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mani musica universo

DEL CIELO A LA TIERRA

HE ESCRITO EL 5 DE ABRIL DEL 2022
EL LENGUAJE DEL UNIVERSO.
NUNCA TAL MENSAJE FUE, ASÍ, TAN CIERTO.
ESTO HA DICHO Y ESCRITO LUIGI BENEDETTI, UN JOVEN INICIADO DEL ESCRIBIENTE. LA MUSICA ES LA VIBRACIÓN DEL DIAPASÓN. LA EXPRESIÓN MÁXIMA DE LA CREACIÓN.
LEED Y MEDITAD PROFUNDAMENTE CUANTO HA ESCRITO EL HERMANO LUIGI.
MI CORAZÓN Y MI ESPÍRITU SE SOLAZAN. LOS JÓVENES DEL TERCER MILENIO ESTÁN A LA OBRA.
LOS HOMBRES NUEVOS, DE LA GENÉTICA CÓSMICA, ESTÁN ENTRE VOSOTROS Y PRONTO REINARÁN EN UNA NUEVA TIERRA Y CON UN NUEVO CIELO.
¡PAZ!
CON AMOR VUESTRO ADONIESIS

PLANETA TIERRA
5 de abril del 2022
G.B


linguaggio universoEL LENGUAJE DEL UNIVERSO
De Luigi Benedetti

Poco tiempo atrás, un ser del que estoy muy enamorado ha pronunciado la siguiente frase:
"Solo la música puede salvar al mundo".
Estaba a pocos metros de mí, y su sonrisa solar me fulguraba.Desde aquel instante mi mente no ha dejado de preguntarse sobre el sentido profundo de aquellas palabras de amor. En ese momento fugaz, un sentimiento de alegría pura se derramó dentro mío como un río caudaloso, atravesó cada parte de mi cuerpo, cada órgano, cada célula mía. Un sentimiento que ha nutrido por completo mi ser, regenerándome y dándome la muy placentera sensación de tomar conciencia de mi esencia espiritual. En ese momento fugaz, rapidísimo pero eterno a la vez, un repentino sobresalto me hizo alejarme por un momento de mi aparato biofísico material, de mi parte más densa, haciendo vibrar mi alma y quitándome la percepción de todos los sentidos que le pertenecen al mundo de la materia. Me sentía divinamente.

Será que, ya en los días previos a ese encuentro, se me asomaban a la cabeza ciertos pensamientos y razonamientos sobre la naturaleza de la música. A veces era como si me inspiraran en algún modo a escribir y apuntar alguna palabra clave, concepto o frase que tuviera una cierta relación con el significado de la música y su relación con la creación. Ideas como "¿Qué cosa es verdaderamente la música?" - "¿De dónde viene?" - "¿Quién la creó?" - “¿Tiene alguna función bien específica?”.

Estas y otras ideas se superpusieron en mi flujo de pensamientos, haciéndome encontrar analogías con algunos importantes conceptos de la ciencia espiritual.
Será también que para mí la música siempre haya representado un ancla de salvación en el mar tempestuoso de esta sociedad. Desde muy temprana edad he tenido una estrecha relación con las notas musicales. En primer grado mis padres me inscribieron en el curso de piano porque afortunadamente sabían de la importancia de la música para el desarrollo cognitivo de un niño. Rápidamente aprendí a tocar el instrumento, aunque después de tres años obligué a mis padres a abandonarlo todo porque el maestro, paz a su alma, era para mi demasiado rígido y severo. Y yo era demasiado sensible.
Pero en la secundaria comencé a tocar la flauta dulce y realmente me encantaba hacerlo. Había vuelto a hacer amistad con la música hasta tal punto que, no conforme con las pocas horas de la mañana, decidí inscribirme también en un curso de tarde de aproximación a la composición. Fue bellísimo, porque pude expresar mi creatividad al máximo.
En los primeros años de bachillerato clásico, el alma rockera se apoderó de mí y me enamoré del bajo eléctrico, que me ha acompañado hasta el día de hoy. Vivía para ese instrumento. Era mi único interés. Estudiar música, ensayar con la banda de turno y tocar en los clubes. Otros amigos míos pensaban en chicas, yo pensaba en música. Debo decir que todo esto me ha preservado de los numerosos y peligrosos caminos oscuros que podría haber tomado durante mi adolescencia y juventud.
Por estas y otras razones, aquella frase que salió de los labios de Giorgio no podía dejar de despertar algo grande en mí.
Me gusta imaginar que todo el universo, el espacio infinito, el macrocosmos, las galaxias, los sistemas solares, los planetas, todos los seres vivos fueron creados por la música de Dios. La Inteligencia Omnicreante, a través de su aliento de amor, emana una música suave que impregna toda la realidad y le da vida. Porque la música es el soplo de Dios, todo lo que es atravesado por la música despierta del sueño del olvido y comienza a cobrar vida.

