Tras la sangrienta represión de este viernes, las palabras de reforma del presidente sirio Bashar Asad están claramente en entredicho tanto fuera como dentro del país.
Su receta del palo (disparos y detenciones) y zanahoria (fin del Estado de Emergencia) ante las revueltas iniciadas a mediados de marzo contra la dictadura se basa ya sólo en el primer ingrediente.Decenas de miles de sirios asisten a unos tensos funerales tras la jornada más grave de esta ola de protestas que según diversas fuentes, acabó con la vida de más de 100 personas.Según el grupo opositor Revolución Siria, muy activo en las redes sociales, la cifra de víctimas por el disparo de los agentes y sicarios del régimen llega ya a los 112. "La mayoría de los nombres han sido confirmados", dicen en su página de Facebook. Otras fuentes hablan de 88 muertos.