A GIORGIO POR EL DIA SU CUMPLEAÑOS
5 de septiembre de 2009
Por el día de tu cumpleaños en esta encarnación terrena, quisiera unirme al cielo para ofrecerte un augurio espiritual.
Sin saber cómo formular un augurio Crístico – el único digno de ser efectuado por el cumpleaños de un Mensajero celeste – intento hacerlo encontrando inspiración en las Beatitudes.
Las Beatitudes son el mapa de la felicidad, el camino para la alegría verdadera, que regalaría con todo el corazón a quien sea que quisiese aceptarla y que te regalo a Ti, sabiendo que seguramente apreciarás el valor de un regalo que viene desde lo alto.
No es harina de mi costal, porque por gracia de Dios, he recibido muchas enseñanzas sobre las Beatitudes, por parte de personas elevadas en el Espíritu. He tratado de escuchar mis emociones y entre las cosas que he aprendido, he elegido escribir lo que siento resonar en mí, en las ocasiones en las que tengo la suerte de sentirte hablar o simplemente de enviarte un pensamiento.
A ti Giorgio con todo mi corazón:
“Beatos los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Beatos los afligidos, porque serán consolados. Beatos los mansos, porque heredarán la tierra. Beatos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Beatos los misericordiosos, porque encontrarán misericordia. Beatos los puros de corazón, porque verán a Dios. Beatos los que obran en la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Beatos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Beatos vosotros, cuando os insultarán, os perseguirán y mintiendo dirán todo tipo de males contra vosotros por mi causa. Alegraos y exultaos porque grande es vuestra recompensa en los cielos. Así en efecto han perseguido a los profetas antes que a vosotros”. (Evangelio según Mateo 5-1-12).
“Beatos los pobres de espíritu….porque de ellos es el Reino de los cielos…”
Beato Tu, Giorgio que eres pobre del Espíritu del Mundo y tan rico del Espíritu Santo.
Beato tu, que estás en el camino hacia el Reino de los Cielos sin tener ni pan, ni dinero, ni alforjas, ni cinturón, pero que solo calzando tus sandalias eres peregrino del mundo y libre de apegos.
Desafortunados aquellos que toda la vida están obsesionados con la ansiedad de ser alguien y desafortunados nosotros cuando caemos en esta tentación y en la de no lograr ser pobres y de no odiar a nuestra familia.
Infelices nosotros si tenemos el corazón pleno de poder, celos, rencores, orgullo, que muy a menudo se convierten en nuestra moneda, nuestro pan, nuestros zapatos, es decir nuestro apoyo, nuestro nutriente y nuestro medio para estar en el mundo.
Beato Tu Giorgio que conoces el significado de la invitación de Cristo a ser pobres. Beato tu que has nacido para amar y que aceptas tu fragilidad sin tener que afirmar autosuficiencia.
Hay quien posee los reinos de este mundo, destinados a perecer. Pero solo sabe reinar quien sabe amar.
Beato Tu Giorgio, que vives como un mendigo y puedes dar tu vida: los mendigos de Dios como su tesoro y esto a ellos no les puede ser quitado.
“Beatos los afligidos, porque… serán consolados”
Beato tu Giorgio, porque Te afliges por el dolor causado por el pecado de los hombres contra Dios y el prójimo y no por lo que los demás te causan a ti.
Beato tu, que lloras porque el Hombre no ha sabido amar, por el mal que hace a sus hermanos, por las injusticias que aplastan a los más pequeños.
Beato Tú que te dejas traspasar por los demás, te dejas golpear y partir el corazón por la vida de los otros.
Beato tu Giorgio, porque tu aflicción por el dolor ajeno genera en ti el pensamiento del buen accionar y de la determinación para convertir en acción este pensamiento.
Infelices nosotros cuando tendemos a escapar del dolor de nuestros pecados y de nuestras omisiones, infelices nosotros cuando en vez de decir “Pude amar y no ‘lo hice’ adoptamos el comportamiento opuesto y acusamos a los demás y nos sentimos justos como los fariseos que dicen a los demás que hagan lo que ellos mismos no hacen. Infelices nosotros cuando no queremos aceptar la gracia de comenzar a hacernos traspasar el corazón.
