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nuclear_11DESARME NUCLEAR O COLAPSO HUMANO
“(...) Hombres malvados complotan el terrorismo químico, biológico y nuclear, la política del apaciguamiento puede provocar un tipo de destrucción nunca antes vista en la tierra (...). Las naciones libres tienen el deber de defender a nuestros pueblos uniéndose contra los violentos. Ese es el futuro que hemos elegido.
Buenas noches, y que Dios siga bendiciendo a Norteamérica.” Estos fueron apartes del discurso pronunciado por George W. Bush antes de iniciar la guerra en Irak.
Entre los motivos por los cuales ese país declara la guerra a Irak, destaca los siguientes: “La urgente necesidad de desarmar a Irak antes de que sus armas de destrucción masiva caigan en las manos de grupos terroristas internacionales, como Al-Qaeda, que puedan causar masacre en todo el mundo; Estados Unidos advierte del posible vínculo y apoyo de Irak a grandes grupos terroristas internacionales, y la reiterada violación por parte de Irak de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, entre la que destaca la Resolución No. 1441, aprobada en la sesión celebrada el 8 de noviembre de 2002, donde el Consejo decidió dar una última oportunidad de Irak para la realización de las inspecciones ordenadas referidas a la existencia de armas de destrucción masiva en su territorio”.
¿Qué ha dejado esa unión de “naciones libres” que se arrogan el derecho de “defender a pueblos” de los violentos? Miles de muertos civiles y militares tanto del pueblo iraquí como de las “naciones libres”, además de pésimas condiciones de vida de la población, alto índice de mortalidad infantil, una nación destruida y agudización del conflicto internacional. Y lo peor: la coalición comandada por Bush no encontró ninguna de las supuestas armas de destrucción masiva que manejaron como pretexto para la invasión de Irak.
El presidente norteamericano, con una afirmación falsa, engañó a la sociedad para justificar la invasión a Irak, en nombre de la democracia y la libertad. Actitud que no ha sido ajena a muchos gobiernos en este siglo y en el pasado. Es bueno recordar a George F. Kennan, uno de los norteamericanos claves en la política de la “guerra fría” entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética.

Los objetivos de la cumbre
Los objetivos de la cumbre fueron múltiples: 1- afianzar el control sobre los materiales que se necesitan para la fabricación de bombas nucleares y así minimizar la posibilidad de que organizaciones terroristas lleguen a obtenerla, 2- Preparar la revisión del Tratado de No Proliferación (TNP) que se inicia en mayo. 3- Preparar un nuevo paquete de sanciones contra Irán.
Para lograr estos objetivos, Obama cuenta con el apoyo de Rusia, Reino Unido y Francia que tiene sus reservas frente a un proceso de desarme ya que Sarkozy insiste en el carácter irrenunciable del componente nuclear de su defensa. Por su parte China está indecisa en participar en las sanciones contra Irán por su dependencia del petróleo. Israel, la gran aliada de Estados Unidos en el Oriente Medio, y con armas nucleares, se distanció de la cumbre.
Un mundo desnuclearizado es un instrumento imprescindible para restablecer la eficacia del TNP, gravemente deteriorado por el hecho de que existen potencias nucleares que no lo han firmado como India, Pakistán y el ya mencionado Israel. Además, las dificultades aumentan por las posiciones de Irán y Corea del Norte.
No se debe desconocer que el presidente norteamericano ha planteando un mundo desnuclearizado, modificando la doctrina de Bush, entendiendo esa desnuclearización como la abolición en todo los países de las armas nucleares y, lo más importante, que se convenzan de que no es invadiendo con el recurso de la fuerza, o sosteniendo gobiernos títeres como se resuelven los conflictos de los pueblos.

¿Qué responsabilidad le cabe a la ciencia?
Las armas nucleares y todo tipo de arma de destrucción masiva, han sido producto de los hombres de ciencia, así que es saludable contarle a la sociedad lo que dijeron esas personalidades que tuvieron que ver con el proyecto de la primera bomba atómica.
Robert Oppenheimer, director científico del Proyecto Manhattan, en noviembre de 1945 dijo: “La primera bomba fue lanzada sobre un enemigo esencialmente derrotado” y también expresó que el Presidente Truman la usó de manera bien explicita para prevenir que los soviéticos participaran en la ocupación de Japón. La segunda bomba fue lanzada aun cuando habían quedado de acuerdo en la Conferencia de Postdman que los japoneses estaban buscando la paz.
Oppenheimer también dijo que las armas nucleares “son armas de agresión, de sorpresa y de terror”. Entonces ¿podemos decir que las democracias que las tienen son potencialmente terroristas?
Poco después de Hiroshima, Oppenheimer comprendió que estas armas amenazan nuestra propia supervivencia y cuando el presidente Truman lo llamó para felicitarlo, lo primero que dijo fue: “Señor presidente, tengo las manos ensangrentadas”. Con la moral desdoblada renunció a su cargo de Director de los Álamos y aceptó un puesto de profesor en el Instituto Tecnológico de California.

