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juanantonioPor Juan Antonio Frey
Ríos de tinta podrían fluir cuando se trate de definir el perfil y el trabajo del Estigmatizado Italiano Giorgio Bongiovanni. Su vida, su obra, su experiencia mística y personalidad, con el profundo mensaje que sustenta su filosofía de vida y compromiso Cristiano.
Nadie puede sustraerse a la inducción que provoca su presencia, como tampoco no sentir la profundidad verdadera de sus conocimientos superlativos. Cuando hace unos cuantos años algunos de nosotros lo conocimos, nos dimos cuenta que no era cualquier persona, que sus estigmas sangrantes estaban ahí, a nuestra disposición, entonces nos preguntábamos casi con inocencia ¿Será de este mundo? ¿Por qué vino aquí?
Con el correr del tiempo, sus conferencias y charlas íntimas, más sus demostraciones de afecto fueron moldeando trabajosamente nuestra ignorancia infantil. Nuestra natural propensión a saberlo todo por transitar un camino espiritual puso en evidencia nuestra impotencia grosera al confrontarla con la Pristina sabiduría que viene de lo alto. Desde entonces muchos de nosotros decidimos callar para poder escuchar.
La venida de Giorgio a Sudamérica en este último viaje ha sido para nosotros como tantas veces, una inyección de vida para nuestros cuerpos y espíritus, y para alquimizar nuestras mentes ofuscadas.
La antigua promesa del Hijo del Hombre de regresar a este mundo, es para nosotros una urgente necesidad, por cuanto su Consolador en persona nos confirma Su promesa y nos anima con su presencia.
Miles de quilómetros recorridos a lo largo de casi veinticinco años nos dan como fruto incuestionable su verdadero compromiso con el Cielo, cuando el Demonio se yergue opulento y arrogante frente a su obra desoladora.
Unión nos pide el Apóstol, unión que es la más dura y difícil de las pruebas Humanas, tomando en cuenta nuestras diferencias contingentes, pero Él sabe que nuestra unión, más allá de la física, afectiva o intelectual, es la trascendente o eterna de la cual dependerá nuestra vida.
Qué más podríamos decir de lo que ya se ha dicho de Giorgio, sin caer en la burda adulonería, lo conocemos, sabemos quién es, de dónde vino y a qué vino; depende ahora de nosotros, haber comprendido la profundidad de su mensaje, el sacrificio de su presencia y la realización de su Obra.
Nuevamente agradecer e inclinarse, ante la infinita Misericordia Divina.
Juan Antonio Frey
Cañada de Gómez, Santa Fe (Argentina)
27-04-13