Beato tú Giorgio porque tu corazón traspasado es como el de Jesús y será la fuerza de tu consolación.
“Beatos los mansos… porque heredarán la tierra”
Beato tu Giorgio, que incluso siendo un guerrero eres manso.
Beato tu Giorgio, que cuando te enfrentan no respondes al mal agrediendo con violencia.
Beato Tu Giorgio, que eres manso y ayudas a los mansos a heredar la tierra.
Beato tu que puedes llevar adelante tu misión de oposición al Mundo, conservando la unión con Dios.
Beato tu, que ya posees la mansedumbre del habitante de la verdadera tierra, una Tierra por la cual combates, la que será verdaderamente purificada por la llegada del Reino de Dios.
“Beatos los que tienen hambre y sed de justicia, porque… serán saciados”
Beato tu Giorgio, que no eres un “justiciero” por ti, pero que tiene hambre y sed de la justicia divina para tu prójimo.
Beato tu que sientes amplificada las más irrefrenables de las necesidades humanas, el hambre y la sed, pero que en ti no pueden ser saciadas con el pan y el agua, sino con el fuego divino y del amor.
Beato tu Giorgio que ahora te hacen pasar hambre y sed y que te sientes morir por la injusticia.
Beato tu que no deseas tu justicia, aquella que Jesús dice “no ostentar de frente a los hombres, para ser admirados por ellos, de otra forma no tenéis merito de frente a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 6, 1).
Beato tú que eres un justo, como Abraham que lleva adelante el plan Divino a la vida del hombre.
Él (Abraham) tuvo fe esperando contra toda esperanza. Él no vaciló en la fe. Por la promesa de Dios no titubeó con incredulidad, sino que se reforzó en la fe y dio gloria a Dios, totalmente convencido de que cuanto Él había prometido era capaz de llevarlo a cabo. Por esta Razón le fue contada por justicia.(Rm 4, 18-22,)”.
Beato tu que aplicas a tu vida las palabras de Cristo (Mt 6, 25.31-33): “No os aflijáis por vuestra vida, de qué es lo que comeréis (o beberéis) y ni siquiera por vuestro cuerpo, de lo que vestiréis; ¿la vida no vale más que la comida y el cuerpo más que el vestido? Por lo tano no os aflijáis diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Qué vestiremos? Son los paganos los que se preocupan de estas cosas; pero vuestro Padre celeste sabe que tenéis necesidad de todo esto. Buscad siempre el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán dadas en demasía.”
Beato tu que estás entre los que estás entre aquellos a quienes Pablo les dijo “estad pues firmes, formen filas con la verdad, vestida de la coraza de la justicia (Ef 6, 14).
Beato tu, oh Justo que sabes firmemente dejar en las manos de Dios tu alma, como Cristo sobre la cruz, para cumplir la voluntad de Su Padre.
Infelices nosotros que apuntamos toda la fuerza de voluntad para cumplir nuestros proyectos, que tenemos hambre y sed de comida y agua y que no nos saciaremos nunca.
Beato tu que tienes sed del agua de vida eterna y sientes el deseo de hacer las cosas de Dios con tanta pasión como para superar el miedo.
¡Beato tu Giorgio, que tienes el objetivo claro y que estás famélico y sediento de lo que verdaderamente vale! La voluntad de Dios no es nunca inútil. (Santo Tomás de Aquino), va siempre al objetivo en el tiempo, pero cuando advenga tu hambre y tu sed serán definitivamente borradas.
“Beatos los misericordiosos, porque… encontrarán misericordia”
Beato tú, Giorgio que comprendes a los demás sin preocuparte en si eres comprendido por ellos.
Beato tu, que Tu misericordia por los hermanos nace del corazón y no del intelecto.
Beato Tu, porque cuando regrese Jesús te dirá: “Ven bendecido por el Padre mío y recibe el Reino preparado para ti desde la creación del mundo. Porque he tenido hambre y me has dado de comer, he tenido sed y me has dado de beber…Cuando lo has hecho aunque sea a solo uno de los más pequeños de mis hermanos, me lo has hecho a mí.
