MI CAUSA, HAN CONMOVIDO MI ESPÍRITU Y TE HE REGALADO HIJOS PRECIOSOS Y SOLARES.
HIJOS DE SANGRE Y ESPÍRITU.
¡NO TEMAS!
PRONTO TE DONARÉ UN BASTON DE MANDO, UNA ROSA Y CON LA CRUZ QUE ENCARNAS DE CRISTO VENCERÁS AL MONSTRUO.
¡PRONTO!
SÉ FIEL HIJO.
TE BENDIGO.
¡PAZ!
TU ADONIESIS.
PLANETA TIERRA
12 de Mayo 2024
G. B.
“uno y el otro”
LA VISIÓN DE UN PROFETA DEL APOCALÍPSIS
Adoniesis, el Rey del Cielo, ha visitado a su intérprete, su mensajero, su instrumento: Giorgio Bongiovanni. Revestido de luz violeta mercurial, alto y bellísimo, el Genio Solar se encuentra con Giorgio en un escenario desértico, símbolo del desierto espiritual de esta humanidad en perdición. Es el desierto donde el nuevo Juan- Giovanni- grita con voz de águila el Bon-Giovanni, el Giovanni que lleva la antorcha del Bien eterno.
Él, Giorgio, jefe de familia, de la estirpe giovannea del último tiempo, personifica el preludio al retorno del Mesías, que en sus señales sangrantes ya se manifiesta "como un ladrón en la noche" del mundo.
Él es el mensajero que por voluntad del Padre anuncia la gran Revelación, la espera y el cumplimiento del Apocalipsis, para que todos los señalados sean llamados antes de las tribulaciones que preceden al advenimiento del reino prometido, la nueva civilización universal.
En el desierto de la Tierra, Giorgio, "voz de uno que grita en el desierto", compone su obra como un guion para interpretar en el escenario del mundo, en el gran teatro de la vida y de la muerte. Él se prepara para entrar en la ciudad de Jerusalén, se prepara para descender en la plaza para dar todo su ser en esta ciudad simbólica que evoca a Palermo “santa y condenada", donde se desarrolla la parte esencial de la gran batalla final.
Mientras se prepara, Giorgio llama a su Padre, invoca a Adoniesis, y el Rey del Cielo responde con un regalo sublime y terrible al mismo tiempo. De hecho, aparecen dos animales feroces: EMAUS, el león del desierto, y SHABIRA, el gran tigre siberiano. Las dos bestias sagradas, poderosas guardianas de su obra, flanquean al mensajero en señal de potestad divina.
El nombre del león EMAÚS nos hace pensar instintivamente en la historia de Emaús, donde Jesús acompañó a los discípulos que no lo reconocieron hasta que él quiso ser reconocido. Esta referencia indica que también a los discípulos de hoy les cuesta reconocer a Aquel que ya ha regresado a la Tierra y ya está visitando a "los suyos". Si bien él se muestra a través de las señales de los estigmas, los discípulos de hoy, como los de Emaús, se esfuerzan para reconocer a su maestro.
El león simboliza al Mesías, "el león de la tribu de Judá (cuarto hijo de Jacob), raíz de la estirpe de David". “León de Judá” es la expresión que usa el apóstol Juan en el Apocalipsis para indicar al Mesías.
La antigua tribu de Judá-León tiene su correspondencia con la salida del Sol, y el león es el emblema supremo de la fuerza, la victoria y la justicia. También es un símbolo del evangelista Marco, autor del texto evangélico más antiguo. Además, la del león es una de las tres constelaciones (Águila, León y Toro- Águila, Leo y Tauro-) de donde vinieron los Elohim que dieron inicio a la evolución humana en la Tierra.
El nombre del tigre SHABIRA está asociado al amor y a la compasión, en lengua árabe significa "fuerte, potente", y también es conocido en India y Pakistán por indicar a un anciano, un monje evolucionado y veterano. Su variante SHABBIR significa "luminoso, resplandeciente". Símbolo de coraje, poder, gracia, protección y realeza, tiene características similares a las del león, pero también tiene una fuerte connotación pasional y también destructiva que nos hace pensar en el dios Shiva, es decir, en el papel de la "gran destrucción" (“gran revolución") cual preludio a la “Renovatio del Creato” -renovación de la Creación-.