Dios, como un director de orquesta, dirige la sinfonía del universo. Tantos son los instrumentos, uno es la música que fluye. Bien sabemos cómo todo el cosmos está regido y gobernado por una perfecta armonía de formas y movimientos, sin la cual existiría el caos. Pues bien, el sabio Pitágoras decía una frase fundamental: “La geometría de las formas es música solidificada”. A la luz del conocimiento espiritual cósmico que el Cielo nos ha ofrecido podemos entender lo que Pitágoras quería decir con estas palabras. Nuestra realidad, la creación, tanto inmanente como trascendente, está compuesta de luz, fotones que vibran en diferentes longitudes de onda. Sobre la base de esta frecuencia vibratoria, la realidad aparece ante nuestros ojos en ciertas formas y densidades, o no aparece en absoluto a nuestros ojos materiales, sino sólo a los ojos del espíritu. Como, por tanto, todo existe y se manifiesta en base a la frecuencia vibratoria, la música y todos los sonidos en general, al ser vibraciones, necesariamente deben tener un significado fundamental en este sentido.

De hecho, el sonido es esencialmente una vibración. Todo lo que vibra emite un sonido, que puede o no ser perceptible para nuestros oídos en base a la frecuencia sonora. Por lo tanto, dado que todo lo que tiene una vibración emite un cierto tipo de sonido, ¡podemos decir que toda la realidad, al tener una cierta frecuencia vibratoria, emite un sonido! La creación tiene una música propia, que viene dada por el conjunto de todas las músicas generadas de los entes que componen toda la creación. El planeta Tierra tiene su propia alma, un anima mundi, que está formada por todas las almas individuales de sus componentes, comenzando por los minerales, las plantas, los animales y los humanos. De igual forma, nuestro planeta emite una música, un sonido que viene dado por la combinación de todas las frecuencias que los seres que lo habitan emiten singularmente.

Cada uno de nosotros es un instrumento musical. Todos juntos constituimos la orquesta de la creación. La música que sale de cada uno de nosotros es de vital importancia, porque de ella depende la música de todo el universo. Dentro de una sinfonía, basta un solo instrumento que esté desafinado o no vaya acompasado con los demás, y toda la orquesta tocará una música poco armónica.
¿Y dónde podemos encontrar la afinación adecuada? ¿Cómo podemos hacer que nuestro instrumento biofísico suene mejor? Evidentemente estudiando y realizando a la perfección la partitura que nos ha sido asignada. Y la partitura nos la ha donado Dios, Él, con su máxima sabiduría, como un director de orquesta, ha escrito las notas justas para cada uno de nosotros, esas notas que debemos ejecutar y gracias a las cuales podemos llevar adelante la eterna evolución del cosmos. Las ha escrito dentro de nuestro pentagrama musical, que representa nuestra vida.

Esta partitura mágica para aprender de memoria nos la ha dejado un joven hace dos mil años: es el evangelio de Cristo con sus leyes y mandamientos. En el evangelio están contenidas las armonías más celestiales, los acordes más justos y las melodías más dulces que existen en todo el universo. En el Evangelio todas las notas están en clave perfecta, todas suenan en la tonalidad correcta y fluyen apoyadas por el tiempo del metrónomo que es el latido del corazón del cosmos, que con sístole y diástole abre y cierra las diversas arias y sesiones musicales.
Porque el corazón del cosmos emite una vibración de amor original, que representa el canto de Dios; y podemos darle todos los atributos que le son dados a su creador. La música es omnipresente, porque es el sonido de todo lo que existe; la música es omnisciente, porque siempre ha existido desde el momento del primer movimiento de la creación; la música es omnipotente, porque es el lenguaje de comunicación universal del universo.
Omnipresencia, omnisciencia, omnipotencia. Realmente podríamos decir que la música es Dios y Dios es música. Si lo piensas bien, podemos considerarlo una entidad separada, un espíritu individual, que a veces se manifiesta y es personificado por aquellos que se inspiran en él. Partiendo del concepto de la triple división de la naturaleza humana, es decir, del ser humano dividido en sus tres partes principales, espíritu, alma y cuerpo, inmediatamente viene a la mente que el proceso de creación musical, en la dinámica que se inicia con la inspiración y termina con la ejecución final pueden conceptualizarse de manera similar. Para entender esto, partamos del hecho de que, como se dijo anteriormente, la música es un ser real y genuino, un espíritu que, como sucede con todos los demás espíritus, puede personificar a un individuo determinado.