“Beatos los puros de corazón, porque verán a Dios”
Beato tu Giorgio, que sabes vivir, porque tienes la sabiduría del corazón.
Beato tú, que tienes el corazón puro, formado por una sola sustancia que contiene un solo elemento, una sola cualidad: el fuego del amor por Cristo.
Infelices nosotros que tenemos el corazón ambiguo lleno de sustancias distintas que se mezclan, deseos, impulsos, rabias, rencores…
Beato tu Giorgio, que sabes que es cierto todo cuanto ha dicho Jesús “No existe nada externo al hombre que entrando en él pueda contaminarlo. Sobre todo son las cosas que salen del corazón de los hombres las que pueden contaminarlo: malos pensamientos, fornicaciones, robos, los asesinatos, los adulterios, las codicias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la blasfemia, la soberbia, la necedad” (Marco 7, 14-22).
Beato tu Giorgio, que sabes en el corazón que puedes equivocarte y caminas cada día haciendo cuentas con la fragilidad humana.
Beato tu Giorgio, que no consideras tu pertenencia como un tesoro celoso y purificas cada día tu corazón, porque el corazón no es puro de una vez para siempre.
Beato tu Giorgio, que quieres ver el corazón de las cosas, que sabes ir más allá de las apariencias, así como... el hombre mira las apariencias, el Señor mira el corazón (I Sam 16, 7).
Beato tu Giorgio, porque tu boca habla de la plenitud del corazón y como habla de Dios tú ya lo ves.
“Beatos los operadores de la paz, porque…serán llamados hijos de Dios”
Beato tu Giorgio, que traduces la Verdad Divina en acción y haces obras de paz mostrando a los demás el camino.
Beato tu, que trabajas con Jesús, único Operador de paz, no a llevar la paz sino a separar el trigo de la cizaña “No creáis que yo haya venido a portar la paz sobre la Tierra; no he venido a portar la paz, sino una espada. De hecho he venido a separar al hijo del padre, a la hija de la madre, a la nuera de la suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa (Mt 10, 34-36).
Beato tu, que separas como espada la paz del mundo fundada en los sistemas de poder apoyados en los sistemas económicos que esclavizan al hombre.
Beato tu Giorgio, que has comprendido que la paz que da Cristo corta todos los ligamentos con el mundo para liberar a los Hijos de Dios, dándoles abundancia, prosperidad, copiosidad de bienes en el Espíritu.
Beato tu Giorgio, que reconectas las uniones entre los llamados, que reconcilias y tienes unidas las milicias celestes, que creas la unidad de las finalidades en los soldados de Cristo, porque sabes que el verdadero contexto del operador de paz es la guerra por el Reino de Dios, para derribar la ley del poder del Mundo.
Tú eres beato porque obrando en la paz desencadenas la guerra por parte de aquellos que no están en paz y que no quieren que ella reine.
Beato tu, que combates contra el reino del terror, de la conjura, de la injusticia, de la falta de seguridad, edificado por quienes no quieren la paz.
Beato tu Giorgio, que combates por Cristo sin odio por el enemigo y a favor de la humanidad, porque como dice Jesús: “…sois hijos de vuestro Padre celeste, que hace salir a su sol sobre los malvados y sobre los buenos y hace llover sobre los justos y sobre los injustos….” (Mt 5, 43-48).
“Beatos los perseguidos a causa de la justicia, porque… de ellos es el Reino de los cielos”
Beato tu Giorgio, que eres perseguido no por la maldad ajena, sino por la justicia, o bien, para que la justicia se cumpla.
Beato tu Giorgio, que a imitación de Cristo te haces cargo de las persecuciones que son efecto de las causas de abominación puestas en marcha por los hombres.
Beato tú, que ya posees aquello que da la vida, es decir a Cristo.
Beato tu, que en la persecución vives tu ser de Cristo y creces, amando a Dios con todo el corazón, con toda la mente y con todas las fuerzas.
Beato tu Giorgio, que acoges los pedidos del Señor: “Hijo, si te presentas para servir al Señor, prepárate para las tentaciones. Ten un corazón recto y sé constante, no te pierdas en el tiempo de la seducción. Permanece unido a Él sin separarte, porque tú seas exaltado en tus últimos días. Acepta cuanto te sucede, se paciente en los hechos dolorosos, porque con el fuego se forja el oro y los hombres en el crisol del dolor”(Sir 2, 1-5).
