De Laura Tuttolomondo y Paolo Di Prima

La Biblia, el libro sagrado sobre el que se jura decir la verdad y nada más que la verdad en los tribunales, nos enseña que la justicia es Dios y es también el verbo, la palabra; Dios de verdad y justicia que castiga el falso testimonio, es lento para la ira y abundante en misericordia.

Se cree que la misericordia de Dios es lo suficientemente infinita como para absolver incluso a los condenados a cadena perpetua por buen comportamiento incluso sin confesión, sin admitir situaciones creadas; al margen de todo, la nueva reforma de la justicia triunfa. Incluso los programas de entrevistas se han vuelto más detallados para temas menores, incluso confundiendo a la audiencia, eventualmente siguen un guión. Sin embargo, Dios se describe como luz, energía, orden, no le gusta la confusión. Olvidando aquello que viven día a día los niños y los inocentes de los países subdesarrollados. Todos debemos entender que el propósito de nuestra existencia no es "ganar", sino "crecer" y "compartir". Cuando te ocurra de mirar hacia atrás en lo que has hecho, encontrarás más satisfacción en los placeres que has dado a la vida de los demás que en los momentos en que los has marginado y derrotado. Ayudar a los necesitados no solo es parte del deber, sino también de la felicidad.

El mismo principio que puede desencadenar una guerra: la diplomacia no gana la diplomacia o el que tiene razón, gana el que tiene más fuerza, la ley del animal más grande que se come al más pequeño. En vez de poner la otra mejilla a los que nos golpean, de amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen como nos enseñó Jesús, ya que somos una república Cristiana; pero ¿cuántas veces no logramos sostener una mínima provocación o pequeños agravios que luego llevan a una reacción en cadena de ira y rabia con el prójimo? Aprender a oponerse a la violencia que genera violencia a través de gestos benévolos cambiaría la sociedad.

En un mundo donde el bueno sufre y el malo a menudo prospera, es difícil decir cuál de las dos realidades es más irritante. Si no luchas junto a quienes son víctimas de las injusticias, si no compartes su dura lucha, consciente o no, serás cómplice de sus opresores. Entonces, si queremos un cambio en esta sociedad, comencemos a cambiar nosotros mismos, cambiando nuestros hábitos, nuestros pensamientos, nuestras acciones; por un mundo de paz, amor y justicia.

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07-02-22 Oración Cósmica
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