Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

LA SEQUIA, OTRA AMENAZA PARA AFGANISTAN
Kabul, 27 feb (PL) Millones de afganos están amenazados por el pronóstico de severas sequías en el presente año, unida a la inseguridad del país y una persistente lucha contra las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN.
Según estimados de expertos de Naciones Unidas, Afganistán necesita anualmente cerca de cinco millones 200 mil toneladas de trigo, pero el Gobierno de Hamid Karzai solamente podrá cubrir un quinto del total.
Tal panorama, reconocido incluso por funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos que pidieron el anonimato, contribuye al agravamiento de la situación social en el país.
Los datos reconocidos por Naciones Unidas ubican a esta nación en el puesto 91 a nivel mundial por el Producto Interno Bruto (PBI) y en el último por el consumo de calorías, situación llevada al límite luego de la invasión de la OTAN en el 2001.
El clima extremo, con escasas precipitaciones es otro factor que se agrega al continuo déficit de la producción agrícola, de la que depende el 90 por ciento de los casi 30 millones de habitantes.
Fuentes de la insurgencia afgana han reiterado denuncias de que la intervención de las fuerzas extranjeras encabezadas por Estados Unidos, crearon un estado de guerra y la ruina de la agricultura.
Señalaron que los continuados desplazamientos de los pobladores rurales, la destrucción de cultivos y la inseguridad en las escasas vías de transporte han creado un daño irreparable a la infraestructura afgana.
La actual temporada de lluvias se inició además con escasas precipitaciones, lo cual pone en riesgo absoluto las pocas cosechas en un territorio cuya geografía está ocupada en algo más del 70 por ciento por zonas montañosas e infértiles.
Hasta ahora, los cerca de 30 mil millones de dólares empleados por Estados Unidos para colaborar con una llamada reconstrucción del país, se han volatilizado, según muestran las esporádicas auditorías anunciadas por Washington.