“El engaño nuclear”
Kennan, posteriormente siendo un reflexivo profesor emérito del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, escribió varios artículos donde adopta otra posición frente al macabro armamentismo nuclear. Los artículos fueron publicados por el Fondo de Cultura Económica en 1987 con el título “Engaño Nuclear”.
Kennan, entre otras cosas, afirmaba en la página 36: “La guerra moderna no sólo es un instrumento de la política. Afecta a quien la practica, independientemente de si gana o pierde”. Y en la página 54 al referirse a las relaciones de Estados Unidos con la URSS, antes y después de la segunda guerra mundial dice: “¿Si valía la pena engañar a la opinión estadounidense, ser menos honesta con ella, incluso en aras de lo que el liderazgo consideraba una causa justa? Una característica de la psicología de la guerra es que los fines tienden a justificar los medios. Pero cuando los medios incluyen la manipulación de la opinión a través de la creación y propagación de imágenes irreales, entonces siempre habrá un precio que pagar después, porque las distorsiones así engendradas algún día tienen que enderezarse”.
Ahora está en escena Irán, país que es acusado por estar investigando sobre la energía nuclear y a diferencia de las grandes potencias que además de tener la bomba atómica y las investigaciones sobre el uso de la energía nuclear sigue avanzando. Ese país es señalado como un gran peligro para la humanidad.
El presidente Obama ha mostrado interés por el desarme nuclear y ha manifestado en más de una ocasión la necesidad del desarme en este campo. Uno de los pasos importantes fue la convocatoria de la “La Cumbre de Washington sobre Seguridad Nuclear”, reunión realizada el 13 de abril en Estados Unidos y donde asistieron casi medio centenar de países.

Las sospechas contra Oppenheimer
La posición de Oppenheimer contra la bomba y sus reservas sobre el proyecto en general, levantó sospechas sobre su lealtad. Cuando el Comité de Asesoramiento Presidencial, del cual Oppenheimer era presidente, terminó en julio de 1952, en pleno clímax de la “Guerra Fría”, Oppemheimer permaneció como consultor. A pesar de su importancia fue señalado por el senador Joseph McCarthy que estaba totalmente dedicado a una cacería de brujas en busca de comunistas.
McCarthy veía un comunista en toda persona que no pensara como el establecimiento y con su intolerancia en Estados Unidos, se acusó a políticos, periodistas y famosos de Hollywood. Se arremetió también contra prestigiosos científicos nucleares de esa nación. Hasta Einstein fue señalado de comunista.
Otro físico importante en el proyecto Manhattan, fue Feymann. En 1981 al recordar las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, dijo en una entrevista: “La única reacción que recuerdo -quizá yo estaba cegado por mi propia reacción- fue una euforia y una excitación muy grandes. Había fiestas y gente que bebía para celebrarlo. Era un contraste tremendamente interesante; lo que estaba pasando en Los Álamos y lo que al mismo tiempo pasaba en Hiroshima. Yo estaba envuelto en esta juerga, bebiendo también y tocando borracho un tambor sentado en el capó de un jeep; tocando el tambor con excitación mientras recorríamos Los Álamos al mismo tiempo que había gente muriendo y luchando en Hiroshima”.

La bomba atómica: una vergüenza
La bomba atómica lanzada sobre Japón fue una vergüenza tanto de gobernantes, como de los científicos que la desarrollaron. Toda la humanidad y la sociedad deben actuar para que nunca más se repita ese agosto aciago de 1945. Esperemos que con Obama termine ese unilateralismo norteamericano surgido de la arrogancia atómica y la omnipotencia que produce.
Oppenheimer advirtió: “si uno aborda el problema y dice: Sabemos lo que es correcto y nos gustaría usar la bomba atómica para convencerte de que estés de acuerdo con nosotros, entonces uno está en una posición tan débil que no tendré éxito (…).
Ya sabemos que con las armas nucleares pierde toda la humanidad. Y por supuesto que con cualquier otro tipo de armas. También se sabe que detrás de la guerra está el negocio de las armas y otro capítulo más de la corrupción de gobernantes.
También se debe saber que la energía nuclear, si es manejada con prudencia y si se utiliza con cautela es beneficiosa para la sociedad.
En varios países se usa para aumentar el periodo de vida de muchos alimentos, ya que la técnica de irradiación reduce los organismos y microorganismos patógenos. Se emplea en medicina, en la exploración petrolera datación arqueológica, la investigación básica, etc. y, aunque genera todavía polémica, seguirá siendo importante en la generación de energía eléctrica.
Son los gobiernos, los científicos y la sociedad quienes determinarán el uso adecuado de ésta energía e impedirán otro agosto aciago para la humanidad
Diego Arias Serna
Doctor en física universidad Complutense de Madrid
Profesor-investigador universidad del Quindío
Presidente Fundación Semillero Científico
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Lunes, 23 Ago,2010
http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-desarme_nuclear_o_colapso_humano-seccion-general-nota-17263.htm