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gino_strada_01LOS OJOS “INCOMODOS” DE GINO STRADA
Será difícil saber pronto la verdad sobre la detención, por manos de la policía afgana, con la colaboración de soldados británicos, de los nueve operadores de Emergency, entre los cuales hay tres italianos, en el hospital de Lashkar Gah, con la acusación de estar preparando un atentado contra el gobernador local Gulabbudin Mangal. Y, quizás, no se sabrá nunca.
Porque no hay que tener muy en cuenta eventuales confesiones que han salido de una cárcel afgana, controlada formalmente por los servicios secretos locales (National Directorate of Security ndr.), pero esencialmente por los americanos e ingleses, visto el tratamiento reservado a los “terroristas” en Abu Ghraib y Guantánamo. Lo que es cierto es que Emergency siempre ha sido vista con mucha hostilidad por las tropas de la OTAN desde que han ocupado el Afganistán. Porque Emergency operó durante el periodo del gobierno talibán y, a parte de alguna disputa sobre la rígida separación de las unidades para hombres y mujeres, ha podido hacerlo tranquilamente, porque los Talibanes deseaban, quizás más que las fuerzas ISAF-OTAN, que los hospitales funcionasen. Por lo tanto, Emergency siempre ha tenido buenas relaciones con los Talibanes. La liberación del enviado del diario italiano “Repubblica”, Daniele Mastrogiacomo, secuestrado por los hombres del feroz comandante Dadullah, y que de seguro le habría costado la vida, porque Dadullah no hace concesiones a nadie, ha sido gracias a la intermediación personal de Gino Strada que consiguió hacer llegar un mensaje al Mullah Omar quien ordenó que le dejasen libre. Después Omar, que no aprobaba para nada los métodos demasiado expeditivos de Dadullah que involucraban a civiles (ya le había degradado o expulsado tres veces del movimiento, en particular por la masacre de Hazara, cuando el Mullah estaba al gobierno) hizo de modo que quedase descubierto. Y Dadullah fue asesinado poco después por las fuerzas de la OTAN.
En la provincia de Helmand los hombres de Emergency pueden andar tranquilamente, mientras el gobernador Mangal, un fantoche de los angloamericanos, está obligado a moverse dentro de la que formalmente es su provincia, protegido por helicópteros, blindados, escoltas armadas hasta los dientes, compuestas más que por policías afganos por militares británicos. Pero, quizás, la gota que ha hecho rebosar el vaso es lo que ha sucedido hace un mes durante el asedio de la pequeña ciudad de Marjah en el contexto de la gran ofensiva lanzada por el general Stanley McCrystal en Helmand. En Marjah existe un pequeño puesto de la Cruz Roja internacional, una especie de observatorio, un centro de recepción de primeros auxilios, pero no es un hospital equipado con salas de operación y todo lo necesario. En ese puesto fueron internados alrededor de cincuenta heridos y moribundos que de ningún modo podían ser curados allí. La Cruz Roja solicitó la apertura de un “corredor humanitario” que pudiese superar los puestos de bloqueo ubicados todo alrededor de Marjah para poder transportar a los heridos hacia los hospitales más cercanos y en particular al de Emergency de Lashkar Gah, el cual era el más cercano de todos. Los mandos de la OTAN se opusieron afirmando que entre los heridos “podrían haber hasta talibanes” (confirmación indirecta, por otro lado, de que la ofensiva de la OTAN, a pesar de todas las premisas y promesas de McCrystal, se había resuelto con la habitual matanza de civiles).
Entonces ni siquiera en las más feroces guerras modernas, ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial, se ha violado esa regla, establecida por la Convención de Ginebra, donde los heridos del bando enemigo deben ser curados. Emergency estuvo en la primera línea de la denuncia de este comportamiento inaudito. Ahora estamos a las puertas de la otra gran ofensiva que la OTAN quiere lanzar contra la ciudad de Kandahar, fortaleza histórica del movimiento talibán (el Mullah Omar nació en un pueblo cercano). Y no creo que Gino Strada esté muy lejano de la verdad cuando dice que quieren quitar del medio a Emergency, o privarla de credibilidad, como testigo incómodo, de forma que los bombarderos americanos, los Dardo y los Predator, aviones sin piloto ni equipaje, pero armados con misiles homicidas puedan actuar sin impedimentos (mientras tanto, ayer con previo anuncio de la próxima ofensiva, los soldados de la OTAN asesinaron en Kandahar a cuatro civiles, en un puesto de bloqueo). Está claro que el gobernador Mangal, un quidam cualquiera, no se habría permitido arrestar a tres trabajadores italianos sin el aval no tanto de Karzai (que negocia desde hace meses con el Mullah Omar y que recientemente declaró textualmente en una conferencia de prensa “los americanos alimentan el conflicto entre afganos para poder tener el pretexto para seguir ocupando el País, si sigue así me aliaré con los Talibanes”), sino de los mandos estadounidenses. Y nuestro ministro del Exterior Franco Frattini, tendría que reflexionar seriamente sobre las reales relaciones entre nosotros y los aliados anglosajones, en lugar de hacer declaraciones vergonzosas (un ministro del Exterior tiene sobre todo el deber de defender a los propios compatriotas, luego se verá) acusando a Gino Strada de “haber hecho declaraciones políticas”. Hasta que se pruebe lo contrario, a pesar de los dictámenes de Berlusconi, los italianos en nuestro País y en el exterior, todavía tienen derecho a la palabra y a la manifestación del propio pensamiento. Incluso si son médicos como Gino Strada.
De Massimo Fini
www.ilribelle.com
IL FATTO QUOTIDIANO 13 DE ABRIL DE 2010