Beato tu Giorgio, que has comprendido que Jesús Cristo nos posee, porque por nosotros ha sido perseguido y que ser perseguido gracias a Él es una Gracia de Dios, que acredita su Justicia.
“Beatos vosotros cuando os insultarán, os perseguirán y mintiendo dirán toda clase de males en vuestra contra por mi causa. Alegraos y exultaos, porque… grande es vuestra recompensa en los cielos. Así de hecho han perseguido a los profetas antes que a vosotros”. (Mateo 5,11)
Beato tu Giorgio, que eres un apóstol que Jesús ha entrenado con estas palabras.
Beato tu, que no temes ser conducido delante a los Tribunales del Mundo, que como dijo Jesús “os condenarán”, porque tienen lógicas perversas con respecto a las divinas.
Beato tu Giorgio, objeto del insulto humano que te acusa, creyendo estar en lo justo y que se ofende por tus palabras. Este mismo insulto que Caín piensa sufrir de parte de Abel, porque Dios lo prefiere.
Beato tu, que no expresas ni la rivalidad, ni la soberbia propia del poder, sino que difundes el amor por el servicio.
Beato tu que pruebas esa libertad de no reaccionar en contra de los perseguidores, pues así se devela tu origen Crístico, que no responde por Si, sino que deja en las manos del Padre que se haga justicia.
Beato tu, que para poder soportar las injurias te ligas cada vez más estrecho con Dios.
Beato tu, que has aceptado perderte a ti mismo y a tu vida en nombre de Cristo.
Beato tu, que eres libre y que recibes la recompensa de los profetas.
Beato tu, que llevas grabada en ti la Cruz de Cristo, que no es más que la señal del Inocente que ha sufrido una injusticia:
“Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo, al fin de que sigáis las huellas: él no cometió pecado alguno y no se encontró engaño en su boca, ultrajado no respondía con ultrajes y sufriendo no amenazaba con venganza, sino que dejaba su causa a Aquél que juzga con justicia. Él llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la madera de la cruz, porque, no viviendo más por el pecado, viviésemos por la justicia; a través de sus llagas habéis sido curados. Fuisteis errantes como ovejas, pero ahora habéis regresado al pastor y guardián de vuestras almas. (Los Pt 2, 21b-25)
Querido Giorgio:
Las beatitudes son la alegría que invoco para ti, para agradecerte por los inconmensurables dones que has hecho.
Nos haces sentir la presencia del Cristo, como agua viva y pan descendidos del cielo. Nos recuerdas que la felicidad no está en las cosas, sino en la relación con Él.
Nos das el ejemplo de cómo somos pobres, afligidos, hambrientos, sedientos de Dios porque vivimos en el mundo pero no somos del mundo, nos recuerdas que nuestra unión es con el Cielo porque somos su progenie extraviada, que tiene tantos deseos de regresar a la Casa de su Padre.
Nos anuncias que pronto, incluso nosotros debilitados y heridos tendremos pronto a un nuevo Rey, el “casto loco”, como lo llamaba Wagner en Parsifal, o bien el corazón puro de Jesús, tan ardiente de amor por nosotros como para cumplir la locura de morir para preservar nuestra vida.
Nos haces tomar conciencia de como esta frágil y pesada humanidad de la cual estamos vestidos y que nos induce al olvido de nuestra impronta divina es esa misma humanidad que ha hecho llorar y sudar sangre a Aquél que se ha vestido con ella por nosotros.
E incluso nos das tanta alegría, como la de conocer y servir a un Dios que ha disminuido a sí mismo, hasta ponerse en nuestra piel. Qué gracia saber que este mismo vestido de mendigo ha sido usado por Aquél que viste hábitos suntuosos de luz. Qué bello saber que incluso Él conoce la incomodidad y la suciedad y que precisamente por este motivo nos ha justificado de frente al Padre.
Buen cumpleaños Giorgio y que el cielo te conceda miles de veces la medida de cuanto nos has dado.
Romana
Roma, 5 de septiembre de 2009