Así, como sucede con los seres mutantes que deciden sondear y personificar a determinados mensajeros humanos, también, el espíritu de la música puede en algunos casos personificar a un músico, inspirarlo y aportarle ciertas ideas. Sin embargo, corresponde al músico prepararse de manera más o menos ética para estar a tono con la música, en el sentido de que, al igual que sucede con los individuos que se comportan de manera positiva o en contra de las leyes universales, también para músicos, el objetivo y la intención de su creación musical obviamente influye en la naturaleza de la música que los compenetrará. No es casualidad que en la Tierra tengamos ejemplos sublimes de música y armonías que levantan el alma, o también, ejemplos degenerados y decadentes de música que exaltan las bajas frecuencias y canalizan energías negativas.
Por tanto, por un proceso de semejanza, si queremos comparar la entidad música con el espíritu del hombre, muy bien podemos extender esta comparación al músico, el cual va a identificarse con el alma del hombre. La música es el espíritu. El músico es el alma. Al respecto me viene en mente las poéticas palabras de Hermes Trismegisto, relatadas por Eugenio Siragusa, las cuales afirman: “La doctrina de lo sublime es similar a un torrente impetuoso que rápidamente sobrepasa la atención del que escucha y del que habla. Esta doctrina es tan sublime que supera las facultades del intelecto humano. Si no logras captarlo en la palabra del Maestro, volará, se desvanecerá por la mente y volverá a su círculo”.

Así como la verdad se revela a través de sus mensajeros, también la música fluye como un río caudaloso y es tarea del buen músico poder captarla en el momento adecuado y adquirir la información. Y esto es también trabajo de nuestro astral, que está compuesto de emociones y sentimientos y que representa la vestidura del espíritu inteligente. Así como el espíritu ego sum puede manifestarse y encontrar un lido en el cuerpo astral, la música también puede llegar al corazón de un músico.

“El viento sopla donde quiere y siente la voz, pero no sabes de dónde viene ni dónde va”.
También estos famosos versos del evangelio sirven para comprender el proceso de personificación de la música en el músico. De hecho, el percibe a través de sus sentidos y a través de la intuición que un espíritu lo está compenetrando y por lo tanto trata de transmitir y sellar esas ideas divinas dentro de él, para poder manifestarlas a través de un instrumento musical. Y, de hecho, el tercer paso que tiene lugar en el proceso creativo musical es el que involucra al propio instrumento musical. Este hecho refleja fielmente la comparación de la triple naturaleza humana. En este caso, el instrumento musical representa el habitáculo biofísico humano, es decir, el cuerpo material.

En efecto, así como la inteligencia espiritual tiene necesidad de un cuerpo astral para manifestarse y un cuerpo físico material para expresarse en la dimensión tridimensional, también el espíritu divino de la música necesita de un músico para sellar sus ideas y un instrumento musical para transmitir y crear el sonido y las armonías en nuestro mundo. Para transmitir mejor la idea, el dedo del pianista golpeando la tecla del piano durante el proceso de creación musical está en comunicación directa con el espíritu divino de la música que lo personifica, así como el verbo resonante del mensajero de Dios que resuena durante sus sermones está en comunicación directa con el ser de luz que está dentro de él.

El instrumento, por tanto, representa el cuerpo físico a través del cual la música sale y llega a los oídos del oyente. Pero en sí mismo, el instrumento, no cuenta para nada. Al igual que nuestro cuerpo físico, el instrumento está a estrecha dependencia del músico. De hecho, es el alma la que transmite el movimiento al cuerpo y no al revés. Un mismo cuerpo físico puede realizar acciones y experiencias totalmente diferentes según sea movido y guiado por una determinada alma o por otra. Del mismo modo, una misma guitarra puede tocar escalas y acordes completamente diferentes en función del músico que la toca, quien a su vez es instruido e inspirado por el espíritu que lo impregna en el momento de la creación o de la ejecución.
Más de una vez, no por casualidad, se nos ha explicado la importancia de la música en la concentración y en el proceso de inspiración y sintonía con las altas frecuencias y los seres angélicos. Porque la música tiene atributos divinos, y puede actuar como puente y vínculo preferencial con los mundos superiores. La música tiene un espíritu que te embelesa, te reconforta, te tranquiliza, te emociona, te exalta, te eleva, te purifica, te sana, te nutre.