Por lo tanto, no una destrucción sin sentido, sino un verdadero derrocamiento del viejo sistema que somete los bajos impulsos y deja espacio al nuevo renacimiento.
Tras la llegada de los animales custodios, Adoniesis ofrece a Giorgio un racimo de uvas frescas y lo invita a comer este alimento crístico, el alimento solar. El racimo representa a toda la confraternidad de Adoniesis. De hecho, los granos de uvas son comparables a los hermanos espirituales, el buen fruto de la viña, los servidores de la obra de Cristo:
“Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo sarmiento que da fruto, lo poda para que dé más fruto. […]
Yo soy la vid, vosotros sois los sarmientos. Quien que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí nada podéis hacer. Quien no permanece en mí es desechado como el sarmiento y se seca [...]. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os dará." (Jn 15,1-7)
Pues bien, las uvas son los hermanos que dan la propia vida por la obra, y así alimentan al mensajero de Dios que es Uno con la vid. Al entregarse a la obra, "mueren a sí mismos, matan al hombre viejo y renacen como homo novus”. Así se cumple la alquimia espiritual y ellos se transforman en vino, bebida de la salvación.
En este proceso de transmutación, el mensajero de Dios sirve como una antorcha espiritual. Él, en virtud de la personificación crística, tiene el poder de transformar la uva en vino, es decir, transforma las almas llevándolas a la dimensión superior.
La uva solo puede convertirse en vino sacrificándose a sí misma, así como el grano de trigo debe morir para dar fruto (Jn 12,24), porque "quien ama su vida la pierde y quien odia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna." (Jn 12,25)
* * *
Toda la visión iniciática narrada hasta ahora está iluminada por la imagen de Giorgio que observa el Sol sobre el horizonte del océano [ver foto adjunta]. Esta imagen expresa un concepto inmenso, divino, que las pobres palabras humanas intentan explicar. En esta imagen llena de significados, el ojo del Iniciado ve el pasado y el futuro que se eternizan en el momento presente, porque Dios y su instrumento se contemplan recíprocamente.
La imagen es la fotografía del momento en que el Eterno se contempla a si mismo proyectado en el espacio y el tiempo. En esta escena, el Eterno se contempla en Su instrumento que es Su reflejo consciente, proyectado en uno de los innumerables mundos del universo donde el infinito toma forma para manifestar su poliédrica luz Omnicreante.
Mirando al Sol, el hijo del Sol encuentra en la luz su propio origen y su propio destino.
Puesto que el instrumento manifiesta la idea del artífice, él es Uno con el artífice.
Cuando tal comunión se realiza a la luz de la verdad divina, el instrumento se convierte en una puerta que se abre a todos los valientes buscadores de la verdad. Él es una puerta abierta al Sol de todos los arquetipos. A través de esta puerta, la Inteligencia Cósmica llega a sus hijos que viven como olas fugaces en el océano de la existencia terrenal. Pasando por esta puerta, todos los hijos que viven en lo relativo pueden encontrar a su Padre Absoluto.
Por lo tanto, el instrumento de Dios es una puerta a dimensiones superiores. Debido a que Dios habla todas las lenguas de la Gnosis, su instrumento es una puerta real y simple al mismo tiempo, por eso el Verbo divino llega a los oídos de todos los seres vivientes.
Aquellos que todavía son jóvenes en el espíritu reciben las enseñanzas eternas y con ellas la oferta de Redención. Aquellos que ya son adultos en el espíritu reciben el gran llamado que ofrece la posibilidad de ser elegidos, al precio de su propia vida.
En esta imagen, el Divino-Todo se contempla a sí mismo en el yo humano, y el yo humano se contempla a sí mismo en el Divino-Todo, porque lo relativo se vuelve uno con el Absoluto.
El Padre Solar, el Poimandres, Pastor de Hombres, refleja la propia imagen en la mirada de su mensajero, su ángel, su Mercurio. Aquí el Absoluto ilumina a Su instrumento, el cual realiza así la total personificación. Lo humano y lo divino se funden, son el uno en el otro, ellos son el uno y el otro en una misma cosa". El instrumento, el hombre, contempla la luz del Padre, y en esa luz reconoce finalmente a sí mismo.
Con amor
Marco Marsili
11 de mayo de 2024