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EL TIEMPO HA LLEGADO

Un espíritu en misión sobre la Tierra culmina su etapa en su última encarnación, en el momento más crítico de la historia de esta humanidad, al borde de recibir la segunda visita de Cristo. Deja paso al “después de mí”, aquel que toma en sus manos la misión que debe continuar en el plano físico, porque aquél primero lo seguirá haciendo desde la luz, junto a Jesús-Cristo y todos los seres que lo acompañan. Preparará las “Arcas que no conocerán las aguas”. Lo veremos pronto. El 16 de septiembre del 2006, se realizó una conferencia en homenaje a este ser que nos recordó quienes somos. Una expresión de reconocimiento y una confirmación de que la Obra del Cielo entra en su epílogo para la humanidad en lo que concierne a esta etapa. Recordamos siempre a Eugenio Siragusa, aquel que nos abrió los ojos, los oídos y la conciencia a todos aquellos que con discernimiento hemos abrazado esta verdad, para que actuemos acordes a las leyes Universales. Todo esto se ve claro en los momentos que logramos superar las miserias humanas, sino es imposible. Giorgio Bongiovanni ha cosechado los frutos de su obra, y vuelve a sembrar los mismos, con el afán de multiplicar la apertura de conciencia, de despertar almas a la luz, ofrecimiento que denota resultados dentro de este ofuscado mundo, sumido en la oscuridad desde el punto de vista del espíritu. La partida física de Eugenio Siragusa, marca el comienzo de una intensa fase del “fin de los tiempos”, donde nuevamente se han sintonizado muchos corazones. Es el tiempo de Giorgio, quien ha sensibilizado a muchas personas a través del prodigio de los estigmas, su discurso denunciante y su actuar a favor de la vida, Eugenio lo anunció hace muchos años. El tiempo es este. La sala del Ateneo de Montevideo estaba completa, unas 500 personas, donde la emoción embargó a muchos, la comprensión de la relación entre Siragusa y Bongiovanni llegó a otros y la confirmación de la seriedad y gravedad de lo recibido, escrito y transmitido se ha hecho tangible para quienes no lo era. Para aquellos a quienes nos han hecho palpitar fuerte el corazón en el pecho, este acontecimiento nos llena de alegría y esperanza. Es una de esas sensaciones indescriptibles que cada uno vive intensamente en forma personal. Para las nuevas generaciones que crezcan con las enseñanzas de estos valores, estos tiempos serán recordados. Reconocimiento y respeto al mensajero, pero siempre nos recalcó una y otra vez; “lo importante es el mensaje... el mensaje. Ahora... la justicia del Padre.

Gonzalo Leal
17 de setiembre de 2006.
Montevideo, Uruguay.