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borsellino_libroVERDAD HISTORICA Y JUDICIAL SOBRE LOS IDEOLOGOS DEL ATENTADO DE VIA D’AMELIO
Busto Arsizio (VA). Una lluvia insistente hace de marco a la presentación del libro “Los últimos días de Paolo Borsellino" en la pequeña ciudad a las puertas de Varese.
El periodista de Il Sole 24 Ore, Massimiliano di Giovanni presenta el encuentro en la sala de la librería Boragno. Di Giovanni es pesimista inicialmente sobre la posibilidad de llegar a una verdad judicial sobre el atentado de Via D’Amelio y apela por lo tanto al logro por lo menos de una verdad histórica. En representación de la editorial Aliberti está el periodista y escritor Edoardo Montolli que responde a la provocación del moderador con una exhortación a que se pretenda una verdad judicial, antes que histórica. A su lado está sentado Salvatore Borsellino el cual comparte enseguida esa pretensión de la verdad, que se ha convertido en su causa, se ha convertido en el sentido de su propia vida. "Estoy seguro - afirma con convicción el hermano del juez asesinado poniéndose de pie – de que no habrá sólo una verdad histórica, ¡sino también judicial!". En la sala todos los ojos están fijos sobre él. "Tampoco a nosotros nos gusta este país –remarca Salvatore citando la frase que tanto le gustaba a Paolo Borsellino sobre la ciudad de Palermo que, aunque no era apreciada por él, había que amarla igualmente para poderla cambiar - ¡pero tenemos que luchar para cambiarlo y para que al final valga la pena de vivir en él!". La sensación de aversión y rabia por la sordidez de nuestra clase política corrupta e impune vibra con fuerza en el aplauso del público. El director de AntimafiaDuemila, Giorgio Bongiovanni, aborda enseguida las cuestiones más espinosas contenidas en el libro. Desde la acción de despistaje de carácter institucional durante las primeras investigaciones sobre el atentado de Via D’Amelio, que mes tras mes toma forma en la nueva investigación de la fiscalía de Caltanissetta, hasta el misterio de la desaparición de la agenda roja de Paolo Borsellino. Bongiovanni cita las declaraciones de Gaspare Spatuzza sobre la presencia de un hombre de los Servicios Secretos en el garaje donde se estaba llenando de explosivo el coche Fiat 126 que se hizo explotar en Via D’Amelio. En el auditorium no vuela una mosca. Para nuestro director la absoluta gravedad de aquella circunstancia evocada por un ex mafioso del calibre de Spatuzza debería hacer bajar la gente a las plazas; la opinión pública debería, de manera compacta, exigir de una vez por todas, la verdad sobre aquellos estragos de Estado. Bongiovanni ilustra minuciosamente la existencia de las dos negociaciones entre Estado y Mafia: la primera iniciada por el ex alcalde de Palermo, Vito Ciancimino, y la segunda que se realizó a través de Marcello dell’Utri para concretarse después en un verdadero "acuerdo" entre dos poderes. El director de AntimafiaDuemila vuelve sobre la polémica levantada por el periódico Libero respecto a sus declaraciones sobre la posible existencia de investigaciones conducidas por Paolo Borsellino sobre Marcello dell’Utri. Bongiovanni subraya con fuerza la probabilidad de que el juez estuviera indagando al brazo derecho de Silvio Berlusconi, profundizando algunos fragmentos de la entrevista de los dos periodistas franceses de Canal Plus.
"El atentado de Via D’Amelio - explica el director - hace de línea divisoria. De un poder cuyo periodo ya se había concluido (después del escándalo de tangentopoli), se tenían que abrir las puertas a un nuevo poder ¡y Borsellino tuvo que ser asesinado porque era el único que habría podido parar la ignominia a la que estamos asistiendo hoy!". Y es precisamente esa "razón de Estado" la que aceleraría el atentado de Via D’Amelio después de sólo 57 días del atentado de Capaci. Salvatore Borsellino insiste en pedir la verdad sobre el atentado contra su hermano y manifiesta toda su certeza de cómo el escándalo del "Ruby-gate" pueda ser instrumentalmente funcional también para desviar la atención de la opinión pública de hechos mucho más innobles relacionados con el bienio de atentados que están saliendo a la luz con mucha dificultad.
Bongiovanni cita las recientes revelaciones de Giovanni Brusca, publicadas hace algunas semanas por L’Espresso y desmentidas inmediatamente por la fiscalía de Palermo, el cual afirmaría haber recibido de Totò Riina el encargo de ir a Arcore* para hablar con Berlusconi después de las bombas de 1992. El director aborda luego el tema crucial de la economía mafiosa. Los miles de millones de euros a disposición de los mafiosos continúan circulando impunemente en nuestro país a través de maniobras de exponentes de la Finanza a disposición de Cosa Nostra. Los containers llenos de dólares que llegaban en los años '80 al puerto de Palermo en el período del máximo esplendor del narcotráfico han representado la linfa vital de la economía de nuestro país. "¡Italia – remarca con fuerza Bongiovanni - se basa en la economía mafiosa! Si el Estado decidiera de una vez por todas derrotar a la mafia debería renunciar al bienestar producido por esta economía criminal, ¿pero, lo haría"? El espectro de un real "chantaje" de parte de la mafia contra el Estado en el período en que Italia tenía que entrar en Europa vuelve por lo tanto a tomar fuerza. Pero en aquel mismo período, en el '96, cuando Giancarlo Caselli fue privado de los medios para desatar un golpe decisivo contra la mafia, no estaba Berlusconi en el gobierno. He aquí por que, remarca el director, "la centroizquierda es responsable de la fallida victoria de la lucha contra la mafia, por haber abandonado a los magistrados" en uno de los momentos más cruciales de nuestra historia. La gente aplaude. Pero la amargura de fondo que se respira en el aire es más fuerte que nunca. "Verás que al final – termina diciendo Salvatore Borsellino dirigiéndose a Bongiovanni - dirán que sacrificando la vida de Paolo han salvado la vida a muchos otros... ". Como un flashback toman voz las palabras de Caifás en el Sanedrín cuando, hablando de Cristo, dijo: 'Vosotros no consideráis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo, y no que perezca toda la Nación”. Salvador concluye la frase citada por el director. Pero en su corazón sabe que hará de todo para impedir que eso ocurra otra vez.  
de Lorenzo Baldo- 16 de febrero de 2011

* Residencia de Silvio Berlusconi

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