De ahí la importancia fundamental de buscar la conexión y la sintonía con ella, así como se debe buscar la conexión y la armonía con nuestra parte espiritual. Porque básicamente la música reside en nuestro llamado yo superior, es decir, en la parte más alta, preciosa y verdadera de nosotros. Su función podría entonces convertirse en la de acompañar al hombre en su evolución, estimulando su espíritu y elevando sus frecuencias a través de la creatividad y la intuición.
Su función también podría ser una forma diferente de búsqueda existencial de la verdad y de Dios, pues una relación constante con la música te permite comunicarte con el universo y sentir sobre tu piel la presencia de Dios,

Muchísimos músicos, han hecho de su carrera musical un verdadero camino místico-espiritual, ver por ejemplo el gran Franco Battiato, quien escribió canciones inspiradas en lo Alto como “E ti vengo a cercare”, “L’ombra della luce”, “Lode all’inviolato”, y muchas más.
A partir de aquí, volviendo al principio de este artículo, quizás podamos leer con más claridad las palabras de Giorgio cuando dice que “Sólo la música puede salvar al mundo”.

La música es belleza y la belleza nutre y nutre el espíritu, da luz al alma y fortalece el cuerpo. La música es libertad porque flota en el aire y va más allá de todas las fronteras y barreras.
La música es comunión porque conecta los corazones y los pensamientos de quienes la escuchan, aunque se encuentren a distancias ultra continentales.
La música es expresión pura de la creatividad humana porque reside en la parte más refinada del hombre, el espíritu.
La música es una lucha social porque de la manera más suave y desprendida puede denunciar los males de la sociedad y acusar a los poderosos.
La música es divina y como tal es amor incondicional. Un amor que, si se acepta con el corazón y la mente abiertos, puede superar todas las injusticias, todos los conflictos, todas las opresiones. Un amor que puede unir a todos los pueblos en nombre de los principios de justicia, paz y fraternidad. Un amor que es el alma de todas las revoluciones culturales, artísticas y pacíficas.
Ese amor que alegra el espíritu y lleva a la meta.

Quizá sea por eso también que Agostino d’Ippona, conocido como San Agustín Padre de la Iglesia, en uno de sus discursos dijo: "El canto es del que ama" o "El que canta reza dos veces".
Y quizás sea por eso también que el ser del que estoy tan enamorado, aquel día haya concluido así:

"Mi mensaje es “Autumn Leaves”-,
Mi mensaje es “The Dark Side Of The Moon”,
Mi mensaje es “A Trick Of The Tail”,
El mensaje es “A Saucerful Of Secrets..."

Con alegría en el espíritu,
Luigi
Arca Adoniesis Poimandres Gubbio
02.04.22

Adjuntos:

03-01-22 La alquimia del Sol
https://www.thebongiovannifamily.com/cronache/cronache-dalle-arche/9889-la-alquimia-del-sol.html

-24-11-21 Una vida movida por la locura del amor
https://www.thebongiovannifamily.com/cronicas-de-las-arcas-2021/9852-una-vida-movida-por-la-locura-del-amor.html

-02-02-21 Ciencia y espíritu las claves de la comprensión de la realidad
https://www.thebongiovannifamily.com/mensajes-2021/9404-ciencia-y-espiritu-las-claves-de-la-comprension-de-la-realidad.html

- 3-01-21 La voz eterna que clama en el desierto
https://www.thebongiovannifamily.com/cronicas-de-las-arcas-2021/9348-la-voz-eterna-que-clama-en-el-desierto.html

- 29-12-20 Santa Navidad 2020. El mensaje Del Cielo a la Tierra
https://www.thebongiovannifamily.com/cronicas-de-las-arcas-2020/9339-santo-natale-2020-el-mensaje-del-cielo-a-la-tierra.html

- 4-04-20 ¡Los días que vendrán!
https://www.thebongiovannifamily.com/mensajes-2020/8994-los-dias-que-vendran.html

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